Esa fría noche Joaquín, María Paz y Carlos, se quedaron a dormir en el hospital, a espera de noticias favorables sobre Miguel Ángel.
La chica cansada del viaje se quedó dormida con su cabeza recostada en el pecho de Joaquín, él trataba de mantenerse despierto, con la esperanza de que una enfermera, o un médico les diera buenas noticias.
A él también le ganó el cansancio, los ojos se le cerraron, a Carlos le sucedió lo mismo.
Al día siguiente los rayos del sol empezaron a entrar por las grandes ventanas del hospital.
Carlos fue el primero en despertar y acercarse a una enfermera a preguntar por el estado de salud de Miguel, le contestaron que todo seguía igual.
Joaquín y María Paz, también despertaron.
—¿Hay alguna noticia de mi papá? —preguntó.
—Ninguna —respondió Carlos.
—Mi reina, vamos a la hacienda
¿Qué les parecen todos los planes de transformar la hacienda y construir un palacio para su reina?
María Paz suspiró al escucharlo y su corazón se hinchó orgullosa de su novio, enseguida prosiguió observando, entonces de nuevo se dirigió a él. —Podemos darles tour a nuestros huéspedes —comentó—. Hacer visitas guiadas y explicarles todo el proceso de siembra, recolección, y producción del café. Joaquín la observó y la mirada se le iluminó. —Es una excelente idea. ¿Te harías cargo de eso verdad? —Por supuesto —respondió ella—. Pondremos hamacas en los balcones para que los invitados puedan mirar el atardecer —comentó, entonces suspiró profundo—. Todo esto es como lo soñé —susurró. —Eso es solo el principio —mencionó el joven—. Nuestra casa se convertirá en tu palacio —susurró y besó la mejilla de ella. María Paz cerró sus ojos se estremeció y un cosquilleo recorrió su cuerpo. —Quiero ver nuestra futura casa —solicitó.
Miguel Ángel se iba recuperando. María Paz asistía todos los días al hospital, y se encargaban de cuidarlo. Mientras Joaquín y Carlos retomaban sus actividades.El señor Duque disfrutaba de la compañía futura nuera, ella le leía libros, le hacía reír, y verificaba que tomara las medicinas a la hora indicada.Cuando Joaquín iba por ella, Miguel observaba el profundo amor que los dos expresaban en sus miradas, en la manera con la que se trataban, y se sentía complacido de saber que su hijo había encontrado por compañera a una buena mujer.Carlos también visitaba a su padre, más tranquilo que en días pasados, era como si la presencia de María Paz brindara calma a la familia.****Al mes del accidente el señor Duque fue dado de alta. Los pap&
Luego de eso María Paz estaba por colocar el anillo en el dedo anular de Joaquín, pero él la detuvo. Ella frunció la nariz sin comprender. —Espera mi reina, no es justo que me des una sortija, y yo a vos no —expresó y le acarició la mejilla—. Yo acepto la propuesta de casarme con vos; sin embargo, también quiero pedir tu mano a tu papá. María Paz suspiró profundo y ladeó los labios. —Entonces espero una propuesta formal de tu parte —expresó ella sonriendo. —La tendrás mi reina, te lo aseguro. Acepto el anillo, lo voy a guardar, pero no me lo voy a poner hasta que vos tengas el tuyo. —Es un trato justo —respondió María Paz. —Yo estoy cansado, me retiro muchachos —interrumpió Miguel—. Disfruten la noche, lo único que quiero es que vos termines tus estudios Joaquín y de seguro la familia de María Paz, desea lo mismo, así que después que h
Quito- Ecuador. Meses después. Joaquín caminaba de un lado a otro en el aeropuerto, esperaba impaciente el arribo del vuelo de María Paz, proveniente de New York, el joven colombiano, revisaba a cada instante en el monitor la hora de llegada, entonces luego de unos minutos su corazón se aceleró al momento que el avión aterrizó, enseguida se acercó a las ventanas de la sala de espera, y buscaba que su novia apareciera, de pronto una gran sonrisa se dibujó en sus labios al momento que recibió una llamada en su móvil. —Hola mi amor, ya llegué. —¡Mi reina! —exclamó él, y suspiro profundo— Estoy en las ventanas de la sala, esperando verte. Fue entonces que María Paz apareció ambos se buscaron con la mirada, cuando al fin se encontraron, sus corazones empezaron a latir con fuerza, ella le sonrió y levantó sus dedos para saludarla, y le envío un beso con su mano.
Luego de media hora, terminaron de cenar, y brindaron por un futuro lleno de ilusiones, hicieron planes juntos, imaginaron su vida de casados en la hacienda. Mientras María Paz, sacaba las cosas de su equipaje. Joaquín preparó la tina, con las más exquisitas esencias que el hotel había proporcionado. —El baño está listo mi amor. —Guiñó un ojo él, y ladeó aquella sonrisa seductora que ponía a temblar a Paz. Ella lo miró a los ojos, esbozó su risa coqueta, y con mucha sensualidad, fue despojándose de las prendas que cubrían su cuerpo, caminó desnuda con elegantes pasos por la suave alfombra. Joaquín permanecía hipnotizado por la belleza y naturalidad de su novia, quien con sus delicadas manos fue desnudándolo. Enseguida él la tomó de la mano y la condujo al elegante baño. Joaquín se introdujo primero en la bañera, le extendió sus dedos para ayudarla a in
Joaquín sacudió su cabeza, tratando de recordar quien podría ser esa mujer; pero no se le venía a la mente nadie con ese nombre. María Paz, permanecía en silencio, esperando alguna reacción de su novio, sin embargo, fue Carlos quien intervino. —Hermanito será mejor que vayas a atender, debe ser alguna de tus amantes, y de muy mala educación de tu parte que, estando aquí tu novia, una de tus amiguitas venga a buscarte. Joaquín se levantó y con sus puños golpeó la mesa. —Yo no tengo amantes, no sé quién es esa mujer, no hagas ese tipo de comentarios. Carlos no dijo nada, solo sonrió con malicia. —Basta de peleas, no se dan cuenta de que hay una dama aquí presente. María Paz, disculpa a mis hijos. —No se preocupe Miguel —respondió la joven bastante incómoda, por el comentario de Carlos. —Joaquín es mejor que vayas a atender ese
Mientras aquella triste noche apenas empezaba Joaquín, con lágrimas en los ojos aún tenía entre sus brazos a María Paz. Minutos después de permanecer así abrazados uno al otro, ella se soltó, dio vuelta, caminó hasta la ventana, permaneció en silencio, observando el firmamento.—Me quedó esta noche; pero mañana a primera hora me regreso a mi casa, no puedo estar ante esa mujer —expresó aclarándose la garganta—. Además, será parte del plan. —Suspiró.—Te comprendo mi reina, sé que esto te hace daño, no quiero verte llorar por mi culpa, no lo soporto; prefiero tenerte lejos de mí y saber que eres feliz —expresó él y la tomó de la cintura. Paz cerró sus ojos al sentir el calor del cuerpo de Joaquín, recargó su espalda
New York- Usa. María Paz bajó del avión, caminaba como si fuera un robot, aún no procesaba bien sus ideas, encendió su celular y observó las llamadas perdidas de su novio. Se sentó en de las sillas de la sala de espera, exhaló un suspiro, mientras veía pasar a las personas lágrimas corrían por sus mejillas. «¡Cálmate María Paz!» exclamó en su mente, entonces el sonido de su teléfono le hizo pegar un brinco del susto. —Hola hermanita. ¿En dónde estás? —Santy, estoy en la sala de espera. —Ya te busco princesa — indicó su hermano. María Paz respiró, secó su rostro con un pañuelo, luego sacó de su bolso su estuche de maquillaje, se aplicó polvo facial, rímel en las pestañas para disimular que había llorado. — ¡Bienvenida princesa! —exclamó Santiago abrazándola. Ella lo estrechó y después él la observó a los ojos—. ¿Te pasa algo? ¿Qué te hizo el