Joaquín sacudió su cabeza, tratando de recordar quien podría ser esa mujer; pero no se le venía a la mente nadie con ese nombre. María Paz, permanecía en silencio, esperando alguna reacción de su novio, sin embargo, fue Carlos quien intervino.
—Hermanito será mejor que vayas a atender, debe ser alguna de tus amantes, y de muy mala educación de tu parte que, estando aquí tu novia, una de tus amiguitas venga a buscarte.
Joaquín se levantó y con sus puños golpeó la mesa.
—Yo no tengo amantes, no sé quién es esa mujer, no hagas ese tipo de comentarios.
Carlos no dijo nada, solo sonrió con malicia.
—Basta de peleas, no se dan cuenta de que hay una dama aquí presente. María Paz, disculpa a mis hijos.
—No se preocupe Miguel —respondió la joven bastante incómoda, por el comentario de Carlos.
—Joaquín es mejor que vayas a atender ese
¿Será una trampa? o ¿Será que alguna noche el Duque se olvidó de usar protección? ¿Qué opinan?
Mientras aquella triste noche apenas empezaba Joaquín, con lágrimas en los ojos aún tenía entre sus brazos a María Paz. Minutos después de permanecer así abrazados uno al otro, ella se soltó, dio vuelta, caminó hasta la ventana, permaneció en silencio, observando el firmamento.—Me quedó esta noche; pero mañana a primera hora me regreso a mi casa, no puedo estar ante esa mujer —expresó aclarándose la garganta—. Además, será parte del plan. —Suspiró.—Te comprendo mi reina, sé que esto te hace daño, no quiero verte llorar por mi culpa, no lo soporto; prefiero tenerte lejos de mí y saber que eres feliz —expresó él y la tomó de la cintura. Paz cerró sus ojos al sentir el calor del cuerpo de Joaquín, recargó su espalda
New York- Usa. María Paz bajó del avión, caminaba como si fuera un robot, aún no procesaba bien sus ideas, encendió su celular y observó las llamadas perdidas de su novio. Se sentó en de las sillas de la sala de espera, exhaló un suspiro, mientras veía pasar a las personas lágrimas corrían por sus mejillas. «¡Cálmate María Paz!» exclamó en su mente, entonces el sonido de su teléfono le hizo pegar un brinco del susto. —Hola hermanita. ¿En dónde estás? —Santy, estoy en la sala de espera. —Ya te busco princesa — indicó su hermano. María Paz respiró, secó su rostro con un pañuelo, luego sacó de su bolso su estuche de maquillaje, se aplicó polvo facial, rímel en las pestañas para disimular que había llorado. — ¡Bienvenida princesa! —exclamó Santiago abrazándola. Ella lo estrechó y después él la observó a los ojos—. ¿Te pasa algo? ¿Qué te hizo el
Manizales - Colombia. Casi un año había pasado desde el momento que Soledad, apareció con aquel niño, a pesar de todo la buena suerte estaba del lado de Joaquín. Los investigadores habían logrado dar con aquella mujer, quien por temor confesó quienes eran los autores de tal mentira. Aquella mañana Joaquín recibió a su correo el informe. Se llenó de ira y de resentimiento, mientras su padre junto a Carlos Mario se disponía a desayunar, el menor de los Duque arremetió contra su hermano, lanzándole un golpe con el puño cerrado en el rostro. Carlos que no se esperaba eso y que estaba descuidado fue a parar al piso; pero de inmediato se puso de pie y le devolvió el golpe a su hermano, los dos empezaron una batalla campal en el comedor de la hacienda. Miguel encolerizado y a la vez lleno de tristeza al ver a sus hijos peleando como animales, solicitó ayuda de varios empleados, y los sep
Joaquín la llevó hasta la empresa, y la acompañó a su oficina. A Brenda la asistente de María Paz por poco se le salieron los ojos al ver al joven Duque. «Debo hacer un viaje a Colombia urgente» pensó la chica quien observaba embelesada a su jefa de la mano del apuesto caballero. —Buenas tardes, Brenda te presento a mi novio. Joaquín Duque. La mujer se quedó observando al chico suspirando por él. María Paz ladeó la cabeza, ella creía que su asistente necesitaba novio con suma urgencia. —Hola —dijo Joaquin sonriendo de lado. Brenda suspiró, y María Paz metió a su novio a su oficina. Una vez ahí, él con las ansias de haber estado separado de ella tanto tiempo, la acorraló contra la puerta y la besó con desespero, mientras sus manos acariciaban la silueta de la joven y sus cuerpos se encendían como una hoguera. Luego Joaquín deslizó sus dedos por los muslos de
Mientras tanto en la oficina María Paz cerró la puerta molesta. — ¡Estás loco! ¡Esto no te lo pienso perdonar nunca! —Se llevó las manos al rostro, avergonzada—. Mi papá debe estar opinando lo peor de mí. Joaquín soltó una carcajada al ver las mejillas enrojecidas de ella. —Fue solo una broma mi reina...no te enojes conmigo pues. —Esto es imperdonable, te pasaste Joaquín Duque y te juro que me las voy a cobrar. Él la observo arqueando una de cejas, se acercó a ella, la tomó de la cintura y la pegó a su cuerpo. —¿Cómo te vas a castigar? —cuestionó recorriendo con su mirada el cuerpo de ella. —Si quieres que te perdone. —Sonrió con malicia Paz—. Deseo que bailes para mí, como un stripper. Joaquín sacudió la cabeza. —Vos te volviste loca pues. <
Aquella noche María Paz y Joaquín, emprendieron marcha a la casa de la chica, el momento de enfrentarse a Rodrigo Vidal había llegado. —No tengo valor para mirar el rostro de mi papá —pronunció María Paz—. ¡Todo por tu culpa! —reclamó su novio, golpeando el brazo del joven con su puño. —Mi reina por favor... ¿Vos creés que tus papás no hacen lo mismo que nosotros? —¡Cállate! Creo que ningún hijo imagina a sus padres teniendo relaciones... ¿Me equivoco? —¡Obvio! —respondió girando para mirarla—. Yo tampoco pienso en eso; pero no estamos aquí por obra del Espíritu Santo, mi reina. —Mejor no digas nada y ve pensando bien antes de hablar con mi papá. Rodrigo Vidal, es un hombre muy inteligente como te habrás dado cuenta. Joaquín soltó una sonora carcajada, mientras se iban acercando a la casa de su novia. **** <
New York- Usa. María Paz, nerviosa e impaciente caminaba de un lado a otro por el gran salón de la mansión. —¿Por qué se demoran? Joaquín ladeó los labios, y observó a su bella novia. —Mi reina...es evidente porque se retrasan tus padres, y eso es bueno, así tu papá conversará conmigo muy relajado —expresó y guiñó un ojo. —Eres un imprudente, más te vale reflexionar antes de hablar. —Tranquila mi reina, yo sé muy bien lo que debo decir, llevo años preparándome para este día. —¿Cómo puedes estar tan tranquilo? Mi papá es capaz de decir que te quiere a kilómetros de mi vida, por culpa de tus locuras —reclamó. —Mi reina hermosa, vos no te preocupes, que, si el señor Vidal se opone, tendremos que hacer las cosas a la manera del Duque de Manizales —afirmó Joaquín, y en ese momento observó a los
Días después. María Paz salía contenta, eran sus últimos días en la universidad. Nadie en su familia, sabía que había adelantado un semestre. Caminaba emocionada hacia su auto, y en ese momento unos hombres desconocidos se le acercaron, la tomaron del brazo y le mostraron con discreción sus armas. —Es mejor que no se mueva, ni intente nada, camine despacio, como si fuéramos amigos. María Paz sintió su corazón estremecerse, y sus piernas temblar, con temor obedeció. Miraba a su alrededor, tratando de pedir ayuda, hacer una seña; pero todo era inútil. Junto con esos hombres salió de la universidad, y la obligaron a subir a un auto con vidrios oscuros, una vez ahí le amarraron los pies, las manos, le colocaron una venda en los ojos y una mordaza en la boca. María Paz, en su mente pedía a Dios que no le pasara nada malo, sentía un vacío en su estómago, se hallaba nerv