“… Nacer de nuevo en ti, en tu mirar, llenando con tu luz, las sombras de mi soledad…” Cristian Castro.
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Aquella noche Joaquín se hallaba en la mansión Vidal concluyendo un proyecto con su amigo Santiago. El joven Duque permanecía sentado en una silla del comedor en posición directa a las escaleras, entonces su mirada se clavó en la persona que bajaba. Su corazón se aceleró con fuerza descomunal.
María Paz apareció enfundada en un hermoso vestido de seda en color palo de rosa ajustado a su figura, que le llegaba más arriba de las rodillas, dejando al descubierto sus espectaculares piernas, calzaba unas sandalias de taco alto en tono dorado, su cabello suelto castaño caía en ondas como cascada sobre su espalda, cada vez que Joaquín la veía ella s
“… Déjame ser, tu príncipe azul, con mi pasión beber tu juventud…” Luis Miguel. **** María Paz mordió su labio inferior, se llevó la mano al pecho para calmar su acelerado ritmo cardiaco. —¿Por qué me dices esas cosas? —increpó con la mirada cristalina—, me ilusiones, me haces creer que entre nosotros puede existir una posibilidad, y luego de repente todo se termina —recriminó con la voz entrecortada. Joaquín inclinó su cabeza y cerró sus parpados, sintió su corazón estremecerse al escucharla, entonces se acercó a ella y la tomó de las manos, percibió el temblor en el cuerpo de la jovencita. —Déjame demostrarte que puedo ser el hombre que vos merecés —expresó mientras con su pulgar limpiaba las lágrimas que corrieron por las mejillas de ella—. Alejarte de mí, fue una tortura, pero comprendí la lecció
“… Te he echado de menos. He soñado el momento. De verte aquí, a mi lado, dejándote llevar…” Pablo Alborán. ****Joaquín habló con el gerente del restaurante, quien era su amigo, y al ver que estaba en aprietos le dijo que para que la deuda se saldara tenía que quedarse a ayudar a lavar los platos. Joaquín que en su vida había realizado esa tarea, optó por querer dejar su reloj en prenda, pero María Paz horas antes habló con el dueño, le explicó que deseaba darle una lección al joven Duque, así que se negó a aceptar cualquier objeto, y el chico no tuvo otra alternativa que colaborar en la cocina hasta la media noche a esperar que cerraran el restaurante y ponerse a lavar la cantidad de platos del día.«Te juro que me las vas a paga
“… He estado esperando a alguien nuevo que me haga sentir vivo, sí, esperando a que una chica como tú entre en mi vida…” Foreigner. ****María Paz cumplió diecisiete años, y sus padres organizaron una pequeña reunión en su casa, ese día Joaquín después de mucho tiempo se encontraba estudiando con Santy para un examen, aunque eso solo era un pretexto para verla.—Santiago, ¿aún se demoran con sus tareas? —preguntó Diana.—Sí mamá tenemos examen de Economía mañana. ¿Por qué?—Mi amor, olvidaste que hoy es el cumpleaños de tu hermana, y que estamos organizando una pequeña reunión, no quiero interrumpir sus estudios.—No se preocupe
“Y duermo con tu nombre besando mi boca…” Luis Eduardo Aute. ****Joaquín fue retirando con lentitud su mano de la de ella, como si no quisiera separarse de su lado, tanto que cuando las puntas de sus dedos estaban por soltarse, él con un suave tirón la atrajo hacia él.María Paz se sorprendió tuvo que ahogar su grito de sorpresa, cuando los labios de él se posaron en los de ella, cerró sus ojos y se dejó extasiar de las suaves caricias que los labios de Joaquín le brindaban, enredó sus brazos en el cuello de él, mientras las manos del joven la tenían sujeta por la cintura.Joaquín la besaba con paciencia, con ternura, con cariño, era un beso delicado, una caricia en la cual quería demostrarle lo que con palabras no podía hacerlo. Cuando la falta de ox
“…Que tu cariño no sea fugaz, jamás. Sin ti no habría encontrado esta paz, jamás. Que me da calma y acaricia mi alma. Que no me falte jamás…” Camilo Sesto ***** Joaquín inhaló profundo y la invitó a tomar asiento. Las manos del joven temblaron, y ella notó como el semblante del chico cambió, y la sonrisa que siempre dibujaban sus labios desapareció. María Paz sin pérdida de tiempo lo envolvió en un abrazo. —No creo poder hacerlo —mencionó, mientras se dejaba cobijar del calor de ella, y respiraba profundo intentando calmarse. —Todo estará bien —respondió María Paz. Joaquín le extendió una bolsa de regalo y se la entregó. María Paz muy emocionada tomó el obsequio y sacó del interior una cajita musical en forma de corazón, en colores pastel, con una bailarina que giraba mientras la música sonaba, notó a
“La felicidad no llega a la puerta, hay que buscarla, y pelear por ella” Walter Risso. **** Cuenca- Azuay, Ecuador. Días después María Paz viajó a Ecuador, luego de varias horas de vuelo llegó a la ciudad de Cuenca, posterior a tomar su equipaje abandonó la sala de arribo y corrió hacia donde Roberto Vidal la esperaba. —¡Abuelito! — exclamó María Paz y abrazó al señor. —Mi princesa...— respondió el hombre estrechando a la jovencita, para luego darle un beso en la frente a su nieta. Salieron del aeropuerto en una típica tarde fría cuencana—. Cúbrete con la casaca —solicitó el señor. María Paz se colocó la chaqueta y embarcó sus maletas en la cajuela del auto de su abuelo, luego subió en él, y minutos más tarde llegaron a la ciudadela
“No olvides cuidarla por si mañana en vez de verla, te toca imaginarla” Gabriel García Márquez. ****Cuenca- Azuay, Ecuador. Salieron tomados de la mano del mall. Joaquín había rentado un auto, subieron en él. «Nubes negras by Los de adentro» sonaba en el reproductor, mientras el joven conducía por una de las avenidas principales de la ciudad.—Este es el edificio del Colegio Benigno Malo —indicó María Paz refiriéndose a la antigua casona de estilo neoclásico francés, que en la parte frontal mostraba tres cúpulas, y a los costados dos pequeñas. Joaquín admiraba la belleza de aquella ciudad patrimonial. Siguieron el trayecto hasta donde la avenida finalizó y empezaron a subir por un camino asfaltado y un
“Usted no sabe como yo valoro su sencillo coraje de quererme” Mario Benedetti. **** María Paz canceló y se despidió de la dueña del almacén con un beso en la mejilla, después caminó despacio hasta donde Joaquín se encontraba sentado, ella le puso en el cuello una de las bufandas que le había probado horas antes. El joven dirigió su mirada llena de confusión y tristeza hacia ella. —¿Vos por qué te tomas estas molestias conmigo? —Porque yo te quiero y eres un tonto que no se da cuenta y tiene miedo. El corazón de Joaquín tembló, clavó su azulada mirada en los ojos de la jovencita. —Yo no merezco tu cariño. María Paz negó con la cabeza. —Si lo mereces o no, es problema mío, yo te quiero, y es mi responsabilidad. —Yo te adoro —susurró