He pasado todo el fin de semana con ella. El sábado por la tarde me marché de su casa para ir a la mía y recoger algo de ropa, pero después de una hora y media, ya volvía a estar en sus brazos, y digo sus brazos porque allí es el único lugar donde he querido estar desde que la conocí.Y nos hemos pasado esos dos días metidos en la cama.—¡Dios! Eres insaciable —me dice bajándose de encima de mí.—Me tienes embrujado, que le voy a hacer —me defiendo cogiéndola de la mano para que no se vaya—. Vuelve a la cama.—No podemos. Son las siete y media, y en una hora tengo que estar en la oficina, y tú en la tuya, ¿recuerdas?Lo había olvidado, es lunes y lo bueno se ha acabado ya.Me dejo caer hacia atrás sobre la almohada, y pongo mis manos sobre esta.La observo desnudarse, y se me pone dura al instante.«Estoy obsesionado con poseerla, a todas las putas horas del día».—¿Vienes a la ducha? —me pregunta llamando mi atención.—!Gracias, Dios!De un salto salgo de la cama, y voy tras ella.—Ti
Estoy en una nube, una nube dulce y esponjosa.Me siento plena, feliz.Jamás pensé que esto pudiera pasarme a mí, yo enamorada, quien lo diría.Pero no puedo negar lo evidente.Jared Levy a conseguido lo que no creí que fuera para mí, encontrar el amor ya no es un cuento chino.Y ya no puedo eludir lo que siento por él.Tengo ganas de verlo, de estar con él a todas horas, de pasar mis días junto a él.Y eso me asusta.Mucho.Ya que Jared Levi podría hacerme mucho daño si le dejo.—Tierra llamando a Chloë.La voz de Susan me despierta de mis fantasías.—Hola —dice pasando su mano por mi cara.—Hola Su, perdona, pensaba en mis cosas.—¿Y esas cosas tienen nombre y apellido? —me pregunta con una gran sonrisa.—No te entiendo.Sí lo hago, pero es más fácil hacerse la tonta.Susan se deja caer en la silla que hay frente a mí, y apoya los codos en esta para taladrarme con la mirada.—Haber niña, que no me caí de un guindo anoche. Que desde que has entrado por la puerta esta mañana, no has p
—Puedo contigo y dos más como tú —le digo cambiando las tornas de nuevo y colocándola debajo de mí.—¡Oye! —se queja—. Que yo no comparto a mi hombre.—Yo tampoco, chiquitina.Se ríe y entierro mi cara en su cuello. Me encanta como huele, a sexo y a mí.Y entonces vuelvo a hacerla mía. Es tan exquisita, que no puedo apartar mis manos y lo que no son mis manos de ella.Es adictiva.Y como ya he dicho antes, no puedo dejar de poseerla.Son más de las cinco de la mañana, y estamos de nuevo abrazados y saciados, creo que no he mantenido tanto sexo en una misma noche en toda mi vida.—¿Crees que si nos quedáramos en esta cama toda la vida, alguien nos echaría en falta? —me pregunta retorciéndose entre mis brazos para mirarme a la cara.—No lo sé, pero lo cierto es que no me importa demasiado. La única persona que me importa está aquí conmigo, en mi cama.Ella me besa y yo le devuelvo el beso con pasión.«No, que no hay más sexo, pervertid@s, ¿es que no habéis tenido suficiente?».Llegada l
¡Dios mío!—¿Qué te han hecho? —grito sobrecogida.Nada en este mundo me ha preparado para ver al hombre al que amo con la cara desfigurada por los golpes y los hematomas que marcan su rostro.Le han dado una tremenda paliza.—No es tanto como parece, estoy bien —contesta acariciándome la mejilla.—¡No! —me aparto bruscamente—. No me digas que no es lo que parece, yo sé lo que estoy viendo.—Chiquitina.—Ni chiquitina ni leches, no me hables como si fuera una niña tonta —escupo.Jared se acerca muy lentamente y me abraza.Yo lo dejo hacer, pero solo porque necesito su contacto y anhelo su tacto en mi piel. Se separa y me coge por el cuello para darme un casto beso en los labios.Un rictus en su cara me indica que ese roce le ha dolido.—Ves —le riño.—Estoy bien, te lo prometo.—Al menos habrá merecido la pena —le digo—. ¿Has ganado la pelea?Su semblante lo dice todo.—De verdad, ¿has dejado que te partan la cara para nada?—Bueno...Ya es el colmo.Meterse en una pelea por propia vo
La vida es maravillosa. Me siento el hombre más feliz de la tierra, y tengo a mi lado a la mujer perfecta, mi alma gemela, mi media naranja. Es el amor de mi vida, y espero pasar con ella el resto de mis días, si ella me acepta, claro. Cuando le he dicho a mi familia que pronto iban a conocerla, apenas les ha faltado tiempo para organizarlo todo. —Ya era hora, pensaba que este día no iba a ocurrir jamás —dice mi padre. —Tampoco es para tanto, no sería la primera vez que traigo a alguien a casa. —¿Te refieres a esa loca de Evelyn? —dice Alice entrando por la puerta—. Esa mujer no cuenta como novia. Lleva una bolsa de deporte, y por las mallas y el top que lleva, acaba de venir del gimnasio. Me mira con una ceja levantada y asiente con la cabeza. —Vamos, dime que me equivoco —dice retándome a contradecirle. —No, en eso tengo que darte la razón, yo mismo me he dado cuenta de que nunca debí salir con ella —confieso. —Si es que, te avisé de que era una mala idea —arremete de nue
Unas horas antes... Hace seis meses que estamos juntos, como pareja, y solo una semana antes ni siquiera nos conocíamos, aunque parezca que llevo toda la vida a su lado.0 Es increíble como h e de 0 tan dentro de mi corazón, no veo el futuro sin él. ¿Es descabellado? Unos golpes en la puerta, me despiertan de mis pensamientos. Levanto la viéndonos —le riño poniéndome en pie para cerrar la puerta. —No me importa. —Pero a mí sí. Si descubre que estamos juntos, no nos dejará en paz. No puede ser tan inconsciente. Evelyn hace meses que no molesta, no me pregunta por Jared ni quiere saber si aún le veo, pero eso no quiere decir que no esté al acecho. Seguro que tiene espías por todos los lugares de este edificio. —Esta noche te quiero presentar a mi familia —me suelta como si nada, cambiando de tema—. Y quería decírtelo en persona. —¿Y se te ha ocurrido ahora mismo? Esta mañana podrías habérmelo comentado, ¿no? —Le he estado dando vueltas desde hace un ti
—He tenido una visita inoportuna, Evelyn me ha dado faena para rato. ¿Hay algún problema si voy directamente a tu casa? —le digo a Jared por teléfono. Es como si Evelyn tuviera un sexto sentido y le encantara joderme la vida. ¡Que pesada coño! —No pasa nada —dice, él siempre tan comprensivo. —Si no recuerdo mal, me dejé en tu armario hace tiempo un vestido color champán de la última vez que fuimos a una fiesta, es elegante, pero tu familia lo merece, ¿puedes mirar si estoy en lo cierto? —le preguntó con impaciencia. Si no está, no sé qué voy a ponerme. —Sí qué está —dice Jared después de una silenciosa pausa. —Perfecto, déjalo sobre la cama, y en cuanto llegue me cambio. —Estarás brutal con ese vestido —dice Jared—. Me acuerdo que te hacía un culo espectacular. —¡Jared! —¡¿Qué?! Mi chica tiene un buen culo, ¿por qué te avergüenza que lo presuma? —No me avergüenza. —Bien, porque a mí me encanta tu culo. Este hombre no tiene remedio. Es un ex
La cabeza me va a estallar, es como si hubieran pasado sobre mí diez caballos de carreras. Pero eso no es lo importante, no, nada que ver. Chloë me odia. Evelyn no ha podido caer más bajo. Y yo, yo estoy destrozado. Después del numerito de mi ex, he intentado hablar con Chloë, le he escrito mil mensajes, y dos mil llamadas perdidas, y nada, no hay manera de que me conteste. ¿Puedo culparla? No, la única culpable aquí, es la loca de Evelyn. Y lo peor de todo, es que no puedo demostrar que me drogara. Al parecer la Escopolamina, o Burundanga, es una droga que desparece del organismo a las pocas horas, y no deja rastro. Y tampoco puedo recordar nada de esa noche, solo que llegó a mi casa y luego mis recuerdos desaparecen. No sé qué hizo mientras yo estaba inconsciente, ni como logró que hiciera lo que ella quería. Solo sé que esa maldita loca, consiguió lo que quería. Separarme de Chloë. —No quiere hablar conmigo, y ni siquiera he podido verla —l