Una semana después... —Chloë, ¿puedes echarme una mano con el postre? Alice, la madrastra de Jared, pone delante de mí una bandeja con pastelitos. —Claro, ¿llevo algo más? —No, esto otro lo llevo yo, solo falta el vino dulce, y eso es cosa de tu prometido. Mi prometido, que bien suena eso. Después de arreglar las cosas con Jared, fuimos directamente a casa de sus padres, y me lo pidió allí mismo, en eso momento. No quiso esperar más para pedírmelo. Y yo por supuesto. Acepté. Ahora hemos pasado al siguiente nivel. Quién me lo iba a decir a mí, ¿verdad? —Ya estoy aquí —dice Jared pasando por mi lado, y me da un pico. —Hola cariño. —Hola chiquitina. Como me gusta ese mote cariñoso con el que me nombra. Ya casi nunca me llama por mi nombre. Después de yo dejar la bandeja sobre la mesa, y él el vino, me coge por la cintura y me atrae hacia su musculoso y duro cuerpo. ¿He dicho ya que mi prometido está buenísimo? —Después de comer tengo la reunión con Evelyn —me informa. Lle
—¡Ha sido increíble! —dice totalmente desmadejada sobre la cama. —Dios, nunca me he corrido de esa manera. Sonríe por mis palabras, e inmediatamente se tapa la cara con la sábana. ¿Vergüenza? ¿A estas alturas del libro? —¿Qué ocurre, chiqui? —le pregunto. —No has usado condón. —¿Y? Se destapa la cara y me mira con los ojos como platos. —¿Cómo que y? ¿Tú sabes lo que eso significa? No me estoy tomando ningún método anticonceptivo, Jared. —Repito, ¿y? —no entiendo a qué tiene miedo. De hecho, no me importaría tener a un pequeño, o pequeña, corriendo por aquí. Quiero ser padre, y sé que ella también porque una vez me lo dijo, ¿entonces? ¿Qué le preocupa? —Es muy pronto para eso, ¿no crees? —pregunta levantándose de la cama y recogiendo su ropa del suelo para vestirse—. Aún no estamos casados. —¿Es por eso que estás asustada? —No estoy asustada, y no soy tan antigua como crees, no me preocupa no estar casada antes de tener hijos, ese no es el p
Por la mañana me despierto sola en nuestra cama. Jared no está. No recuerdo haberme quedado dormida anoche. Solo sé, que estaba esperando a que volviese, pero imagino que al final me quedé dormida esperándolo. Le llamo al móvil y este está apagado. Qué raro. Tal vez volvió anoche y no quiso despertarme, pero no puede ser. Él me habría tapado de haber vuelto, ¿no? Empiezo a preocuparme. Me levanto de la cama, y recorro la casa buscándolo. Tampoco está. Decido entonces llamar a su padres y contarles la situación. —Había quedado con Evelyn para cerrar la sociedad, pero no sé nada de él desde entonces —le digo a su padre. —¿Le has llamado? —Lo tiene apagado. ¿Y si esa loca le ha hecho algo? —No nos pongamos en lo peor, Chloë, déjame hacer unas llamadas —me dice y cuelga. Ni siquiera se ha despedido, esto no pinta nada bien. ¡Otra vez no! —Por favor, que no le haya pasado nada —rezo en voz alta. Una hora más tarde. Llaman a la puerta.
Definitivamente está loca de atar. ¿Embarazada? ¡Ja! —¿De qué estás hablado? —Vamos a tener un hijo, amor, un bebé nuestro —me dice acariciando mi mejilla. —Eso no es posible Evelyn. Frunce el ceño, y por un momento creo que va a golpearme, en cambio, sonríe y se da la vuelta. Camina hasta una silla y la coge para acercarla. —Es posible, y es lo que va a ocurrir en nueve meses. Y si todo va bien, nacerá en abril del año que viene —dice del todo convencida—. Y espero que sea un niño, grande y fuerte como su padre. Mete su mano en el bolsillo, y saca una caja de terciopelo rojo. Al abrirla veo que contiene uno de esos test de embarazo con dos rayas rosas. ¡No puede ser! —¿De dónde has sacado eso? ¿Donde lo has comprado? —En la farmacia, ¿donde sino? Me lo he hecho esta mañana, estaba convencida de que saldría positivo, y como puedes ver —lo saca y me lo pone delante de la cara para que lo vea con mis propios ojos—. Estamos embarazados. —Evelyn tú y yo no...
Unos minutos más tarde... No me puedo creer que esté hablando con mi amor, Jared está bien y huye de Evelyn. ¡Esa zorra me las va a pagar! —Estoy oyendo a Evelyn, me está llamado —dice de repente. —¡¿Qué?! —Sí, me está buscando. —¡Dios! ¿Cuando va a acabar esto? —pregunto con un nudo en el estómago. Esto es demencial, no puedo creerme que aún no esté fuera de peligro. Jared aún está con esa loca. —Tengo que colgar. —No, no, no, quédate conmigo —grito asustada. —Me queda poca batería, y si se acaba, la policía no podrá encontrarme. —De acuerdo, pero ten mucho cuidado, por favor —le suplico. —Estaré bien, no dejaré que nadie nos separe, nunca más, ¿me has oído? —Sí. Después, la llamada se corta. Pasan horas interminables, me mantengo en comunicación con la policía, y al parecer el lugar donde tenía Evelyn a Jared resulta ser una granja en Hana Field en Costa Mesa, (California). Es una plantación de girasoles propiedad de un familiar de la
JaredCinco años más tarde...No la aguanto más.Ya no soporto ni siquiera estar en la misma habitación que ella.No sé cómo aguanté tanto a su lado, si sabía perfectamente que ya no la amaba, aún así, me mantuve a su lado a pesar de todas sus inseguridades, todos sus ataques de celos, y su constante acoso.Evelyn es lo peor que me ha pasado jamás.Pero esta vez es la definitiva, se acabó. Y ni sus mentiras, chantajes ni sus súplicas, van a poder evitarlo.—Es lo mejor que puedes hacer cariño —me dijo Alice.Ella siempre ha estado en contra de esta relación, y yo debí haberla escuchado.Pero como siempre, yo no escucho a nadie.No soporto que me digan lo que tengo que hacer, ni que se metan en mi vida.Y así me ha ido.—Lo sé, debí haberlo hecho hace mucho tiempo. No sé cómo no lo vi antes —le respondo.—Estabas enamorado.—Eso no es excusa, ella me manipulaba y yo solo veía lo que quería ver.—No te tortures más, hijo.Ese era mi padre, siempre defendiéndome.—Papá, hola. ¿Cómo fue l
Jared Levy es todo lo opuesto a mí, él es metódico, controlador, perseverante, perfeccionista, y yo en cambio soy todo lo contrario, pues soy caótica, desorganizada, voluble, descuidada... y un largo etcétera. Pero como dicen las malas lenguas, los polos opuestos se atraen, y sí, no voy a negarlo a estas alturas de la película, Jared Levy me atrae, pero no solo eso, Jared Levy podría ser el único hombre capaz de mandar al garete todas mis reglas. Y es muy persuasivo cuando se lo propone. Por eso sé, que lo más sensato es que me aleje de él. Y eso es lo que voy a hacer. Salgo de la cama con cuidado de no despertarlo, recojo mi ropa del suelo, y me visto antes de que se despierte. Lo miro una última vez, me recreo en su cuerpo, y en los recuerdos de las cosas tan sucias que hicimos anoche. He de reconocer que de todos los hombres con los que me he acostado a lo largo de estos últimos años, él, Jared Levy, es sin lugar a dudas el mejor amante que he tenido con diferencia. Está tumba
Dos meses después... En los últimos meses, he tenido la oportunidad de irme a la cama con muchos hombres, pero he preferido no hacerlo. ¿Por qué? Pues no lo sé, lo cierto es que no tengo ni idea de porque los he rechazado. Tal vez me haya cansado de los hombres. O quizá ya no quiero seguir teniendo sexo esporádico. O, a lo mejor, no lo sé, me he vuelto asexual. En fin. Tampoco se acaba el mundo por eso. Tengo otras muchas cosas en las que pensar, como por ejemplo, en lo que me voy a poner hoy para salir. Hemos quedado una cuántas compañeras del trabajo para ir de fiesta esta noche, y mi intención es pasármelo bien, despejar la mente, y disfrutar de mi juventud, que a mis veintitrés años estoy en la flor de la vida. Aunque esa frase es más del estilo de mi abuela, pero bueno. Abro mi armario y empiezo a sacar modelitos, vestidos largos, cortos, faldas, blusas, pantalones, pero solo una prenda llama mi atención. Es un vestido negro, cruzado, de manga larga, con escote en for