—Puedo contigo y dos más como tú —le digo cambiando las tornas de nuevo y colocándola debajo de mí.—¡Oye! —se queja—. Que yo no comparto a mi hombre.—Yo tampoco, chiquitina.Se ríe y entierro mi cara en su cuello. Me encanta como huele, a sexo y a mí.Y entonces vuelvo a hacerla mía. Es tan exquisita, que no puedo apartar mis manos y lo que no son mis manos de ella.Es adictiva.Y como ya he dicho antes, no puedo dejar de poseerla.Son más de las cinco de la mañana, y estamos de nuevo abrazados y saciados, creo que no he mantenido tanto sexo en una misma noche en toda mi vida.—¿Crees que si nos quedáramos en esta cama toda la vida, alguien nos echaría en falta? —me pregunta retorciéndose entre mis brazos para mirarme a la cara.—No lo sé, pero lo cierto es que no me importa demasiado. La única persona que me importa está aquí conmigo, en mi cama.Ella me besa y yo le devuelvo el beso con pasión.«No, que no hay más sexo, pervertid@s, ¿es que no habéis tenido suficiente?».Llegada l
¡Dios mío!—¿Qué te han hecho? —grito sobrecogida.Nada en este mundo me ha preparado para ver al hombre al que amo con la cara desfigurada por los golpes y los hematomas que marcan su rostro.Le han dado una tremenda paliza.—No es tanto como parece, estoy bien —contesta acariciándome la mejilla.—¡No! —me aparto bruscamente—. No me digas que no es lo que parece, yo sé lo que estoy viendo.—Chiquitina.—Ni chiquitina ni leches, no me hables como si fuera una niña tonta —escupo.Jared se acerca muy lentamente y me abraza.Yo lo dejo hacer, pero solo porque necesito su contacto y anhelo su tacto en mi piel. Se separa y me coge por el cuello para darme un casto beso en los labios.Un rictus en su cara me indica que ese roce le ha dolido.—Ves —le riño.—Estoy bien, te lo prometo.—Al menos habrá merecido la pena —le digo—. ¿Has ganado la pelea?Su semblante lo dice todo.—De verdad, ¿has dejado que te partan la cara para nada?—Bueno...Ya es el colmo.Meterse en una pelea por propia vo
La vida es maravillosa. Me siento el hombre más feliz de la tierra, y tengo a mi lado a la mujer perfecta, mi alma gemela, mi media naranja. Es el amor de mi vida, y espero pasar con ella el resto de mis días, si ella me acepta, claro. Cuando le he dicho a mi familia que pronto iban a conocerla, apenas les ha faltado tiempo para organizarlo todo. —Ya era hora, pensaba que este día no iba a ocurrir jamás —dice mi padre. —Tampoco es para tanto, no sería la primera vez que traigo a alguien a casa. —¿Te refieres a esa loca de Evelyn? —dice Alice entrando por la puerta—. Esa mujer no cuenta como novia. Lleva una bolsa de deporte, y por las mallas y el top que lleva, acaba de venir del gimnasio. Me mira con una ceja levantada y asiente con la cabeza. —Vamos, dime que me equivoco —dice retándome a contradecirle. —No, en eso tengo que darte la razón, yo mismo me he dado cuenta de que nunca debí salir con ella —confieso. —Si es que, te avisé de que era una mala idea —arremete de nue
Unas horas antes... Hace seis meses que estamos juntos, como pareja, y solo una semana antes ni siquiera nos conocíamos, aunque parezca que llevo toda la vida a su lado.0 Es increíble como h e de 0 tan dentro de mi corazón, no veo el futuro sin él. ¿Es descabellado? Unos golpes en la puerta, me despiertan de mis pensamientos. Levanto la viéndonos —le riño poniéndome en pie para cerrar la puerta. —No me importa. —Pero a mí sí. Si descubre que estamos juntos, no nos dejará en paz. No puede ser tan inconsciente. Evelyn hace meses que no molesta, no me pregunta por Jared ni quiere saber si aún le veo, pero eso no quiere decir que no esté al acecho. Seguro que tiene espías por todos los lugares de este edificio. —Esta noche te quiero presentar a mi familia —me suelta como si nada, cambiando de tema—. Y quería decírtelo en persona. —¿Y se te ha ocurrido ahora mismo? Esta mañana podrías habérmelo comentado, ¿no? —Le he estado dando vueltas desde hace un ti
—He tenido una visita inoportuna, Evelyn me ha dado faena para rato. ¿Hay algún problema si voy directamente a tu casa? —le digo a Jared por teléfono. Es como si Evelyn tuviera un sexto sentido y le encantara joderme la vida. ¡Que pesada coño! —No pasa nada —dice, él siempre tan comprensivo. —Si no recuerdo mal, me dejé en tu armario hace tiempo un vestido color champán de la última vez que fuimos a una fiesta, es elegante, pero tu familia lo merece, ¿puedes mirar si estoy en lo cierto? —le preguntó con impaciencia. Si no está, no sé qué voy a ponerme. —Sí qué está —dice Jared después de una silenciosa pausa. —Perfecto, déjalo sobre la cama, y en cuanto llegue me cambio. —Estarás brutal con ese vestido —dice Jared—. Me acuerdo que te hacía un culo espectacular. —¡Jared! —¡¿Qué?! Mi chica tiene un buen culo, ¿por qué te avergüenza que lo presuma? —No me avergüenza. —Bien, porque a mí me encanta tu culo. Este hombre no tiene remedio. Es un ex
La cabeza me va a estallar, es como si hubieran pasado sobre mí diez caballos de carreras. Pero eso no es lo importante, no, nada que ver. Chloë me odia. Evelyn no ha podido caer más bajo. Y yo, yo estoy destrozado. Después del numerito de mi ex, he intentado hablar con Chloë, le he escrito mil mensajes, y dos mil llamadas perdidas, y nada, no hay manera de que me conteste. ¿Puedo culparla? No, la única culpable aquí, es la loca de Evelyn. Y lo peor de todo, es que no puedo demostrar que me drogara. Al parecer la Escopolamina, o Burundanga, es una droga que desparece del organismo a las pocas horas, y no deja rastro. Y tampoco puedo recordar nada de esa noche, solo que llegó a mi casa y luego mis recuerdos desaparecen. No sé qué hizo mientras yo estaba inconsciente, ni como logró que hiciera lo que ella quería. Solo sé que esa maldita loca, consiguió lo que quería. Separarme de Chloë. —No quiere hablar conmigo, y ni siquiera he podido verla —l
—¿Qué estás haciendo? Emborracharme, ¿es qué no lo ve? Susan me mira con expresión preocupada mientras yo me bebo la enésima botella de cerveza en un bareto del Soho. Jared Levi me ha obligado a hacerlo. Jared Levi es el culpable de todas mis desdichas. Él, y la desagraciada de Evelyn Donovan. En qué momento decidí optar al puesto de asistente de la gerente de recursos humanos. Esos dos solo han hecho que joderme la vida. Con lo tranquila que estaba yo follándome a tíos sin compromiso siempre que quería, sin tener que preocuparme por si estos me hacían daño o si me romperían el corazón. Nunca más volveré a confiar en un hombre, jamás dejaré que se acerquen lo suficiente para llegar hasta mi corazón y destrozarlo en mil pedazos. Hacía más de diez años que no tomaba ni una sola gota de alcohol, y Jared Levi ha hecho que vuelva a recaer. Otra regla auto-impuesta que ha hecho que rompa. —Creía que no tomabas alcohol —dice ella cerrando los ojos. —Y no lo hacía. Dale las gracias a
¡Estás muerto para mí!! Esas cuatro palabras me han destrozado. Sabía que Chloë estaba enfadada, pero no que me odiara tanto. Además, por algo de lo que yo no soy responsable. —Jared cariño, no te esperaba. Cojo a Evelyn por el codo, y la encaro. —Eres la peor persona que conozco, sabía que eras una zorra, pero no que fueras una hija de puta —escupo. —Me haces daño, suéltame. —¿Yo te hago daño? ¿Y qué hay del daño que me has hecho tú a mí? —le digo con furia—. Me has destrozado la vida. —Esa mujer no te merecía, te he hecho un favor. —Esa mujer, es mucho mejor que tú y que yo juntos, te da mil vueltas. —¿Y donde está? Si tan maravillosa es, ¿cómo es que no está contigo ahora? Esto ya es el colmo. Ella es la culpable de esto que está pasando, y tiene el valor de insinuar que Chloë me ha dejado sin que ella tenga nada que ver. Está realmente loca. —Eres una miserable. —Yo te quiero, Jared, y ella se metió entre nosotros. —¿Pero tú te oyes? Ya no estábamos juntos