Después de aquel encuentro un tanto desagradable con su madre, Savannah subio a su habitacion a cabiarse y prepararse para la faena del día. Max entró a su pequeña habitación, cerró la puerta y se recargó en ella cerrándo los ojos, las emociones dentro de él le estaban torturando, por una parte los oscuros sentimientos al haber pasado la noche en brazos de Savannah, la que fuera mujer de su primo, pero peor aún, saber que disfrutó cada momento, disfrutó de sus besos, de sus caricias, del vaiven de sus caderas, de las sensaciones de estar inundando su ser... compartir cama con Savannah Brown era un completo placer, además de eso era hermosa, inteligente y con caracter, entendía porque Dylan había enloquecido de amor por ella.¡Sólo alguien que no estuviese vivo podría no sentir nada por esa mujer! —¡Maldición Max, no te enamores, no te enamorea!— se dijo a si mismo mientras pasaba con desesperación la mano por su rostro y su cabello. Necesitando algo que la anclara a su propósito fue
Savannah sonrió subiendo a la moto y sujetandose a la cintura de Max quien giró su cabeza y la vio por encima del hombro.—¿Lista para una gran noche?—Yo nací lista, Neumann— le respondió con el creciente cariño hacia él, Max asintió y le pasó un casco para que se lo pusiera, ella lo tomó y se lo puso, y un par de minutos después Max le daba vida a la motocicleta, y un par de minutos después inició la marcha. Savannah había viajado un par de veces en motocicleta, pero ahora se sentía como si fuesesu primera vez, se sentía libre, como quinceañera enamorada abrazada al hombre que iba volante, la tarde ya había caido y pronto la noche reinaría, el sol comenzaba a desaparecer en el horizonte y Max se dijo que podría disfrutar de aquella vlada, olvidar por algunas horas sus deseos y sed de venganza para poder relajarse y disfrutar de aquella fiesta...La tarde se vestía de gala cuando Savannah y Max abandonaron el rancho con destino al pueblo. El aire fresco del campo contrastaba con la
—¿Savannah...?— la voz de Max resonó en la habitación. —¿Si?— elevó la mirada hacia él— ¿Qué ocurre?—Tengo una noticia que darte, pero no sé como vayas a tomarla.—Y por lo que veo es una mala noticia— respondió ella sentándose en la cama y cubriendo la desnudez de su cuerpo. Max también se sentó, era momento de ejercer un poco de presión, observó los ojos violeta de ella que parecían brillar de ansiedad. —Las cosas en casa están un poco complicadas, necesitan de mi presencia.—¿Te irás?— preguntó ella abriendo los ojos y sintiéndo un enorme peso alojarse en su corazón .—Necesito hacerlo Savannah, debo viajar a la ciudad, de regreso con los mios, hay problemas en mis empresas y necesito viajar lo más pronto posible.—Pero...— la queja quedó en su boca y sus ojos se llenaron de tristeza pues pensó que había llegado el momento de la separación y no quería verlo marcharse, sabìa que sus sentimientos habìan crecido y se habìan fortalecido mucho, no estaba lista para verlo marcharse si
La cena transcurría en calma, mientras conversaban de diversos temas, Savannah estaba un poco nerviosa por como su tia y su madre tomarían la noticia. La tía Ann no paraba de hacer comentarios de lo hermosos que se veían juntos, de los muchos comentarios positivos que se daban en el pueblo acerca de la nueva pareja que se había formado. —Muchos dicen que son una pareja envidiable— Savannah sonrió —Ya basta tía, haces que el ambiente sea un poco incómodo.—¿Por qué?— preguntó inocentemente la tía Ann— no tiene nada de malo hablar del amor. Además no son muchos los foráneos que llegan por aquí.— Max la miró directamente a los ojos, imaginándose que sin duda alguna su primo Dylan era uno de aquellos hombres foráneos. —Nosotros...— comenzó Max con un sonrisa—tenemos una noticia que compartirles.—Así es— dijo Savannah— y quiero que lo tomen con mucha calma. Maximiliano me ha pedido ser su esposa y yo he aceptado— dijo tranquilamente mientras una sonrisa iluminaba su rostro, la tía Ann
El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo con matices dorados y anaranjados. Jael y Maximiliano cabalgaban en silencio por un sendero de tierra que serpenteaba entre los campos, donde el aroma a hierba fresca y flores silvestres llenaba el aire.El sonido de los cascos de los caballos resonaba suavemente, como un eco distante de pensamientos profundos y decisiones inminentes.—Mira, Jael, este es el lugar donde Dylan perdio la cabeza y me imagino que no solo por ella, sino tambien por toda esta belleza natural Jael se detuvo, observando el entorno con admiración. Sin embargo, su mente no podía dejar de pensar en la inminente decisión de su amigo. La sombra de la venganza se cernía sobre ellos como una nube oscura, y la alegría del pasado se desvanecía en su pecho.—Max, ¿estás seguro de que esto es lo que quieres? —preguntó, su voz cargada de preocupación—. Casarte solo para llevar a cabo esa… venganza. No quiero que te conviertas en lo que tanto odias.Max se gi
El sol comenzaba a ocultarse tras las montañas, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosados. Savannah estaba sentada en la vieja mecedora del porche, observando el paisaje que había sido su hogar toda la vida. Su madre, Jennie, salió de la casa con una taza de café humeante en las manos, y se sentó a su lado, en una silla desgastada por el tiempo.—Savannah —comenzó Jennie, con la voz un poco temblorosa—. He estado pensando en todo lo que está pasando entre y Maximiliano tú.Savannah la miró, sus ojos llenos de determinación.—Mamá, no estoy deslumbrada. Estoy enamorada de Max. Es diferente, lo sientes, ¿verdad?, sé que estás preocupada, que te angustia mi futuro y lo que pueda sucederme, pero te aseguro que todo estará bien, mamá. Jennie soltó un suspiro profundo, dejando que el aire pesado de sus preocupaciones llenara el espacio entre ellas.—Lo sé, mi vida. Pero dejar el rancho para mudarte a la ciudad… eso puede ser muy difícil. No quiero que te lastimen. No puedo soportar l
El sol brillaba intensamente en el cielo, derramando su luz dorada sobre el pequeño jardín donde se celebraría la boda civil de Savannah y Maximiliano. Las flores estaban dispuestas con esmero, y el aroma de las rosas se mezclaba con el suave murmullo del viento.Era el gran día, el momento que habían estado esperando.La tía Ann, siempre enérgica, no dejaba de comentar lo hermosa que lucía Savannah.¡Eres una visión, querida! Tu padre estaría tan orgulloso de ti.decía mientras secaba una lágrima de alegría. Savannah sonrió, pero en el fondo, una sombra de preocupación se cernía sobre su corazón. No era solo el amor lo que la unía a Maximiliano; había un pasado oscuro que parecía entrelazarse con su futuro. Su futuro con Max, su pasado sin su padre. Felicidad y tristeza juntos.Maximiliano, por su parte, esperaba en el altar, sus pensamientos eran un torbellino. La venganza latía en su pecho con una fuerza casi palpable. Había llegado a este momento decidido a honrar la memoria de s
La luna llena brillaba con fuerza sobre el Rancho Brown, iluminando el paisaje con un resplandor plateado. Las estrellas titilaban en el cielo, como si estuvieran celebrando la unión de Savannah y Maximiliano. La noche era cálida, y una suave brisa acariciaba los campos de hierba dorada, llenando el aire con el suave murmullo de la naturaleza... todos los invitados se habian marchado ya, dejando el rancho sumido en silencioSavannah se encontraba en su habitación, un espacio decorado con flores silvestres y tonos cálidos que reflejaban su personalidad vibrante. Vestía un delicado vestido de encaje blanco que se ceñía a su figura, realzando su belleza. Mientras tanto, en el pasillo, Maximiliano se preparaba. Su mirada, tan intensa como el fuego, se perdía en la distancia. Aunque había llegado al altar con un objetivo muy claro, en su interior había algo que lo ataba a Savannah. La forma en que su risa iluminaba la habitación, el brillo en sus ojos, todo en ella lo llamaba. Sin embargo