El sol brillaba intensamente en el cielo, derramando su luz dorada sobre el pequeño jardín donde se celebraría la boda civil de Savannah y Maximiliano. Las flores estaban dispuestas con esmero, y el aroma de las rosas se mezclaba con el suave murmullo del viento.Era el gran día, el momento que habían estado esperando.La tía Ann, siempre enérgica, no dejaba de comentar lo hermosa que lucía Savannah.¡Eres una visión, querida! Tu padre estaría tan orgulloso de ti.decía mientras secaba una lágrima de alegría. Savannah sonrió, pero en el fondo, una sombra de preocupación se cernía sobre su corazón. No era solo el amor lo que la unía a Maximiliano; había un pasado oscuro que parecía entrelazarse con su futuro. Su futuro con Max, su pasado sin su padre. Felicidad y tristeza juntos.Maximiliano, por su parte, esperaba en el altar, sus pensamientos eran un torbellino. La venganza latía en su pecho con una fuerza casi palpable. Había llegado a este momento decidido a honrar la memoria de s
La luna llena brillaba con fuerza sobre el Rancho Brown, iluminando el paisaje con un resplandor plateado. Las estrellas titilaban en el cielo, como si estuvieran celebrando la unión de Savannah y Maximiliano. La noche era cálida, y una suave brisa acariciaba los campos de hierba dorada, llenando el aire con el suave murmullo de la naturaleza... todos los invitados se habian marchado ya, dejando el rancho sumido en silencioSavannah se encontraba en su habitación, un espacio decorado con flores silvestres y tonos cálidos que reflejaban su personalidad vibrante. Vestía un delicado vestido de encaje blanco que se ceñía a su figura, realzando su belleza. Mientras tanto, en el pasillo, Maximiliano se preparaba. Su mirada, tan intensa como el fuego, se perdía en la distancia. Aunque había llegado al altar con un objetivo muy claro, en su interior había algo que lo ataba a Savannah. La forma en que su risa iluminaba la habitación, el brillo en sus ojos, todo en ella lo llamaba. Sin embargo
Savannah miraba a su alrededor admirando todo a su paso mientras el auto se deslizaba por la entrada de gravilla. La imponente mansión que se alzaba ante ella era un espectáculo impresionante; sus grandes ventanales reflejaban el sol, y los jardines perfectamente cuidados parecían sacados de un cuento de hadas. Cada detalle de la casa emanaba lujo y sofisticación, algo que la dejaba sin palabras, nunca se imaginó que Max pudiese tener una vivienda así, aunque debió imaginarlo cuando él le dijo que era un importante heredero.—Es muy hermosa, Max —murmuró, girándose hacia él, esperando captar alguna señal de orgullo en su rostro. Pero él permaneció en silencio, con una expresión distante que la desconcertó.Quizás esté cansado por el viaje, pensó, tratando de calmar su curiosidad.Al entrar, fueron recibidos por Susana, una de las empleadas de la casa. La mujer, con una sonrisa amable, se acercó a ellos.—Bienvenido a casa, señor, es bueno verlo después de tanto tiempo.—Gracias Susana
Maximiliano despidió a Jael despues de decirle;—Muchas gracias hermano. Gracias por haber ido hasta el rancho para mi boda y parallevar los documentos, auque sé que no estás de acuerdo con lo que estoy haciendo, agradezco tu incondicionalidad. —Aunque sinceramente no sé hasta donde puedo llegar con ésto Max, siento que te estas equivocando, peor aún siento que ambos terminarán sufriendo como nunca.—El sufrimiento ya es parte de mi, hermano— Jael suspiró con frustración y se marchó. Max hubiese querido ir directamente hasta la habitación, estaba agotado, lo único que quería era descansar. Se encontró con Martha quien le sonrió y le dio la bienvenida— Martha, te voy a encomendar una tarea a la que no puedes fallar. —Si, señor.—En cuanto mi madre, mi prima y mi tía lleguen, envialas a mi despacho, estaré revisado algunos documentos. No importa si llegan solas, o todas juntas, envialas a mi despacho de inmediato.—Claro que si, señor.Maximiliano se dirigió al despacho y suspirando s
La tía Maggi junto a Ivy, atravesaron el umbral de la puerta del estudio, ambas mujeres se veían feliz de verlo, lo abrazaron mientras le daban la bienvenida una y otra vez. Max, presionó con fuerza a Ivy, estrechándola fuertemente contra su pecho, la pequeña Ivy era más que su prima, era su pequeña hermana y despertaba en él una ternura que muy veces sentía hacia otro ser humano. —¡Estoy tan feliz de que hayas vuelto a casa!— dijo Ivy abrazándolo con fuerza. —¡Espero que sigas tan feliz cuando les cuente todo lo que tengo que decir, así que será mejor que nos sentemos todos!— los labios de Violet estaban firmemente apretados en una linea recta, dejándo en evidencia que estaba molesta e inconforme.—¿A qué te refieres, sobrino?— preguntó la tía Maggi, desde la muerte de Dylan, ella parecía triste, apagada, como si hubiese perdido el brillo que la felicidad otorga, ahora, sus ojos aunque bonitos, carentes de alegría o emoción, una mirada vacía.—Siéntense y les pido que tengan pacienc
Savannah se preparó para la cena, escogió el vestido morado, pensó que haría juego con sus ojos, sandalías de tacon bajo y se peinó en un sencillo pero bonito moño, dejando la mayor parte de su cabello suelto, un maquillaje ligero y sutil, no estaba acostumbrada a usarlo, en el rancho no lo necesitaba, pero quería dar una buena impresión a la familia de Max y mejorar el humor de él. Quizás, solo quizás estuviese estresado por su llegada a la ciudad y los muchisimos compromisos que debía enfrentar. Se miró al espejo...—Tu puedes hacerlo Savannah, eres una Brown— se susurró motivándose— es solo conocer a tu nueva familia política, todo saldrá muy bien — se regaló una amplia sonrisa— ¡Todo saldrá muy bien!—¿Estás lista?— preguntó Max atravesando su puerta y robándole el aliento. Estaba guapísimo con ese traje de etiqueta, y su reciente corte y afeitada no hacian más que resaltar una belleza elegante, una belleza diferente a la que había visto en el rancho, cuando la belleza esa más r
Llegaron a la habitación de Savannah y al cerrar la puerta tras ellos, un gemido de dolor escapó de su boca y se cubrió con una mano. Maximiliano sintió la culpa golpearle, sin contenerse la abrazó, permitiendole esconder su rostro en el pecho. —¡Tu madre no parece nada feliz de que te casaras!— dijo con dolor mientras su labio inferior temblaba— Supuse que lo estaría... ¿No se supone que quería que consiguieras esposa?—Si, eso quería— cerró los ojos y le acarició el oscuro cabello— lo siento.—Yo también lo siento Max, solo quería caerles bien... pero es obvio que me desprecian por ser una mujer de rancho— dijo en un susurro, negándose a dejarse arrastrar por las lágrimas. Ella era fuerte, muy muy fuerte, aquello no la derrumbaría. — no entiendo su desprecio... sé que no soy una señorita de ciudad, pero soy la mujer que amas, eso debería bastar para que me acepten. —No te preocupes por ellas... ya se les pasará— ella se alejó.—Es que ese es el problema Max... ¿Qué se les pasará?.
— ¿Te vas tan temprano, Max?— la voz de su madre lo sobresaltó, sacándolo de sus matutinos pensamientos. —Si, tengo asuntos que atender en la oficina, han sido muchos meses lejos y debo ponerme al día, no creo que vuleva para el almuerzo.—¿Y tu esposa?— preguntó con tono amargo. —No empecemos tan temprano, madre, suficiente tuve con la cena de ayer.—Debiste suponer que todo saldría mal, tesoro— le dijo con un suspiro— esta situación esta demasiado dificil para todos, y creéme cuándo te digo que se pondrá peor. Yo puedo luchar por controlarme, pero Maggi e Ivy no lo harán, sabes que esto es una bomba de tiempo y estallará muy pronto, todo terminará con Ivy lanzándose sobre ella para cobrar la perdida de su hermano.— Max suspiró.—Tendremos que mudarnos— Violett frunció el ceño.—¿A dónde?, acabas de llegar después de meses afuera hijo, no quiero que te vayas nuevamente.—Es la mejor solución, es lo que debo hacer si quiero que esto funcione.Ahora debo irme a la oficina, buen dia, m