Capítulo 15 — Un acuerdo. Narrador. Pasaron un par de días en los que Damiano, y Alexandra no salían del hospital; observando de cerca la evolución del pequeño, y respondiendo satisfactoriamente a los tratamientos, Giovanni fue dado de alta una vez que estuvo mejor. —Qué gusto que ya estén en casa, señor. Colocando al pequeño en su cuna, Alexandra asintió agradecida por las palabras del ama de llaves, y acercándose a ella. Una vez estuvieron a solas en la habitación, Damiano le pidió descansar. —Recuerda que hace unos días donaste mucha sangre, deberías ir a dormir, las niñeras se pueden encargar de él. Alexandra negó enseguida sin poder separarse de su pequeño. A esas alturas su salud ya no importaba, la prioridad era su hijo, quien reposaba frente a ella, acurrucado. —Estaré bien así, ahora solo quiero mirarlo dormir. Para Damiano, enfrentar la repentina enfermedad de su hijo, lo hizo comprender que Giovanni no solo era importante para él, sino también para Alexandra;
Capítulo 16—El día que no existióDamiano.Estaba en mi estudio, rodeado de papeles que ya no lograba enfocar. Hacía días que habíamos regresado del hospital. Ella estaba recuperándose bien, y Giovanni también, aunque todavía quedaba preocupación. Me levanté de la silla, sintiendo un peso inexplicable en los hombros. Sabía que no podía seguir concentrado en el trabajo, no cuando mi mente estaba atrapada en otro lugar. Caminé por el pasillo, dejándome llevar por un impulso que no lograba entender del todo. Llegué a la sala de estar, donde encontré a Alexandra sentada en el sofá, envuelta en una manta, mirando la televisión sin realmente prestarle atención. Parecía sumida en sus propios pensamientos. Por un momento, me quedé en silencio, observándola. Su presencia me hacía sentir algo que había tratado de negar durante demasiado tiempo.—¿No puedes dormir? —pregunté, rompiendo el silencio.Ella levantó la mirada con un destello de sorpresa en sus ojos.—No… —Murmuró —No puedo dejar de p
Capítulo 17 —Primer día.NarradorComo acordaron, una vez Gio se recuperó en su totalidad, Damiano cumplió su palabra de sugerir a Alexandra para el puesto en la constructora, la cual claramente le pertenecía.Por supuesto, con cierta tensión en el ambiente debido a la noche anterior en la que coincidieron que fue un gran error. En el interior del vehículo rumbo al lugar, los dos permanecieron en silencio, y desviando su vista a Alexandra, Damiano la observaba por segundos tratando de no ser notado.—Hemos llegado.Antonio, detrás del volante, anunció que ya se hallaban en la empresa, y desviando su vista a ellos a través del retrovisor, la primera que tomó su bolsa para bajar fue Alex, quien pensó que lo haría sola.—Te llamaré apenas finalice, encárgate de los demás pendientes.Tras decir esto, Damiano siguió a su supuesta esposa imitando su acción, y permaneciendo estática al imaginar que él seguiría su camino, ella preguntó.—¿A dónde crees que vas?Damiano frunció el entrecejo de
Capítulo 18 —Marcando territorioDamiano:Salí del baño con la mente nublada por lo que acababa de escuchar. Las palabras de esos tres hombres seguían retumbando en mi cabeza, cada una más repulsiva que la anterior, pero me provocaban una extraña excitación, pues ellos deseaban lo que yo podía tener y ella me lo había demostrado. Habían hablado de Alexandra con una vulgaridad que no podía soportar, describiendo sin pudor lo que harían con ella si tuvieran la oportunidad. La ira crecía en mi interior con cada segundo que pasaba. Mientras caminaba por el pasillo, sentía que mis pasos eran más pesados, impulsados por una necesidad urgente de hacer algo, de marcar mi territorio de una manera que les dejara claro a todos quién era ella. No podía enfrentarlos directamente, no en ese momento, pero había otra forma de hacerlo. La idea tomó forma en mi mente, y la decisión fue instantánea. Al llegar al vestíbulo, la vi. Estaba hablando con una colega, completamente ajena a la tormenta que se a
Capítulo 19— Marcando territorio 2.Narrador Saliendo de la oficina de Damiano, recriminándose por lo que acababa de pasar entre los dos, Alexandra regresó a sus labores. Lo que había sucedido era una completa locura, un error que no podía volver a cometer, por que perdería. Se suponía que ella tenía que detestar a ese hombre, a ese que la había comprado para usarla de la manera mas vil como un recipiente para traer a su hijo, y no sentir tal atracción hacia el, hasta el punto de pensar que lo mejor era mantenerse alejada.Centrando su mirada en unos informes que tenía sobre el escritorio, intentó seguir para dejar de pensar en él, y llegando justo en ese momento al departamento legal, una mujer de pie morena, ojos color miel, llamó enseguida al encargado para pedirle.—¿Se encuentra la señora Valente? El señor Zorzi solicita su presencia para la junta de las 4.Mirando a los pocos presentes, la mujer busco con la mirada a Alexandra, sin saber con exactitud quién era, y colocándose d
Capítulo 20 — Lo mejor para Gio.Damiano.Había algo que no dejaba de rondar en mi mente desde hacía días, algo que, por alguna razón, no podía postergar más. Levanté el teléfono y marqué el número de Marcos Lombardi, mi abogado de confianza. —Damiano, ¿cómo estás?—Bien, Marcos —respondí, tratando de mantener la calma en mi voz —Necesito hablar contigo sobre un asunto personal.—Claro, dime —Dijo, notando la seriedad en mi tono.Tomé aire mientras precisaba mis palabras, una vez las tuve fui directo al grano. —Quiero que Alexandra tenga acceso a mi cuenta personal en el Banco de la Nación.Hubo un breve silencio al otro lado de la línea, como si Marcos estuviera procesando lo que acababa de escuchar. —Damiano… eso podría ser complicado —comenzó, con su característico tono de cautela, ese que ya le conocía bien —Sin estar casados legalmente, el banco no lo autorizará.Fruncí el ceño, sintiendo cómo una chispa de frustración comenzaba a arder en mi interior. —¿Cómo que no lo autori
Capítulo 21—Seremos noticia.AlexandraViendo cómo Damiano salía de la estancia, me dejé caer sobre el sofá a mis espaldas, aún trastocada por su propuesta ¿Casarnos? ¿Eso era una completa locura? Que si bien accedí a hacerlo, fue por mi hijo, porque de esa manera como su esposa tendría más derechos sobre él. No era que ser la marioneta de Zorzi me gustara demasiado, pero por el momento era la mejor salida que tenía.Tomando el libro en mis manos, regresé a mi habitación sintiendo mi corazón acelerado, y no resistiendo más la ansiedad que abatía mi cuerpo, salí rumbo a la habitación de Gio quien descansaba plácidamente.¿Valía la pena el sacrificio por él, solo para estar a su lado? Me pregunté mirándolo dormir. Y elevando mi mentón decidida, me repetí.— Por supuesto que sí, ese y cualquier otro —Levantando mi mano, acaricié con dulzura su mejilla, y deteniéndome cuando se movió solo un poco, murmuré— Tan frágil, tan inocente…Sabía que sería complicado, desesperante casarme con él,
Capítulo 22—Único culpable.Narrador.Regresando de su almuerzo con Analía. Alexandra retomó la revisión de algunos documentos, los cuales le tomarían más tiempo del esperado. Manteniendo su mirada sumergida en la lectura, Alex no se percató de la presencia de su jefe, quien, cargando un par de carpetas en su mano, se colocó de pie a sus espaldas para preguntar.— Señora Valente ¿Tiene usted un momento?— Sonriendo evidentemente forzado, el hombre de mediana edad, cabello castaño, esperó que ella se girara para verlo, y asintiendo haciendo un espacio para prestarle atención, él empezó — En vista de su excelente desempeño los últimos días hemos decidido asignarle la firma de un proyecto, este no es nada complicado, es más bien cerrar el trato con el cliente, ya se le envió todo lo necesario, solo necesitamos su firma para empezar a ejecutar ¿Cree usted que podrá hacerlo?Para Valente, esta era una tarea básicamente sencilla, por lo que emocionada en poder demostrar de lo que estaba hech