—También sé… Que fuiste tú la que la hizo vivir un infierno por 3 años. Antes de que ella trabaje para Franklin —le dijo fríamente, el CEO Jameson Howard a su madre. Doña Dayan retrocedió, impactada por las palabras de su hijo. La elegante oficina se llenó de un silencio denso, roto solo por el sonido de la respiración agitada de ambos. Jameson se levantó nuevamente de su silla y se acercó lentamente a su madre, con los ojos llenos de una mezcla de furia y dolor. —Todo este tiempo, he vivido con el peso de tu manipulación y crueldad. ¿Cómo pudiste hacerle eso a Isabella? —susurró Jameson con voz temblorosa, luchando por contener la ira en su interior. Doña Dayan, intentó articular palabras, pero solo consiguió balbucear incoherentemente. Ella finalmente, reunió sus fuerzas y miró a su hijo con ojos llenos de lágrimas… Por supuesto, lágrimas falsas. —Jameson, cariño, debes comprender que hice lo que creí mejor para ti. Isabella no era adecuada para ti, eras tan joven entonces
En ese espacioso jardín, donde la brisa acariciaba el rostro de ese CEO. El teléfono celular de Jameson sonó y al ser atendido, la voz de Adrián resonó con urgencia. —Todo está listo para el viaje —dijo Adrián con cautela—. Hablé con Franklin; no sospecha nada. Jameson exhaló, sintiendo el peso de la responsabilidad. —Lo has hecho bien, gracias, Adrián. —No agradezcas, hermano~ trato de ganar puntos contigo luego de perder tu confianza jaja~ —No digas tonterías. Si no confiara en ti, jamás te hubiera dado una oportunidad al saber tus planes con Franklin —le recordó Jameson. —Es cierto… —susurró Adrián— Franklin perdió a un gran amigo. Es un estúpido~ Jameson Howard sonrió y tras despedirse, colgó el teléfono y miró hacia la casa, donde Lilian e Isabella comenzaban a ingresar. ……. Minutos más tarde. Jameson entró en la sala y se acercó a Lilian Howard. Ella giró la cabeza hacia él, sus ojos llenos de comprensión. —Lili —dijo Jameson, su voz más suave de lo
Esa noche, la cena de esas mujeres fue en uno de los lujosos hoteles de la familia Harris. Con velas parpadeantes y vinos caros. Christina, con su cabello rubio y ojos cansados, miró con curiosidad a Allison Thompson. —Sé que Franklin quiere el divorcio —dijo Allison, jugando con su copa de vino—. Pero eso traería muchos problemas a su familia y por supuesto, la tuya. La mejor manera de resolver esto es cooperando. Christina alzó una ceja. —¿Cooperando? ¿Con quién? —le preguntó ella lo obvio. Allison sonrió, sabiendo que estaba a punto de ganarse a Christina. Que no parecía ser muy inteligente. —Conmigo. Isabella desconfía de mí, pero a ti, no te conoce. Si inventamos una disculpa, podríamos acercarnos a ella. ¿Qué dices? —sonrió Allison con complicidad. Christina frunció el ceño. Su matrimonio había sido un desastre desde el principio, sobre todo, con la obsesión de Franklin por Isabella. Sin embargo, ella también tenía sus secretos. No quería que su romance con
—Disculpe si suena un poco odioso de mi parte, señora Robinson. Pero… ¿A qué se debe esta inesperada visita? —le preguntó Isabella a Christina. Lo más cordial que pudo. —¿Puedo hablar contigo a solas, sin nadie…? —le preguntó esa mujer rubia a Isabella y esta volvió a ver a los sirvientes y a Lili haciendo un gesto. Lili se acercó a Isabella y le susurró de inmediato: —¿Estás segura de esto Isabella?, no me convence… —Estaré bien, Lili. Gracias por tu preocupación~ —sonrió Isabella. A pesar de que un instinto a Lilian le gritaba que no deje sola a su cuñada, ella ingresó a la casa. ……. Una vez en el interior de la casa, Lilian Howard de inmediato llamó a su hermano mayor. —¿Pasó algo? —le preguntó Jameson, contestando de inmediato a su hermanita, esa llamada telefónica. —¡Sí! ¡Pasó algo urgente! ¡Tú esposa está hablando con Christina Harris!, esa mujer llegó a la casa y pidió verla. Isa aceptó. No me gusta sentirme como una metida, pero… Estoy preocupada, hermano.
•••••••••• Esa mañana durante la hora del almuerzo en la mansión de los Robinson padres: —¡Te dije que arreglaras el problema de esa noticia espantosa que diste, Franklin! —exclamó su madre, Mónica Robinson. —¿Todavía no lo ha hecho? —preguntó su padre. El señor Alexander Robinson. —¡No! ¡Siguen los reporteros de todas partes esperando! —contestó doña Mónica— ¿Qué esperas para actuar como el hombre maduro que se supone que eres? ¿Estás esperando que Nicholas asuma la empresa en tu lugar? ¿Eso es lo que quieres? Franklin mostró una sonrisa burlona. —¿Yo querer eso~?, quizá es él quién lo quiere~ —volvió a ver ese hombre de cabello oscuro rizado a su hermano menor sentado al otro extremo de la mesa. Ese almuerzo familiar de los Robinson de emergencia. Comenzó a llenarse de tensión. ¡NECESITABAN DE LOS HARRIS! Tanto como esa familia también quería seguir en sus negocios por medio del matrimonio de Franklin y Christina. ¡NO PODÍA HABER DIVORCIO! ¡Imposible!
—Sí. Escuché del visitante inesperado —le dijo Jameson, de inmediato a Isabella. Ella, entre los brazos de ese alto hombre castaño, levantó su mirada haciendo contacto visual con él. —¿Sobre Christina Harris…?, la verdad- —Espera. No hablemos de esto aquí —le dijo Jameson, soltando a su esposa y tomándola de la mano la escoltó hasta la sala de la casa. Lilian, fue detrás de ellos y se sentó en un sofá individual de la sala. —Lo lamento Isabella —se disculpó Lilian—. Tenía que decirle a mi hermano, estoy preocupada por ti. Estás embarazada y no deberías- —Gracias… —interrumpió Isabella a Lilian— Sé que lo hiciste con buenas intenciones, Lili. Sabía que Jameson se daría cuenta de una u otra manera —comentó ella avergonzada. Él exhaló y sentado al lado de Isabella en el sofá largo, posó su mano sobre la pierna de ella con cariño, viéndola fijamente a esos hermosos ojos verdes esmeraldas que esa mujer poseía. —Isabella. No quiero que te acerques a esa mujer. Es por tu bien
•••••••••• Al día siguiente, 10: 30 am. En la sede empresarial de Imperial World Travel. —¿Entonces… La dejaste así como así? —preguntó sorprendido, Adrián, luego de que su primo le comente el motivo de haber pasado toda la reunión pendiente "disimuladamente" del teléfono celular. —¡Por supuesto que no! —exclamó Jameson que se encontraba sentado en su silla tras el escritorio, con su codo en el descansa brazos y su barbilla posada sobre el dorso de su mano. —¿Qué hiciste, hermano? —le preguntó ese hombre rubio, curioso. —Envié a un "amigo". Se supone que ella saldría hoy, porque quiso ir sin Lili a la ciudad y verse en un restaurante Italiano con… Con esa Christina. —Wow~ —sonrió Adrián, tomando asiento cómodamente en una de las sillas delante del escritorio de ese CEO— ¿Así que ella anda por ahí, sola, embarazada, y buscando reunirse con la esposa de su ex prometido? ¡Está loca! Jajaja~ si fuera al revés, ella te habría hecho una escena de los diablos~ —se reía Adrián de
"No pensé que ella me fuera a traer a un lugar así, a solas. Ese hombre que nos observa, se ve muy sospechoso y me da incomodidad…" Pensó Isabella sentada a la mesa. Conforme los minutos pasaban, Christina comenzó a quejarse de cómo fue su matrimonio, esos sufridos días desde que supo que se casaría por obligación con Franklin Robinson. Isabella escuchaba atentamente. Llegaron las meseras y comenzaron a servir los primeros platillos del menú que componía ese refinado almuerzo. Sin embargo, Isabella sintió náuseas. El olor de los mariscos en uno de los platillos, le fue insoportable y ella se levantó cubriendo su boca con su mano. —¿Isabella? —le preguntó Christina, viendo cómo esa mujer pelirroja se marchó rápidamente hacia los baños del restaurante. Christina Harris frunció el ceño. « Objetivo 1. Haz que consuma la comida, sus platillos tienen una droga abortiva en una cantidad bastante pequeña, pero la suficiente para dañarla. » ¡FRACASÓ! La primera indicación que