Isabella solo veía la escena en total silencio sin poder creer lo que estaba haciendo Franklin ni qué pasaba por la cabeza de ese ex prometido. "Si Franklin busca medidas extremas y él está envuelto con Allison… Entonces…" Pensó Isabella inquieta. —Jay mi amor… No quiero ser atendida en el hospital de los Thompson —interrumpió Isabella la conversación de esos dos hombres, posando su mano sobre su vientre—. Llévame a otro lugar o me iré yo misma a otro. —¿Qué tiene que ver eso con- —¡Cállate Adrián! —interrumpió Jameson a su primo y se acercó rápidamente hacia su amada esposa—. Isabella, los Thompson tienen décadas en la industria de la medicina. No hay hospital mas preparado y confiable que el central de ellos. Llevamos décadas trabajando de la mano… No puedo simplemente sacarte por una "sensación" o algo que "creíste haber visto"… Sabes que te amo. Pero en estos momentos- —¡NO IRÉ! —interrumpió ella enojada a su esposo. —Isa, tienes que- Isabella se levantó de la sil
9: 30am. Allison Thompson salió del consultorio, el aroma a desinfectante se podía oler en todo el camino, uno que ella odiaba, luego de pasar meses en esas instalaciones, tratando el cáncer que una vez tuvo. El hospital, con sus luces fluorescentes y largos pasillos blancos, siempre la hacía sentir atrapada. Con el teléfono en su mano hablaba con su padre don Richard Thompson. Mientras se dirigía al estacionamiento. Allison apretó los labios. Su padre era el dueño del hospital, y su influencia se extendía por cada rincón del ámbito médico del Estado de Miami. —Jameson dejará de llevar a su esposa, Isabella, a nuestro hospital para su atención prenatal. Él parecía realmente serio en la decisión, ¿tienes idea lo perjudicial que sería para nosotros perder a nuestro mayor cliente? —se quejaba don Richard con un tono de voz que mostraba su preocupación y molestia—. ¿Qué has hecho, Allison?, espero que no estés involucrada en su decisión. Allison se congeló, nerviosa. ¿Cómo p
•••••••••• En ese mismo momento, pero en la oficina del CEO Jameson Howard en Imperial World Travel. Los muebles elegantes de caoba y los diplomas enmarcados, creaban un ambiente de seriedad y prestigio en la oficina. Jameson se encontraba detrás de su escritorio, absorto en la pantalla de su computadora, cuando su madre, doña Dayan, irrumpió sin previo aviso. —¡Señora Howard, le dije que no podía entrar! —alzó la voz a distancia la secretaria. —¡Tú cállate! ¡No eres nadie para hablarme así! —gritó la mujer fríamente. ¡CLANK! Sonó el portazo, cuando ella ingresó, quedando a solas con su hijo. —Jameson —dijo doña Dayan, con voz firme—, necesitamos hablar sobre Isabella. Jameson suspiró, apartando la mirada de la pantalla. Doña Dayan, su madre, siempre tenía una manera de aparecer en los momentos menos oportunos y de las formas más llamativas. —Madre, no tengo tiempo para esto ahora. Estoy trabajando, por favor, vete. —¿Ocupado? —cruzó los brazos la mujer madura, impo
—También sé… Que fuiste tú la que la hizo vivir un infierno por 3 años. Antes de que ella trabaje para Franklin —le dijo fríamente, el CEO Jameson Howard a su madre. Doña Dayan retrocedió, impactada por las palabras de su hijo. La elegante oficina se llenó de un silencio denso, roto solo por el sonido de la respiración agitada de ambos. Jameson se levantó nuevamente de su silla y se acercó lentamente a su madre, con los ojos llenos de una mezcla de furia y dolor. —Todo este tiempo, he vivido con el peso de tu manipulación y crueldad. ¿Cómo pudiste hacerle eso a Isabella? —susurró Jameson con voz temblorosa, luchando por contener la ira en su interior. Doña Dayan, intentó articular palabras, pero solo consiguió balbucear incoherentemente. Ella finalmente, reunió sus fuerzas y miró a su hijo con ojos llenos de lágrimas… Por supuesto, lágrimas falsas. —Jameson, cariño, debes comprender que hice lo que creí mejor para ti. Isabella no era adecuada para ti, eras tan joven entonces
En ese espacioso jardín, donde la brisa acariciaba el rostro de ese CEO. El teléfono celular de Jameson sonó y al ser atendido, la voz de Adrián resonó con urgencia. —Todo está listo para el viaje —dijo Adrián con cautela—. Hablé con Franklin; no sospecha nada. Jameson exhaló, sintiendo el peso de la responsabilidad. —Lo has hecho bien, gracias, Adrián. —No agradezcas, hermano~ trato de ganar puntos contigo luego de perder tu confianza jaja~ —No digas tonterías. Si no confiara en ti, jamás te hubiera dado una oportunidad al saber tus planes con Franklin —le recordó Jameson. —Es cierto… —susurró Adrián— Franklin perdió a un gran amigo. Es un estúpido~ Jameson Howard sonrió y tras despedirse, colgó el teléfono y miró hacia la casa, donde Lilian e Isabella comenzaban a ingresar. ……. Minutos más tarde. Jameson entró en la sala y se acercó a Lilian Howard. Ella giró la cabeza hacia él, sus ojos llenos de comprensión. —Lili —dijo Jameson, su voz más suave de lo
Esa noche, la cena de esas mujeres fue en uno de los lujosos hoteles de la familia Harris. Con velas parpadeantes y vinos caros. Christina, con su cabello rubio y ojos cansados, miró con curiosidad a Allison Thompson. —Sé que Franklin quiere el divorcio —dijo Allison, jugando con su copa de vino—. Pero eso traería muchos problemas a su familia y por supuesto, la tuya. La mejor manera de resolver esto es cooperando. Christina alzó una ceja. —¿Cooperando? ¿Con quién? —le preguntó ella lo obvio. Allison sonrió, sabiendo que estaba a punto de ganarse a Christina. Que no parecía ser muy inteligente. —Conmigo. Isabella desconfía de mí, pero a ti, no te conoce. Si inventamos una disculpa, podríamos acercarnos a ella. ¿Qué dices? —sonrió Allison con complicidad. Christina frunció el ceño. Su matrimonio había sido un desastre desde el principio, sobre todo, con la obsesión de Franklin por Isabella. Sin embargo, ella también tenía sus secretos. No quería que su romance con
—Disculpe si suena un poco odioso de mi parte, señora Robinson. Pero… ¿A qué se debe esta inesperada visita? —le preguntó Isabella a Christina. Lo más cordial que pudo. —¿Puedo hablar contigo a solas, sin nadie…? —le preguntó esa mujer rubia a Isabella y esta volvió a ver a los sirvientes y a Lili haciendo un gesto. Lili se acercó a Isabella y le susurró de inmediato: —¿Estás segura de esto Isabella?, no me convence… —Estaré bien, Lili. Gracias por tu preocupación~ —sonrió Isabella. A pesar de que un instinto a Lilian le gritaba que no deje sola a su cuñada, ella ingresó a la casa. ……. Una vez en el interior de la casa, Lilian Howard de inmediato llamó a su hermano mayor. —¿Pasó algo? —le preguntó Jameson, contestando de inmediato a su hermanita, esa llamada telefónica. —¡Sí! ¡Pasó algo urgente! ¡Tú esposa está hablando con Christina Harris!, esa mujer llegó a la casa y pidió verla. Isa aceptó. No me gusta sentirme como una metida, pero… Estoy preocupada, hermano.
•••••••••• Esa mañana durante la hora del almuerzo en la mansión de los Robinson padres: —¡Te dije que arreglaras el problema de esa noticia espantosa que diste, Franklin! —exclamó su madre, Mónica Robinson. —¿Todavía no lo ha hecho? —preguntó su padre. El señor Alexander Robinson. —¡No! ¡Siguen los reporteros de todas partes esperando! —contestó doña Mónica— ¿Qué esperas para actuar como el hombre maduro que se supone que eres? ¿Estás esperando que Nicholas asuma la empresa en tu lugar? ¿Eso es lo que quieres? Franklin mostró una sonrisa burlona. —¿Yo querer eso~?, quizá es él quién lo quiere~ —volvió a ver ese hombre de cabello oscuro rizado a su hermano menor sentado al otro extremo de la mesa. Ese almuerzo familiar de los Robinson de emergencia. Comenzó a llenarse de tensión. ¡NECESITABAN DE LOS HARRIS! Tanto como esa familia también quería seguir en sus negocios por medio del matrimonio de Franklin y Christina. ¡NO PODÍA HABER DIVORCIO! ¡Imposible!