Un soldado de la Bratva era formado con entrenamientos extremos, superando lo inhumano, muchos eran forjados desde pequeño volviéndolos casi indestructibles ante sus enemigos. Sus especialidades eran el manejo de armas cortas y largas con una base de velocidad y bravura en sus acciones, la letalidad en cada uno de sus movimientos los convertía en repartidores de muerte, capacitados para no sentir y no tener piedad de nadie. Si el Jefe ordenaba que moriría, así lo hacían sin rechistar. —Tienes que aprender a moverte como el viento, utilizar el método de sorpresa con tus enemigos —Nicolay se movía alrededor del ring analizando su posición y corrigiendo posturas —en el combate cuerpo a cuerpo tienes que tener cuidado, en la mafia nadie juega limpio, tratarán de matarte con alguna arma blanca, por lo que a ti nunca debe faltarte ninguna. Encuentra un sitio donde siempre puedas llevarla. Si vas a pelear con alguien recuerda siempre usar todas tus extremidades, puños, rodillas, codos y pie
La puerta de su habitación se abrió dándole el paso al hombre que la observó sin ninguna expresar ninguna emoción, se paró delante de ella con las manos en su bolsillo viéndola cómo lanzaba gritos en medio del llanto. Su reacción era algo que esperaba, Camila era alguien demasiado sensible y expresiva que le entregaba el corazón a todas las personas cercanas a ella. Quería quitarle esa humanidad, quería que aquello le ayudara a eliminarla de una vez y fuera ella quien se hiciera cargo de los responsables de la muerte de su amiga. —Todo este drama no la revivirá —su voz seca solo la hizo enfurecer, elevó su mirada oscurecida que expresaba tantas cosas entre ellas el dolor y el instinto asesino que se comenzaba a despertar. —Es mi culpa, por mi culpa ella esta muerta, Adele tiene razón. Soy una mierda de persona, era yo quien debía estar en esa caja y no ella. Dmitry blanco tomó por los brazos levantándola odiando verla en aquella posición.—Las reinas como tú no se arrodillan, hace
Camila Desperté sintiendo el calor de su cuerpo, su brazo envolviendo mi cintura y el apenas perceptible sonido de su respiración. Sonreí sintiéndome que al fin estaba teniendo algo de lo mínimo que ansiaba, ya no lo sentía tan distante, anoche noté que sus ojos no eran tan fríos como hace unos días. El recuerdo de lo que hice ayer me asqueó, buscaba en mi interior el remordimiento que no encontré, me sentía satisfecha y con una carga menos en mis hombros, el alma de mi amiga ya era libre y al menos una parte de sus verdugos ya estaban muertos, porque no soy tan tonta al pensar que sólo fueron ellos, ahora mis manos querían a la cabeza del clan que le quitó la vida y que quieren quitarme la mía. Lo cual no voy a permitir, porque antes que yo caiga caerán ellos. Me levanté al ver la hora y recordar mi entrenamiento, no debía ser impuntual sino quería recibir un castigo y Nicolay había demostrado que no jugaba, mi cuerpo estaba más adolorido que nunca por toda la actividad sexual de
Camila—¿Y por qué no la has tomado? —Porque antes quiero convertirla en una de las Suki —confesé sintiendo la malicia recorrer mi cuerpo, sedienta por ver esa perra revolcarse en la mierda que se merece—Oksana no es una traidora y no puedes enviar a ningún soldado allá cuando es buena en lo que hace, no es una traidora, malenʹkiyMe aparté poniendo mala cara, quería humillarla y torturarla como tantas veces pretendió hacer lo mismo con ella, ansiaba su sangre y oír sus ruegos para que se detuviera con sus torturas. —La defiendes —Aquí hay un orden que no puedo pasar por alto por un capricho, si hago eso puedo provocar muchas traiciones de parte de mis hombres. No puedo concederte eso y tienes que entenderlo si quieres permanecer a mi lado como lo dijiste esta mañana. Me quedé en silencio por unos minutos, asentí conforme con su decisión, era una mierda pero debía aceptarlo y ser paciente para esperar el momento para acabar con ella, porque en esta casa no podríamos permanecer l
Camila Volvimos a la mansión pasadas las 20 h, Dmitry se encerró en su despacho y yo aproveché para ir a la cocina a prepararme un sándwich, mi estómago rugía. Abrí el refrigerador sacando los ingredientes necesarios, armé tres y los partí a la mitad poniéndolos sobre un plato, tomé un baso de jugo ubicándolo todo sobre una bandeja para poder llevarla a la habitación. Decidí darme un baño antes y ponerme una bata de fina seda, usando abajo unas diminutas bragas, recordé la tv en su habitación por lo que volví a tomar la bandeja para encaminarme hasta allá, al abrir la puerta aún no llegaba lo que era mejor. Me acomodé en un sofá encendiendo la gran pantalla para poder ver una película, tenía tanto tiempo de no realizar este tipo de actividades tan sencillas. Los sándwich me sabían mejor al tener mis ojos entretenidos en la pantalla, solía hacer esto con Ángel, se sentía bien. Tan diferente al ambiente que me rodeaba ahora, con un hombre que me aseguró que jamás volvería a ver su ver
Camila Volvimos a la mansión pasadas las 20 h, Dmitry se encerró en su despacho y yo aproveché para ir a la cocina a prepararme un sándwich, mi estómago rugía. Abrí el refrigerador sacando los ingredientes necesarios, armé tres y los partí a la mitad poniéndolos sobre un plato, tomé un baso de jugo ubicándolo todo sobre una bandeja para poder llevarla a la habitación. Decidí darme un baño antes y ponerme una bata de fina seda, usando abajo unas diminutas bragas, recordé la tv en su habitación por lo que volví a tomar la bandeja para encaminarme hasta allá, al abrir la puerta aún no llegaba lo que era mejor. Me acomodé en un sofá encendiendo la gran pantalla para poder ver una película, tenía tanto tiempo de no realizar este tipo de actividades tan sencillas. Los sándwich me sabían mejor al tener mis ojos entretenidos en la pantalla, solía hacer esto con Ángel, se sentía bien. Tan diferente al ambiente que me rodeaba ahora, con un hombre que me aseguró que jamás volvería a ver su ve
—Parece que decidiste salir de la cueva con tu puta —apartó a la mujer que tenía tomando una toalla para cubrirse —aunque debo admitir que es una preciosura. El hombre rió con cinismo mostrando la hilera amarilla que tenía por dientes, la peli blanca lo observaba con odio y asco, su arma se encontraba arriba apuntándole y dispuesta a disparar en cualquier movimiento, no supieron de dónde pero cuatro hombres armados salieron de detrás de él. —Estás perdido, Ahmad —Se burló cuando otro de sus soldados le informó de la destrucción de otras bodegas —Esta noche tu asquerosa sangre recorrerá mis manos, así como la de tus hijos cuando los torturé como una las Suki de mis calabozos.Ahmad tensó su mandíbula recordando el momento en que recibió a sus dos hijos en una caja, de la misma manera en que él mandó el cuerpo de aquella joven, junto a los cadáveres una fotografía de cómo dejaron sus cuerpos antes de partirlo, una cinta con ellos gritando cuando los estaban torturando. Un golpe fuerte
Él asintió con alivio al saberla bien, aguardó hasta que una enfermera llegó para guiarlo hasta la habitación donde se encontraba conectada a varias máquinas, aún permanecía inconsciente, se acercó a ella para besarle su frente y tomar su mano. —Lo siento, pequeña, no te protegí como te lo prometí «Iba a ser padre» pensó dejándose sentir dolor después de muchos años, un ser que formaron entre los dos, su sangre había muerto antes de nacer. La ira volvía a recorrer su cuerpo, haría pagar a ese bastardo, le daría la peor de las muertes.—Lo pagará, te lo juro y esta vez si cumpliré. Se sentó en la silla al lado de la cama sin soltar su mano helado y pálida, viendo cómo su pecho se movía suavemente de arriba abajo, recostó su cabeza en la cama pensando en la reacción que tendría al saber lo sucedido, un recuerdo del pasado vino a su mente —¿Te ves en el futuro con un hijo? —preguntó mientras le daba una lamida a su helado sin quitarle la mirada de encima pendiente a su reacción. Él s