Besos que curan

A la mañana siguiente apenas podía levantar el cuerpo de la cama. Me dolía todo. Tenía uno de mis ojos casi cerrado por completo y la boca me dolía horrores. Estaba sola en la cama, me miré y vi el camisón hecho añicos y cubierto de sangre. Estaba aterrorizada y muy enojada. Pero no volvería a dejar caer una sola lágrima por ese maldito.

Miré la hora. Noah tenía cita con Sofi. No hubiera querido que me viera así, por nada del mundo. Pero el pequeño no podía faltar. Tomando fuerzas de donde no tenía me levanté de la cama. Me metí directo a la ducha y dejé que el agua calmara mi dolorido cuerpo. Al salir, me acerqué al espejo para secar mi cabello y la imagen que me devolvió me quitó el aliento. Todo mi rostro lucía como el de un boxeador que acababa de perder la pelea de su vida. Mi ojo derecho muy chiquito culpa del p

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