A la mañana siguiente apenas podía levantar el cuerpo de la cama. Me dolía todo. Tenía uno de mis ojos casi cerrado por completo y la boca me dolía horrores. Estaba sola en la cama, me miré y vi el camisón hecho añicos y cubierto de sangre. Estaba aterrorizada y muy enojada. Pero no volvería a dejar caer una sola lágrima por ese maldito.
Miré la hora. Noah tenía cita con Sofi. No hubiera querido que me viera así, por nada del mundo. Pero el pequeño no podía faltar. Tomando fuerzas de donde no tenía me levanté de la cama. Me metí directo a la ducha y dejé que el agua calmara mi dolorido cuerpo. Al salir, me acerqué al espejo para secar mi cabello y la imagen que me devolvió me quitó el aliento. Todo mi rostro lucía como el de un boxeador que acababa de perder la pelea de su vida. Mi ojo derecho muy chiquito culpa del p
Odiaba mentirle a mi hijo, pero no quería que se asustara o le temiera a Ethan. Él debía sentirse a salvo. Y además quería mucho a su padrastro y no quería robarle eso. Así que unos días después, cuando mi rostro comenzó a sanar y el maquillaje arregló lo que aún seguía mal… por fin salí de la habitación. Justo a tiempo para terminar con los preparativos de su noveno cumpleaños.—¿Ya te sientes mejor mami? —preguntó entusiasmado mientras se abrazaba a mi cintura.—Sí cariño. Estoy mucho mejor. ¿Me extrañaste? —dije sentándome a la mesa para el desayuno.—Claro que sí. Pero papá dijo que te dejara descansar.—Me ayudó mucho.—¿Ves Noah? Solo necesitaba descansar un rato —agregó Ethan desde la punta de l
Amber y Noah jugaban en la piscina mientras yo estaba recostada en una de las reposeras tomando el sol, cuando Ethan se acercó. Llegaba de uno de sus viajes a Colombia.—Hola amor —dijo tomándome por sorpresa.—Hola cariño ¿Todo bien? —respondí fingiendo normalidad. Últimamente me había vuelto una experta en fingir.—No, nada está bien. ¿Dónde está Pink?—No tengo idea, supongo que adentro —sabía de sobra que Ryan estaba juntando evidencia para poder armar un caso sólido contra él y sacarme a mí del medio— ¿Quieres que vaya por él?—Sí, dile que necesito verlo urgente.Me levanté y me apresuré a su encuentro, no quería que Ethan lo encontrara hurgando en sus cosas. Después de recorrer casi toda la casa, finalmente lo encontré en s
Por la noche llegamos a casa, Ryan cargó a Noah hasta su habitación, el pequeño no aguantó más el sueño y se durmió en el auto. Amber se fue a su casa y yo bajé a buscar una copa y disfrutar de la tranquilidad que sentía al estar lejos de Ethan y sus incansables amenazas.Me serví una copa de vino y salí a la terraza de mi dormitorio para disfrutar del cálido aire y el cielo estrellado.—No puedo evitar imaginar que así debería ser nuestra vida —la voz de Ryan me sobresaltó, estaba apoyado en el marco de la puerta de la terraza con sus grandes brazos cruzados sobre su pecho, la tela de su camisa parecía estar por saltar en mil pedazos.—Lo sé… si tan solo todo fuera distinto…—Pronto lo será. Debes confiar en mí.—Confío ciegamente en ti, mi súper hombre —respond&i
Los días que pasamos los tres solos en Miami, fueron sin duda, los mejores de mi vida. Durante el día disfrutaba de mi hijo, Bea y mis amigas. Que se la pasaban más en casa que en cualquier otro lado. Y por las noches, me entregaba por completo al placer que Ryan me regalaba.Una de las cálidas tardes que disfrutábamos de la piscina, Noah insistió en que quería el tiburón inflable que su tía le había regalado. Fastidiada me salí de la alberca y me dirigí al cuarto de cacharros donde guardábamos las cosas que rara vez se usaban. Busqué el dichoso animal por todos lados y en eso di con una caja de metal muy bien escondida entre las maderas flojas del pequeño cuarto. La abrí y ahí estaba el libro que tanto habíamos buscado. Presa de la curiosidad le eché el ojo. Claramente estaba muy bien cubierto en códigos que yo no entendía. Lo met
Los días que Ryan pasó lejos me tenían en alerta constante. No sabía cómo estaba. Y eso me perturbaba. El miedo a perderlo me paralizaba.Ethan comenzó a comportarse más extraño que de costumbre, como si estuviera planeando algo y su mirada me producía una sensación de horror total.Mi mente comenzó a barajar la posibilidad de que hubiera descubierto la tapadera de Pink. El asunto del FBI, y ese dato que le habían hecho llegar, sumado al viaje a Colombia… de solo pensarlo el corazón se me detenía. Si Ethan sabía quién era realmente Ryan, su vida estaba terminada y la mía también. Perderlo no era una opción, al menos no una con la que pudiera vivir. Mi vida sin él carecía de sentido. Y Noah y yo estaríamos condenados.La única esperanza que albergaba era el amor de mi esposo por mi hijo. Tení
No pude pegar un ojo en toda la noche. Luego de que Ethan se durmiera después de satisfacer su sed de mí, di cientos de vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Preguntándome si era éste el momento que Ryan había estado esperando. El negocio con el Senador estaba en marcha, y sería un buen momento para agarrarlos a todos juntos. Pero no tenía idea de cuáles eran los próximos movimientos de mi súper hombre… solo podía seguir confiando en él y esperar que todo acabara lo antes posible.Luego del desayuno, Ethan y Peter se fueron a dar un paseo por la propiedad. Me senté en la banca de afuera, envuelta en un grueso saco de lana y con un café caliente en la mano.—¿Puedo acompañarte? —preguntó Linda sentándose a mi lado sin esperar respuesta.—Por supuesto. ¿Eres la esposa de Peter? —pregun
—Mantén la cabeza abajo —ordenó entre gritos.Subimos a un helicóptero y una vez dentro comencé a temblar fuertemente. Todo mi cuerpo se estremecía y no podía calmarme.—Por favor, tranquilízate, ya estás a salvo. No dejaré que nada te pase. Debes calmarte —al fin su voz se volvió clara, levanté la cabeza de entre mis piernas para mirarlo a los ojos. Su mirada estaba al rojo vivo, jamás lo había visto así. Y nunca me pareció más peligroso y real que en ese momento. Su entrecejo estaba fruncido y su mandíbula se apretaba con fuerza.—Maldito hijo de perra lo mataré con mis propias manos. Lo haré sufrir como la inmunda rata que es.—¡¿Qué?! Yo… qué… —no conseguía que mi cerebro juntara dos palabras con sentido.—Cálmat
Isaac apareció un día después de nuestra llegada a ese lugar. Estábamos metidos en una especie de sótano apestoso. Escaleras arriba, no era el Ritz, pero estaba habitable.Una cabaña en medio de la Selva Amazónica Colombiana… pequeña y con lo justo y necesario para sobrevivir por bastante más tiempo del que yo estaba dispuesta a aguantar. Dos habitaciones, una ocupábamos Ethan y yo. La otra era para Isaac o Owen, ya que se turnaban para montar guardia en la entrada veinticuatro horas al día. Un comedor-cocina y un baño. Eso era todo. Las alacenas y el sótano atestado de conservas, agua embotellada, algo de congelados y mucho, mucho armamento y dinero.Para poder tomar un baño había que calentar agua en una olla y luego echarla en la bañera. No había electricidad, ni gas, ni nada… todo a leña y con faroles. Como la maldita era medie