Maye Ruíz.Después de semejante demostración de amor de parte del diabólico lisiado voy detrás de la rubia quien me presenta algunas mujeres de la alta sociedad, lo extraño de todo esto es que me está presentando a todos pero aún no se presenta a si misma ni siquiera se su nombre. Algo me dice que sus intenciones no son buenas aún así decido seguirle la corriente y ver hasta donde será capaz de llegar.En un momento que nos quedamos solas la tomo del brazo como si fuéramos grandes amigas, ella me ve con una mirada de repulsión, hago como si no me hubiera dado cuenta de ello y le susurro muy cerca del oído- Le agradezco que quiera presentarme a muchas personas pero ¿No crees que también deberías presentarte? Eres muy amable, no nos conocemos por lo cual me gustaría saber el nombre de la persona a quien debo agradecerle y devolverle la amabilidad en el futuro.Ella retira su brazo de mi agarre sutilmente y contesta- Tienes razón, es solo que pensé que Cipriano te había hablado de mí,
Me descubro un poco la cara apartando mi cabello para poder verlo, empiezo a llorar muy agraviada y entre lágrimas grito:- ¡Querido!Le doy una explicación a mi manera de lo que sucedió luciendo muy afectada.Ella me grita que soy una mentirosa y si las miradas mataran hubiera muerto en el acto aquí y ahora. Me provoca reír a carcajadas porque ella intento agraviar a esta humilde servidora y se le volteó la tortilla. Tengo que reprimir el impulso con todas mis fuerzas para poder seguir actuando como víctima y sobre todo que sea creíble.- Mi amor ¿Puedes levantarte?- No lo creo, ya te dije que me duele mucho el tobillo.- Está bien no te preocupes.No puedo ver muy bien lo que está pasando a mi alrededor porque tengo el cabello todo alborotado cayendo sobre mi rostro. El asistente personal del Diabólico lisiado se acerca furtivamente y como con algo de miedo ¿Será que teme a ser mordido nuevamente por mí? Lo que no sabe es que hoy estoy en plan de ser la víctima ¿Como no puede darse
Cipriano Mangolini.Estoy en mi habitación es tarde y no puedo dormir, no sé cómo fue que perdí el control de esa manera. Mi intención no fue agredir a Maye ni comportarme como un tirano, no se que hacer, si debería ir a disculparme con ella o simplemente dejar que me odie.No puedo sacar de mi mente su mirada aterrada y el hecho de que se fue a dormir sin cenar. Además lo único que me hizo entrar en razón fue ver sus lágrimas silenciosas, recordé todas las veces que ví a mi madre llorar en silencio por los desplantes de mi padre. Aunque era joven cuando me tocó presenciar todo aquello me prometí a mi mismo que nunca trataría a una mujer con falta de respeto.Lo que acabo de hacer no tiene justificación pero no pude evitarlo, no sé qué me pasa cada vez que me encuentro con Estefanía es como si su presencia pudiera remover todos mis sentidos y sacar desde el fondo de mi alma las acciones más malvados y aterradoras. Al decirme que Estefanía me dejó por alguien mejor, tocó un punto muy s
Maye Ruíz.Me despierto y siento una molestia en la cabeza, me duele un poco. Además tengo puesta una vía en el brazo, por lo que puedo notar estoy en un hospital o algo así. Intento incorporarme en la cama pero no puedo todo me da vueltas.Es cierto me caí como tonta del árbol cuando intentaba llegar por medio de una de sus ramas hasta la pared que sirve como cerca de la mansión y así escaparme del diabólico lisiado. La rama del árbol se rompió por lo cual caí al piso, debí haberme desmayado. Recuerdo lo que me dijo el infeliz momentos antes de mi caída y me da un coraje, al instante siento una fuerte punzada en la cabeza que casi me hace llorar. Cálmate Maye, en estos momentos no tienes la fuerza ni la posibilidad de hacer algo, creo que el golpe que me dí fue un poco fuerte. Siento que alguien entra y me hago la dormida. Puedo escuchar que el degenerado está hablando con alguien sobre mi condición física, según todo está normal y deben esperar a que yo despierte para hacerme una
Cipriano Mangolini.Llevo toda la noche en el hospital. No he dormido nada por que estoy muy preocupado por la mujer escurridiza, espero que la caída no le haya dejado lesiones graves.Entro con el doctor Raúl a la habitación donde se encuentra, es un hombre de un poco más de 50 años, ha sido el médico de cabecera de nuestra familia por mucho tiempo por lo cual hay mucha confianza entre nosotros. Me explica la situación de Maye diciendo que hay que esperar a que despierte para descartar cualquier posible daño cerebral.Después de decir eso sale de la habitación dejándome a solas con ella. Está en la cama con unas vendas en la cabeza, puesto que tiene una herida en el lado derecho, justo en la cien, fue allí dónde recibió el golpe, al parecer también sufrió heridas en el brazo y quien sabe dónde más. Al verle así me invade un sentimiento de culpa por todo esto, en un intento de disculparme con ella la tomo de la mano, se ve tan frágil e indefensa en estos momentos.Todavía no he dicho
Maye Ruíz.Acabamos de llegar a la cárcel de oro por qué en eso se ha convertido está hermosa, lujosa pero fría mansión. Si descubre la mentira que me invente y de que convencí a su médico de confianza para que me ayudara con solo unas cuantas palabras exageradas porque, lo del maltrato fue cierto. Este castillo de oro se puede transformar fácilmente en una mazmorra y siendo sincera conmigo misma no quiero eso.Esa última mirada que me dio fue muy amenazante, no entiendo el por qué es tan agresivo y arrogante y al mismo tiempo tan sencible. ¡Hay por Dios! No entendió que, lo que le hice a su ex fue porque ella me provocó primero. Solo me defendí, no entiendo a este hombre tampoco quiero llegar a entenderlo, aunque lo que paso entre él y la rubia oxigenada me intriga pero, no es de mi incumbencia no puedo reparar en eso, debo enfocarme, está dudando de mí y seguramente me tendrá vigilada. Se cómo actúan los hombres como él, quieren controlarlo todo. Debo tener cuidado con mis palabras
Cipriano Mangolini.Estoy en mi despacho intentando analizar toda esta situación que se presentó con la mujer escurridiza cuando escucho que hay una conversación entre dos personas fuera de ella con voz bastante elevada.Mis empleados saben que detesto el ruido fuera de mi oficina, sobre todo cuando estoy trabajando. Algo debió haber pasado, espero que no tenga nada que ver con Maye. Tocan la puerta, doy la orden de entrada. Veo entrar con cara extraña a mi chófer, tras de él entra de forma apresurada Rita, puedo hacerme una idea de lo que pasa, seguramente es lo que me temía, debe tener algo que ver que con la mujer escurridiza. Por algo hay un dicho que dice: invoca al Diablo y lo tendrás presente. Al llegar aquí le expliqué a todos mis empleados lo que había pasado con ella, además le pedí a Rita que fuera a verla y comprobará si había alguna reacción diferente, algún indicio de que estaba actuando. Le encomendé estrictamente que si veía algo fuera de lugar me lo informará inmediat
Maye Ruíz.Después de que el intento de trepadora que tiene el Diabólico lisiado por empleada se fuera tras el chófer, no ha habido ningún ruido, ha pasado mucho tiempo y nadie a venido por aquí así que me veo en la obligación de bajar hasta la cocina.Deseo comer algo, mi estómago está primero que mi orgullo y no esperaré a que alguien se acuerde de mi existencia, no señor, debo buscar el alimento a la cocina por mi cuenta. Antes de bajar me coloco una pijama de hombros descubiertos, quiero ver si alguien se da cuenta de las marcas en mi cuerpo dejadas por las garras de Rita. Para mi sorpresa todos los empleados bajan la cabeza haciendo una señal de reverencia y ninguno se atreve a mirarme a la cara. ¡Que contradictorio es el mundo! Cuando deseo que me miren para hacer mi magistral papel de víctima agraviada, nadie se atreve, cosa muy diferente de cuando llegue aquí.Pero, no importa, en algún momento alguien lo notará y me preguntará y es allí cuando aprovecharé para hacer mi exc