Maye Ruíz

Cuando llegamos a la casa del Diabólico lisiado se fue a lo suyo y me dejó allí a mi suerte. Tan educado y refinado que se la quiere dar y es un mal anfitrión ¡ese infeliz!

En el acuerdo que firme por coacción de parte de él decía que no puedo hacer ningún cambio en la casa sin su consentimiento. ¡Ha si! Pero el si puede dejarme tirada aquí en esta mansión tan grande sin indicarme ni siquiera cual será mi habitación, debió hacerme un tour y decirme a mí, su futura esposa, donde se ubica cada cosa en especial la cocina, punto importante, tengo mucha sed y si supiera donde queda ya habría tomado agua.

Luego darme un paseo por el jardín si tiene y obvio que debe haber un jardín pero no, me dejó parada aquí contemplando está hermosa sala, parece un salón de banquetes, me entretuve observando todo y cuando di la vuelta para preguntarle algo ¡bum! ya no estaba, se fue sin siquiera avisar. ¡Huy es que esto es el colmo de los colmos!

Yo estoy haciendo mi berrinche interno cuando s