Un Alpha de Oro para Una Alpha de Plata
Un Alpha de Oro para Una Alpha de Plata
Por: taniamtz352
Prólogo

POV Jason

Tomé un largo trago de cerveza escupiéndola un segundo más tarde para empezar a reírme a carcajadas de algo que mi Beta me dijo. Unos dedos me acarician la espalda y dirijo mi atención a la rubia sentada en mis piernas que está mirándome con una sonrisa que intenta ser seductora.

Yo le devuelvo la sonrisa atrayéndola a mí para besarla con gozo y profundidad, mi ágil lengua investiga toda su boca saboreando el alcohol de sus labios mientras que mis dedos recorren su cuerpo sin pudor alguno.

Me separo de ella para tomar otra cerveza de la mesa para saciar mi sed, dejándola jadeando y anhelante por más, menea su cadera causando fricción en mi parte baja con su trasero haciéndome gruñir.

Mi Beta y mejor amigo Noel esta frente a mí con su mate Lissa, él me ve con una sonrisa ladeada y niega con su cabeza divertido por mi descarado espectáculo, pero parece que Lissa me quiere convertir en cenizas con la mirada de muerte que me da, la ignoro totalmente para pararme y caminar en dirección del escenario que estaba a unos metros de nuestra mesa.

Una vez que estoy arriba de la tarima tengo una vista perfecta de todo el lugar y de la misma manera toda mi manada es capaz de observarme sin importar el punto en que se encuentren, le hago una seña al Dj y esté deja de tocar música, me acerco al micrófono para tomarlo y poder hablar.

–¡Manada Golden Moon!–.

Todos se giran en mi dirección y alzan sus copas gritando con determinación en respuesta a mi llamado.

Me relamo los labios mientras una sonrisa orgullosa me parte la cara por la mitad por mis siguientes palabras.

–¡Hace 5 años que soy su Alpha, y hace 5 años que nos convertimos en la manada más fuerte y temida del mundo!–

Más gritos y vítores.

–¡Y hoy es nuestro aniversario de vencer al clan McDonner, dándonos la libertad y la fuerza que poseemos! –.

Hago una pausa para dar un largo suspiro y sonrisa pasa a ser una engreída, sonrisa que los presentes me devuelven gustosos.

–¡Disfrutemos del banquete del que somos dignos!, ¡Porque ni hoy, ni mañana, ni nunca seremos vencidos!–.

Ahora mi manada ruge con mi aclamación como si fueran uno solo.

–¡Y juro ante la Luna que jamás nos veremos derrotados ni sometidos ante nadie de nuevo!– Grito cada una de las palabras con convicción y orgullo –¡ABSOLUTAMENTE NADIE NOS PARARÁ!–.

Silbidos y vítores se escuchan por todas partes, el corazón me explota de emoción mientras veo a todos los lobos extasiados, borrachos de alegría mientras disfrutan de la libertad y paz que tanto dolor con lágrimas nos costó conseguir.

Yo dejo que mi lobo salga, el cambio tarde un par de segundos, mis huesos se rompen y se reacomodan mientras caigo a cuatro patas. La madera debajo mío cruje por mi peso pero no me amedranto y aulló a la Luna, inmediatamente todos me siguen transformándose o desde su forma humana hasta que me detengo.

Regreso a mi cuerpo sin pudor por haber quedado desnudo, al crecer como cambiaformas la aceptación de tu cuerpo es de las primeras cosa que aprendes ya que la vergüenza no es un lujo que te puedes permitir cuando destruyes tu ropa al menos una vez al día.

Camino de regreso a mi mesa donde ahora Noel y Lissa están muy ocupados llenándose de besos, no hay rastros de la chica que rogaba por mi atención momentos antes. Intentando no interrumpir a la parejita tomo una nueva cerveza y me alejo perdiéndome entre la multitud.

Se me hincha de orgullo el pecho al pensar que cada una de mis palabras está cargada de verdad, hace unos años la gente se reiría si escuchara nuestro nombre, dirían que no éramos unos adversarios dignos de tomar en cuenta.

Demasiado débiles, como insectos como para reconocernos.

Ahora éramos los más temidos y respetados, pues convertimos nuestras debilidades en fuerza, eliminamos a las personas que envenenaban nuestra comunidad, nos esforzamos partiéndonos la espalda para incrementar nuestros negocios y asegurar nuestro territorio.

No había nadie que pudiera hacernos caer o derrumbarnos. Todos nuestros esfuerzos, todos nuestros logros, nos pertenecía todo y ni siquiera la diosa Selene podría cambiar eso.

Así que con una sonrisa ladeada alce mi botella de cerveza en dirección a la hermoso Luna llena que resplandecía con todo su esplendor en el cielo nocturno y susurré.

–Vamos no hay nada que no hemos visto ya, un reto no nos vendría mal–.

Acto seguido me terminé el contenido de la botella y me giré para buscar algo de ropa y seguir disfrutando de la fiesta.

Nunca creí arrepentirme de esas palabras susurradas, pues jamás, ni en mis más locos sueños supuse que la diosa Selene me estuviera escuchando, preparada para hacerme tragar mi orgullo y mis palabras.

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