Capítulo XXXVIII: Centro de Rehabilitación (Parte Cinco)—¡No tienes idea de lo que ha hecho y de lo que he tenido que hacer yo para que esto no se vaya al mismo carajo! —exclamó Josh con esa frustración que se anidaba en su pecho. Sus manos se pusieron en puños y todo su cuerpo tembló con la ira bailando en sus venas.—Entonces cuéntame Josh —pidió Leyna con ternura—. Cuéntame todo para tener mi propia opinión al respecto.Hendrik se tensó al igual que Amelia.Además, el menor de los Bemberg de inmediato se preguntó a sí mismo si: «¿Josh sería capaz de confesarle, ahí mismo, a Leyna toda la verdad?»Josh suspiró con pesadez y cruzó una mirada cómplice con su madre y luego con su hermano menor. Ambos lucían completamente nerviosos y a la vez temerosos.La cabeza de Josh no dejaba de gritar que le dijera la verdad, su conciencia exigía que terminara con esta farsa y que pasara lo que tuviera que pasar, pero su corazón se negaba a perder, en realidad se negaba a perderla a ella.Además,
Capítulo XXXIX: Centro de Rehabilitación (Parte Seis)Hendrik y Amelia seguían sentado en aquel banco en medio del patio del centro de rehabilitación, mientras que Josh y Leyna, estaban de pie, besándose apasionadamente.—¡Vaya! ¡vaya! —se burló Hednrik divertido y a la vez aliviado de que Josh pudiera controlar sus demonios internos y nos los delatara ahí mismo a todos—. Traten de no contar dinero frente a los pobres, que más solo y patético me siento.Leyna se separó de la boca de Josh. Ella tenía las mejillas teñidas de carmín, mientras que él lucia una sonrisa radiante.—Deberías buscarte una novia —Leyna le siguió el juego a Hendrik, mientras no dejaba de abrazar a Josh—. Así tendríamos citas dobles.—Astrid al parecer quiere entrar a la familia —sugirió Josh en un tono despreocupado.—¿Astrid? ¿la hija de esa bruja? —cuestionó Hendrik haciendo una mueca y notablemente confundido.Hendrik conocía a Úrsula y también a su hija Astrid, ninguna de las dos mujeres era de su agrado, ya
Capítulo XL: Diagnóstico MédicoHabían trascurrido varias semanas y Leyna ya estaba mejor de su brazo, ahora no le quedaba ninguna lesión.La rehabilitación física con el kinesiólogo y con el traumatólogo fue tan rápida, que todos estaban sorprendidos por aquella recuperación, pero ella era una chica joven, fuerte y hermosa, lo había logrado gracias a su perseverancia y a nunca rendirse ante las adversidades, sin embargo, había algo que la seguía perturbando, y eso era el poder recuperar su memoria, por lo que después de hablar con su psiquíatra, ella tenía una nueva petición que hacerle a su futuro esposo.Una petición que quizás no fuera del agrado de él.También la visita al centro de rehabilitación había salido mejor de lo esperado; Hendrik pudo por fin soltar ese peso de la culpa y Leyna estaba feliz que Josh compartiera algo tan privado con ella, como lo era la adicción de las drogas y el alcohol de su hermano.Amelia igualmente estaba contenta, ya que las cosas comenzaban a mar
Capítulo XLI: Mentira y DudaJosh estacionó su vehículo fuera de la gran casona, que parecía un verdadero castillo medieval.El orfanato estaba fuera de la ciudad, más precisamente en el sector rural de la región; era una especie de fortaleza rodeada de un bosque verde, frondoso y algo tenebroso, sin embargo, en su interior había un hermoso jardín de calas blancas que le daban luz aquel sombrío lugar. Eran alrededor de las cuatro de la tarde, por lo que en los patios se escuchaban a los niños reír y gritar, mientras corrían de allá para acá, jugando algunos de los juegos que las monjas estaban dirigiendo en los distintos talleres que se impartían durante esa hora.Leyna se bajó del vehículo y observó con gran asombro la alta reja que custodiaba aquel castillo que parecía sacado de sus sueños. Respiró profundo y ese aroma a tierra mojada le inundó los pulmones. Trató de forzarse a recordar algo, pero solo tenía una vaga sensación familiar, la cual le comenzaba a provocar una migraña
Capítulo XLII: Declaración de AmorJosh se movió colocándose frente a la chica que por fuera se veía una mujer fuerte y aguerrida, pero sus ojos azules decían otra cosa; la fragilidad, la inocencia y la sencillez era parte de ella. Un dolor inevitable cruzaba su rostro que rozaba la perfección.Él levantó sus manos y posó sus palmas en ambos lados de la cara de Leyna, con los pulgares limpió aquellas lágrimas que rodaban y a la vez acariciaban su piel sin imperfección. Leyna de inmediato llevó sus manos a la camisa de él, empuñando la tela de color azul claro. Josh sabía que estaba jugando con los sentimientos de ella, y que se estaba aprovechando de aquel sentimiento de abandono que toda su vida había experimentado, para utilizarlo a su favor.—No importa si en tu pasado nadie te amó —declaró Josh con convicción—. No importa si nunca nadie te adopto ni mucho menos importa las personas que han pasado por tu vida y que no se han quedado para estar contigo.—Pero Josh yo solo quiero se
Capítulo XLIII: Orfanato (Parte Uno)El guardia de la cabina que trabajaba años ahí, fue el primero en sorprenderse. La saludó amablemente, pero Leyna se sentía un poco incomoda, ya que nuevamente sus recuerdos estaban borrosos y confusos.Josh intervino contándole sobre el accidente, por lo que el guardia no insistió más con sus preguntas un poco invasiva, pero si llamó de inmediato a la madre superiora, dándole a conocer que Leyna Keller estaba en el orfanato.—La madre superiora les espera en su oficina —explicó el guardia con una sonrisa en el rostro—. Deben atravesar la puerta principal y luego subir al tercer piso. Ella ya les está esperando.—Gracias —dijo seco Josh con un leve movimiento de cabeza.Josh y Leyna caminaron por los amplios jardines, tomados de la mano y mirando como los niños jugaban en el patio.La chica miraba cada detalle y memorizaba cada rincón. Las paredes de color grisáceo y los amplios ventanales le llamaban la atención, pero a su mente no venía nada, sin
Capítulo XLIV: Orfanato (Parte Dos)Nora, la pequeña pelirroja, se abalanzó hacia Leyna y la abrazó por el cuello. Le dio un gran besó en la mejilla y luego la miró con aquellos ojos verdes brillantes.—Ahora entiendo todo —dijo con aquella energía que desprendía de sus poros—. Pero no me importa si no me recuerdas. ¿Te gustaría conocerme otra vez?Los labios de Leyna se curvaron en una sonrisa sincera y observó por un segundo a Josh, ya que aquella pregunta le recordaba a él. Josh hace tiempo atrás, también le había dicho lo mismo.Josh le sonrió cómplice y asintió con su cabeza.Leyna respiró profundo tratando de calmar la zozobra de su alma y luego miró a la pequeña con ternura.—Soy algo desordenada y rebelde, pero igual tengo mis virtudes —acotó Nora ante el silencio de Leyna—. Tu siempre nos decías que, por cada tres virtudes, nosotros también tenemos un defecto. Así que tengo más virtudes que defectos.—Para mí sería un placer volver a conocerte Nora —dijo Leyna acariciando las
Capítulo XLV: Orfanato (Parte Tres)Hanna y Josh entraron al castillo que estaba construido de piedra y de inmediato un olor a desinfectante le explotó en la nariz. Josh estornudó un par de veces ante aquel liquido tan fuerte, pero ni Hanna ni Josh cruzaron palabras algunas.El lugar era pulcro, pero le parecía un ambiente tóxico y más cuando se cruzó con unos niños que no tenías más de diez años, los cuales eran los encargados de limpiar todo el vestíbulo. Algo dentro de sí le molesto, pero no supo cómo identificarse.Hanna bufó.—A todos nos toca de vez en cuando —dijo la niña ante la curiosidad implícita que mostraba el rostro de Josh—. Son tareas del hogar—Ya veo —mencionó Josh poco convencido e hizo una mueca.Caminaron por medio del vestíbulo que era sujetado con cinco columnas gruesas de color blanco y que en el centro de aquel espacio había una gran cúpula con ilustraciones de la Era de los romanos y de ahí mismo nacía cuatro pasillos distintos.Doblaron en el primero, a la d