Capítulo XXXV: Centro de Rehabilitación (Parte Dos)—Ella tuvo un accidente —dijo Josh y Hendrik alzó una ceja—. Por eso la ves aun con un yeso en el brazo. Su accidente ocurrió al mismo tiempo que tu viniste al centro de rehabilitación, un imbécil la atropelló y casi la mata. Leyna ha perdido parte de su memoria y también de sus recuerdos. Ella no recuerda nada antes del accidente, por eso sé amable con ella.Hendrik abrió unos enormes ojos por la sorpresa. Su cuerpo tembló con visibles espasmos y algo en su pecho se paralizó, como si su corazón dejara de latir. Tragó saliva con fuerza, pero al parecer su garganta se secó, porque el líquido de su boca se evaporó.Él observó a la chica que tenía una sonrisa bonita en sus labios, ajena a la verdad, que era más turbia de lo que podía soportar.—Si, me desperté en el hospital y Josh me ha estado ayudando, pero… —Leyna sacudió la cabeza—. No hablemos de mí. Ahora tú eres quien importa y lamento que estes aquí. Tu hermano me conto algo sob
Capítulo XXXVI: Centro de Rehabilitación (Parte Tres)Una enfermera se acercó a los jóvenes Bemberg, cuando se fijó que estaban discutiendo por algo. Josh de inmediato bajo la voz, al darse cuenta de que aquella joven rubia de pecas se acercaba a su lado con una clara intención de averiguar qué es lo que realmente estaba pasando.—Señor ¿Está todo bien? —preguntó con voz suave, mientras no dejaba de tener una mirada acusatoria.—Si —espetó Josh haciendo una mueca.La joven enfermera miró a Hendrik para saber si lo que decía Josh era verdad, sin embargo, el menor de los Bemberg mantenía sus ojos color miel en la chica risueña que estaba junto a su madre.—Disculpa Hendrik, pero… ¿ustedes son familiares?Hendrik miró a la chica que era más bajita que él.—Es mi hermano mayor y mi tutor —respondió el menor de los Bemberg.La chica abrió ligeramente sus ojos.—¡Oh que bien! —dijo la enfermera dirigiendo nuevamente a Josh—. ¿Ya le informaron señor Bemberg de la nueva situación?—¿De qué si
Capítulo XXXVII: Centro de Rehabilitación (Parte Cuatro)—¿Qué fue lo que gatillo que hicieras pedazo el televisor del comedor? ¿Sabes que me toco pagar indemnización por tu estupidez? —increpó Josh con un tinte de enojo en su voz—. El director no tuvo pelos en la lengua para mostrarme el documento con los daños ocasionados en las instalaciones del centro, que por lo demás, se suma a que no es nada barata tu estadía.Hendrik hizo una mueca nada disimulada ante la pregunta tan directa de su hermano mayor y sintió cómo un calor abrasador se irradiaba en sus mejillas, ya que la crisis de ira que había tenido, fue casi incontrolable, además de que le avergonzaba. Él en un instante de desesperación por hacer desaparecer aquel profundo sentimiento que le carcomía el alma y la cabeza, rompió con las sillas del comedor común los televisores que estaban en el casino (lugar en donde los pacientes más dóciles comían sus cuatro comidas) y golpeó a uno de los enfermeros, hasta que alguien le pin
Capítulo XXXVIII: Centro de Rehabilitación (Parte Cinco)—¡No tienes idea de lo que ha hecho y de lo que he tenido que hacer yo para que esto no se vaya al mismo carajo! —exclamó Josh con esa frustración que se anidaba en su pecho. Sus manos se pusieron en puños y todo su cuerpo tembló con la ira bailando en sus venas.—Entonces cuéntame Josh —pidió Leyna con ternura—. Cuéntame todo para tener mi propia opinión al respecto.Hendrik se tensó al igual que Amelia.Además, el menor de los Bemberg de inmediato se preguntó a sí mismo si: «¿Josh sería capaz de confesarle, ahí mismo, a Leyna toda la verdad?»Josh suspiró con pesadez y cruzó una mirada cómplice con su madre y luego con su hermano menor. Ambos lucían completamente nerviosos y a la vez temerosos.La cabeza de Josh no dejaba de gritar que le dijera la verdad, su conciencia exigía que terminara con esta farsa y que pasara lo que tuviera que pasar, pero su corazón se negaba a perder, en realidad se negaba a perderla a ella.Además,
Capítulo XXXIX: Centro de Rehabilitación (Parte Seis)Hendrik y Amelia seguían sentado en aquel banco en medio del patio del centro de rehabilitación, mientras que Josh y Leyna, estaban de pie, besándose apasionadamente.—¡Vaya! ¡vaya! —se burló Hednrik divertido y a la vez aliviado de que Josh pudiera controlar sus demonios internos y nos los delatara ahí mismo a todos—. Traten de no contar dinero frente a los pobres, que más solo y patético me siento.Leyna se separó de la boca de Josh. Ella tenía las mejillas teñidas de carmín, mientras que él lucia una sonrisa radiante.—Deberías buscarte una novia —Leyna le siguió el juego a Hendrik, mientras no dejaba de abrazar a Josh—. Así tendríamos citas dobles.—Astrid al parecer quiere entrar a la familia —sugirió Josh en un tono despreocupado.—¿Astrid? ¿la hija de esa bruja? —cuestionó Hendrik haciendo una mueca y notablemente confundido.Hendrik conocía a Úrsula y también a su hija Astrid, ninguna de las dos mujeres era de su agrado, ya
Capítulo XL: Diagnóstico MédicoHabían trascurrido varias semanas y Leyna ya estaba mejor de su brazo, ahora no le quedaba ninguna lesión.La rehabilitación física con el kinesiólogo y con el traumatólogo fue tan rápida, que todos estaban sorprendidos por aquella recuperación, pero ella era una chica joven, fuerte y hermosa, lo había logrado gracias a su perseverancia y a nunca rendirse ante las adversidades, sin embargo, había algo que la seguía perturbando, y eso era el poder recuperar su memoria, por lo que después de hablar con su psiquíatra, ella tenía una nueva petición que hacerle a su futuro esposo.Una petición que quizás no fuera del agrado de él.También la visita al centro de rehabilitación había salido mejor de lo esperado; Hendrik pudo por fin soltar ese peso de la culpa y Leyna estaba feliz que Josh compartiera algo tan privado con ella, como lo era la adicción de las drogas y el alcohol de su hermano.Amelia igualmente estaba contenta, ya que las cosas comenzaban a mar
Capítulo XLI: Mentira y DudaJosh estacionó su vehículo fuera de la gran casona, que parecía un verdadero castillo medieval.El orfanato estaba fuera de la ciudad, más precisamente en el sector rural de la región; era una especie de fortaleza rodeada de un bosque verde, frondoso y algo tenebroso, sin embargo, en su interior había un hermoso jardín de calas blancas que le daban luz aquel sombrío lugar. Eran alrededor de las cuatro de la tarde, por lo que en los patios se escuchaban a los niños reír y gritar, mientras corrían de allá para acá, jugando algunos de los juegos que las monjas estaban dirigiendo en los distintos talleres que se impartían durante esa hora.Leyna se bajó del vehículo y observó con gran asombro la alta reja que custodiaba aquel castillo que parecía sacado de sus sueños. Respiró profundo y ese aroma a tierra mojada le inundó los pulmones. Trató de forzarse a recordar algo, pero solo tenía una vaga sensación familiar, la cual le comenzaba a provocar una migraña
Capítulo XLII: Declaración de AmorJosh se movió colocándose frente a la chica que por fuera se veía una mujer fuerte y aguerrida, pero sus ojos azules decían otra cosa; la fragilidad, la inocencia y la sencillez era parte de ella. Un dolor inevitable cruzaba su rostro que rozaba la perfección.Él levantó sus manos y posó sus palmas en ambos lados de la cara de Leyna, con los pulgares limpió aquellas lágrimas que rodaban y a la vez acariciaban su piel sin imperfección. Leyna de inmediato llevó sus manos a la camisa de él, empuñando la tela de color azul claro. Josh sabía que estaba jugando con los sentimientos de ella, y que se estaba aprovechando de aquel sentimiento de abandono que toda su vida había experimentado, para utilizarlo a su favor.—No importa si en tu pasado nadie te amó —declaró Josh con convicción—. No importa si nunca nadie te adopto ni mucho menos importa las personas que han pasado por tu vida y que no se han quedado para estar contigo.—Pero Josh yo solo quiero se