—Sí, su hijo es muy orgulloso, jamás le diría nada, pero yo no puedo vivir de esa manera tan miserable, pertenecemos a la familia Allen.El anciano se quedó en silencio por unos segundos, era consciente de que su hijo estaba molesto, no le pediría nada, así estuviera muriéndose, pero su nuera no era igual.Ella no estaba acostumbrada a vivir sin dinero ni lujos, estaba acostumbrada a la buena vida.—Tu hijo tiene suficiente dinero. —Lo sé, pero tengo que compartir la mansión con la familia de su esposa, eso es realmente molesto, no quiero vivir con esas personas sin clase, no son como nosotros. El hombre conocía lo orgullosa que era la Mariana; no cualquiera podía vivir al lado de esa mujer. —Te daré lo que quieras, pero habla con tu hijo, si está dispuesto a devolverle a Sofía su herencia. Haré lo que me pides: una mansión y suficiente dinero para que vivas el resto de tu vida; quiero evitar que nuestra familia esté en boca de todos por algo tan retorcido como esto. La mujer se c
Sofía se encontraba en la mansión Allen junto a su esposo, quien sostenía su mano; ambos estaban de pie frente al anciano.Quien se veía cada día más enfermo y agotado, lo que sucedía había afectado su salud.—Sé que esto puede parecer muy egoísta para ambos, pero me gustaría que le den una oportunidad a Pablo.Sofía se sintió confundida, ¿cómo podía pedir algo como eso, acaso se había arrepentido y pensaba perdonar a esas escoria? —¿De qué hablas, papá? —preguntó Darío, confundido.—Habla con Pablo: si está dispuesto a regresarle la herencia de Sofía por las buenas, prométeme que solo le darán un boleto de avión para que se marche, esta familia ha pasado por mucho.Darío mantenía un rostro serio y carente de emociones; su padre todavía se preocupaba por ese imbécil.Nadie tuvo compasión por él; en aquella época, si no fuera por el señor Young, él hubiera sido historia.—Le pides a mi esposa algo como eso, sabiendo el daño que le han causado.—Es mi último deseo.Sofía respiró profun
Sofía camina tranquilamente por los pasillos de una de las tiendas más exclusivas de la ciudad.Observo a Patricia mirando los vestidos en el aparador. Esa sinvergüenza se estaba gastando su dinero, como si le hubiera costado ganárselo.Parecía muy entretenida con los vestidos y las diamantes, incluso habían cerrado toda la tienda solo para atender a la señora Allen. Se acercó y se detuvo justo al lado de su prima.Patricia estaba tan ceñida con los productos de la tienda, que no se dio cuenta de la presencia de Sofía. —Señorita, tiene otros vestidos, estos no llaman mi atención, son demasiado simples —se quejó la joven pensando que se trataba de la dependiente —alguien como yo no podría vestir estos trapos.—De casualidad no necesita un café, se nota que disfruta gastar lo que no le pertenece, señorita.El rostro de Patricia se volvió pálido, trató de calmarse. Si esa estúpida hubiera querido eliminarla, lo habría hecho sin mucho esfuerzo.—Acostumbras a espiar a las personas, que
Patricia regresó a la mansión con un moretón en su mejilla izquierda y otro en su abdomen. Jamás imagino que Sofía se pudiera comportar de esa manera tan cruel.Se colocó un poco de hielo, observó a su esposo ingresar a la habitación. El hombre la miró, parecía estar molesto.Pero al ver a su esposa, notó que algo no andaba bien.—¿Qué te sucedió?—La estúpida de Sofía me atacó, estaba tranquilamente en la tienda, cuando ella me golpeó.Las palabras de su esposa llamaron su atención, jamás imagino que Sofía pudiera hacer algo como eso.Siempre fue dulce, pero eso no era algo habitual en ella.Se acercó y revisó el morete en la mejilla de Patricia; parecía que la había golpeado con rabia.—Al parecer estaba furiosa.—Tenía un arma y apuntó a mi cabeza, quería matarme —replicó molesta.—¿Quieres que llame a la policía y ponga la demanda?Patricia cerró los ojos y colocó el hielo en su mejilla adolorida.—No es necesario, le ordenó a los guardias borrar los videos y amenazó a todos en la
Sofía caminó de manera elegante a la entrada, se detuvo frente al edificio por unos segundos, miles de recuerdos inundaron su mente, se colocó unas gafas. Iba a cumplir su promesa, el señor Allen le había hecho una petición y ella pensaba cumplir. Al ingresar al sitio, los empleados la miraron sorprendidos, algunos murmuraban entre ellos, continuó avanzando sin prestar tanta atención.Pero podía escuchar todo lo que decían, la mayoría estaban felices de verla de nuevo, obviamente Pablo no era una persona fácil de soportar. —¿Señora Clark piensa volver a la empresa? Le preguntó una mujer que había trabajado años en la empresa. —Sí, solo es cuestión de tiempo. Continuó su camino, el lugar estaba tal y como lo recordaba, ingresó al ascensor y marcó el piso indicado. Había llamado a la junta directiva a una reunión importante, ordenó no decirle nada a Pablo. Quería conocerlos en persona, era consciente de que algunos de ellos eran sus enemigos y otros posibles aliados. Las puerta
Los guardaespaldas solo observaban lo que sucedía con atención, tenían prohibido involucrarse, la jefa se haría cargo de todo. —Traes a tus matones para amenazarnos —replicó uno de los hombres levantándose de su asiento —no me impresionas, le soy fiel a Pablo. —Puedes pensar lo que quieras, no me importa. Se escucharon los gritos de Pablo en el exterior, la puerta estaba cerrada con llave. —Abre la puerta, maldita zorra, o voy a golpearte, abre de una vez —exclamó el hombre molesto. Todos en la sala volvieron a ver a la mujer que estaba sentada tranquilamente en la silla del CEO. —El jefe está aquí, espero estés preparada —habló uno de los hombres con burla. Pero eso ni siquiera inmutó a Sofía, quien parecía estar tan tranquila. —Pueden salir, tengo asunto que arreglar con el imbécil detrás de esa puerta. El guardaespaldas abrió la puerta, pudo ver a Pablo de pie, mirándola como si quisiera matarla. Una sonrisa se dibujó en sus labios. Si fuera la mujer del pasado, estaría b
Sofía salió del edificio y se encontró con su esposo, quien la miró con preocupación. —¿Qué haces aquí? La joven le mostró una sonrisa, se acercó y depositó un beso en los labios de su amado. —Hice lo que me pidió tu padre, tengo la conciencia tranquila. Darío miró a los guardaespaldas, jamás imaginó que ella se atrevería a ir a la boca del lobo, sola. La miró de pies a cabeza, parecía estar bien, sin un solo golpe o moretón. —Te expusiste al peligro sin decírmelo. —Tengo a diez de tus hombres conmigo, están armados. ¿Cuál es el problema? Ellos hacen muy bien su trabajo, no tienes que preocuparte, si te lo decía, no me dejarías hacerlo. El corazón de Darío latía con fuerza. Pablo era capaz de cualquier cosa, temía por la vida de su esposa. —Le dejé las cosas claras, pero rechazó la oferta. No quiere un boleto de avión, prefiere quedarse sin nada. Darío abrazó a su esposa por la cintura con fuerza. Félix estaba en el auto. Su jefe había rastreado la ubicación de su esposa y c
Pablo estaba en una reunión importante con la junta directiva de la empresa cuando el sonido de su celular interrumpió su discurso. Frunció los labios con molestia, miró la pantalla, se trataba de su informante. Tomo la llamada, podía ser algo fundamental. —¿Qué sucede? —Señor, la señorita Allen despertó, su hermano viene en camino. Pablo cortó la llamada, tenía un problema más de que ocuparse. Cherry era un verdadero problema. De seguro iba a contar lo sucedido y eso no era bueno para su padre. —La reunión se pospone, debo de atender algo urgente. —Es consciente de que la señora Clark está en nuestra contra, debemos de anticiparnos a los hechos. Pablo le dedicó una mirada filosa al hombre que se había atrevido a contradecirlo, pronto la oficina quedó en completo silencio. Cerró la puerta con llave, llamó a su padre. Lo mejor era que se ocultara por un tiempo, no podía permitir que lo arrestaran o que sucediera lo peor. Darío no se iba a quedar tranquilo hasta eliminar a su