Capítulo 54SantiagoEl doctor que me estaba atendiendo me permitió que pudiera salir de vacaciones unos cuantos días y eso iba a alegrar mucho a Helena, que estaba muy ocupada últimamente en su tienda de regalos, por todo el tiempo que dedicó cuidándome mientras estuve delicado. Me tomé el tiempo de comprar un ramo de flores antes de ir a ver a mi esposa.–Hola mi amor, no sabía que ibas a venir a esta hora.Ella no me esperaba y de eso se trataba, porque la sorpresa que tenía preparada para ella no me la podía callar mucho tiempo.–Hola, amor. Las flores son para ti, vine porque quiero decirte algo, ¿podemos hablar en tu oficina?La rodeé con mis brazos y la besé como siempre con mucho amor y con pasión, algo que nunca nos faltaba a nosotros dos.–De acuerdo, pasemos amor.–Te sigo, mi vida.Saludé a Ximena solo de lejos con un movimiento de mi mano, ella estaba demasiado ocupada atendiendo a unos clientes. Helena y yo entramos a su oficina, ella acomodó las flores en un florero y v
Capítulo 55SantiagoNuestro fin de semana de luna de miel estuvo lleno de muchas cosas hermosas, además de lo que era predecible, nos amamos sin tener prisas ni preocupaciones de nada, solo de llamar a Julieta para saber cómo estaba y al saberla bien seguimos en lo nuestro. –Gracias, por esta hermosa luna de miel Santiago. La he disfrutado a plenitud.Helena se veía preciosa, con un brillo en su cabello y en su piel que me gustaba mucho y que la hacía ver más bonita para mí, era lo que decían que hacía el amor, estaba más deslumbrante que nunca.–Por nada, señora Treviño. Cada aniversario nos daremos un fin de semana para celebrarlo a solas y te prometo que será mejor que este.Cada día vivido al lado de Helena, era un éxtasis, la amaba como nunca creí que podía amar a alguien. –Eso lo tengo muy seguro, que usted siempre me podrá cumplir esas promesas, señor Treviño.Nos besamos apasionadamente y antes de entregar el lugar en el que celebramos nuestra luna de miel, nos entregamos n
Capítulo 56HelenaTenía sentimientos conflictuados en mi interior, sabía y percibía en el fondo de mi corazón que Santiago no quería tener más hijos. La culpa se albergaba dentro de mí, por no habernos seguido cuidando y de esa manera, nada de esto hubiese acontecido. Yo sí quería tener un hijo con el hombre que amo, pero ahora temía por mi vida y porque si muero dejaré a Santiago como padre soltero de Julieta y del hijo que espero si yo no salgo con vida de esto. Llegando a casa, él me ayudó a bajar del carro y a instalarme en nuestra habitación.–Helena, no te voy a echar mentiras. Me siento atemorizado por lo que pueda pasar, Julieta ha perdido a Karla y yo no quiero que te pierda a ti y yo tampoco quiero perderte.Santiago se abrazó a mí y de esa forma ambos pudimos llorar confesándonos entre lágrimas nuestras inquietudes y temores, en ese abrazo se combinaba nuestro inmenso amor con nuestro más profundo miedo.–No te sientas mal Santiago, yo también tengo mucho miedo. No quiero
Capítulo 57HelenaSantiago estaba cargando un gran peso en sus hombros durante estas dos semanas haciéndose cargo de mí, de su trabajo y también de Julieta con la que cada día podía estar menos tiempo. Me habían hecho de nuevo análisis y cada día que pasaba, me estaba sintiendo peor.–Hola mi amor, te he traído algo de cenar. No comiste casi nada a medio día y necesito que te alimentes bien.Santiago sostenía una charola con algo de cenar que mandó Gloria para mí, se sentó a mi lado y él mismo comenzó a darme de comer en la boca eso me hacía sentir incapacitada.–Santiago, yo puedo comer sola gracias amor por todo lo que te está tocando hacer por mí y por Julieta.–Por ti haría todo y por Julieta no te preocupes yo la he cuidado bien y Gloria me ha estado ayudando mucho y también Iván. Iván el primo de Santiago era de mucha ayuda para nosotros, él se encargaba de ayudarle a Santiago en la empresa para que mi esposo pudiera hacerse cargo de Julieta y de las cosas de la casa que se ne
Capítulo 58SantiagoPasaba por un difícil momento de mi vida, estaba presionado con todo el peso de la casa que yo tenía que cargar y ahora se le añadía algo muy difícil, mi madre estaba grave e internada en el hospital debido a que tenía un descontrol en su presión arterial y hoy estaba en observación, estuvo cerca de sufrir un infarto. No pude ir por mi hija al kínder y quería ir a casa para comer con ella, algo que no fue posible. Mis hermanas no podían quedarse solas con toda esta preocupación por mi madre y al menos en casa estaba Gloria y el chofer para encargarse de lo que pudieran necesitar Helena y Julieta, mi primo Iván llegó también al hospital.–Hola, primo y primas ya me he desocupado de los pendientes de la empresa. No debes de preocuparte, Santiago, ¿cómo está mi tía?–Hola, Iván, sigue delicada, pero al menos se encuentra estable. La mantienen en observación y no podemos pasar a verla.–Primo que bueno que vienes para que te quedes a acompañarnos un rato, Santiago ti
Capítulo 59SantiagoLlegamos al hospital lo más pronto que se pudo, mi chofer abrió la puerta y bajé en mis brazos a Helena en el pasillo de entrada, unas enfermeras con una camilla nos asistieron.Las dos enfermeras se percataron de la emergencia tan grave que tenía mi esposa y que precisaba ayuda urgente e inmediata, solo bastó ver sus caras angustiadas al ver a Helena cubierta de sangre completamente.–Buenas noches, señor, coloqué aquí a la señora, por favor. La tenemos que trasladar a urgencias.–Buenas noches, señoritas. Por favor, déjenme ir con ella, es mi esposa y viene muy mal y no quisiera dejarla sola en el estado en el que se encuentra.Supliqué y acomodé lo mejor que pude con la ayuda de ambas enfermeras a mi esposa en la camilla. Helena, seguía inconsciente.–Lo sentimos, no puede pasar, espere por favor en sala de espera y en lo que se le da atención médica a su esposa, vaya dando sus datos en recepción.–Tienen que escucharme las dos, ella está embarazada y no sé des
Capítulo 60SantiagoSalí del hospital con la pena en la mano a buscar a mi chofer para pedirle un gran favor de vida para mi esposa, no tuve ni que hacerlo. Gloria seguramente avisó a Ximena y venía llegando con su esposo y con su hija a preguntar por Helena.–Santiago, sé lo que está pasando, Gloria me avisó y he venido lo más pronto posible.–Ximena, te lo agradezco mucho. Helena está muy grave y necesitamos donadores de sangre.–Yo me ofrezco con mucho gusto, Ximena no puede donar, pero yo sí.El esposo de Ximena se ofreció a darle sangre a Helena, lo acompañé a que una enfermera lo llevara con mi hermana Clara y varios de mis primos y tíos acudieron a apoyarnos a mis hermanas y a mí, cuidando a mi madre y haciéndose las pruebas para donarle sangre a Helena.–Se perderá mucho tiempo Ximena, en lo que realizan las pruebas y después para ponerle sangre a Helena y ella no va a resistir.–Santiago a Helena ya la deben estar transfundiendo, aquí tienen banco de sangre y los donadores s
Capítulo 61HelenaHabía ruidos distorsionados que estaba oyendo como sonidos de máquinas pitando o encendiéndose y apagándose cada cierto lapso de tiempo, abrí mis ojos y vi un techo blanco y muchas luces blancas también. Así me percaté que no estaba en mi casa.–Hola, mi amor.La cara muy distorsionada de un hombre se apareció a simple vista, fue hasta que parpadeé varias veces que su imagen se fue aclarando y reconocí a Santiago. Lo veía abotagado y no parecía mi marido, aunque yo sabía que tenía que ser él.–Santiago, ¿a dónde me has traído? No estábamos en mi casa y tampoco estábamos en la suya, mi oído se fue aclarando y pude lograr oír los sonidos más nítidos. Antes que Santiago pudiera responder a mi pregunta, supe la respuesta, estábamos en un hospital.–Estamos en el hospital, mi amor, no te puedes preocupar, yo te estoy cuidando y llevas una semana demasiado delicada. Hace una semana que no estabas consiente mi amor.–Mi amor, ¿cómo pasó eso? Siento como si fuera despertan