Capítulo 19HelenaLos problemas con Santiago, en lugar de calmarse, eran peores y eso empañaba un poco mi forma positiva de ver la vida. Tenía que hacer algo para que él mismo se percatara que con sus actitudes no iba a lograr que yo cediera a lo que él quisiera y menos tratándose de Julieta, en quién yo también tenía derechos.–Helena, aquí están los datos de la guardería integradora que me pediste.Ximena colabora siempre con eficiencia en lo que le pido, por eso se gana cada aumento y propina extra que le doy por su buena disposición para trabajar.–Muchas gracias Ximena, me has comentado que tus sobrinos asisten a esa guardería, por estar muy bien.–Sí, ellos asisten ahí los tres. Está muy bien la guardería, bien vale la pena que vayas a verla. Aunque deseo que no te guste, no quiero que deje de venir Julieta a la tienda.Ximena estaba muy encantada con mi hija, sería una gran madre ahora que empezara a tener a sus hijos.–Yo tampoco quisiera, me gusta tener con nosotras a Juliet
Capítulo 20HelenaSantiago me estaba demostrando que, aunque tenía su mal carácter, las ocasiones que se había llevado o quedado cuidando a Julieta lo estaba haciendo bien. No tenía ningún inconveniente que se la llevara.–Puedes llevarla Santiago, te prepararé la mochila para que lleves todo lo que necesita Julieta.–Gracias.Acomodé en la mochila de mi pequeña todo lo necesario, incluida una muda extra de ropa, los niños siempre se ensucian y no falta que surja un inconveniente con ellos. Por eso yo prevenía y mandaba con todo a Julieta.–Aquí tienes la mochila. Por favor cuídala mucho y nos vemos más tarde en la casa.Santiago era un prepotente, no tenía ni educación para dar las gracias en muchas ocasiones y tampoco me dejaba despedirme de Julieta en las ocasiones que él se la llevaba, pero mi niña esta vez se había despedido de mí, sin nadie contar con eso.–Te han dejado sola Helena, deberías hacer algo para ti.Ximena se percataba de la carga que yo estaba llevando a cuestas y
Capítulo 21HelenaGloria salió a ayudarme a bajar unas bolsas que traía de la tienda de regalos, pensaba en ocupar el tiempo en lo que estaban ausentes Santiago y Julieta para hacer unos adornos de unas cajas de dulces nuevas que llegaron a la tienda.–Señora Helena, ¿gusta que le prepare algo de cenar?–Muchas gracias, pero ya cené. Si quieres, puedes ir a descansar Santiago y Julieta, supongo que tardarán en llegar.No quería molestar a Gloria, si se me llagaba a antojar algo, yo misma lo haría.–Buenas noches, señora Helena.–Buenas noches, Gloria.Ella se retiró a descansar y yo me fui a poner cómoda con un conjunto deportivo a mi habitación, salí y acomodé todo para ponerme a hacer lo de los adornos. Me senté a trabajar en ello y el recuerdo de Karla apareció, tal vez porque con ella siempre hacíamos esos arreglos juntas.–Flashback––Helena, es que no te imaginas a ese guapísimo hombre con el que pasé la noche de ayer, es algo de no creer, pues no pensé que se iba a fijar en mí
Capítulo 22SantiagoArmando y yo, anduvimos trabajando en la obra de su edificio y allá me encontré con uno de mis amigos, con el director de la agencia de modelos a la que quería ingresar a tomar clases los fines de semana, mi amada Alicia y siguiendo un poco a mi corazón, tomé la decisión de hacer algo por la mujer que amaba, se lo debía.–Hola, Ángel, no me digas que trabajas aquí. Sé que no es el ramo al que te dedicas.–Hola, Santiago. Supongo que tú eres el encargado de la obra de este edificio. Qué gusto coincidir, no te he visto en mucho tiempo.El encuentro me ayudó demasiado y de una vez ahí, le pedí a Ángel que le diera ingreso a Alicia en su exclusiva agencia, a lo que él encantado accedió, siendo amigos de antaño. –En eso quedamos Santiago, me alegrará mucho tener como alumna de mi plantel a una mujer tan hermosa como la tuya.Sé que Alicia, tiene el porte y la elegancia para ser modelo, tiene mucho talento, espero que avance muy rápido.–Gracias a ti, Ángel, por hacer
Capítulo 23SantiagoUn año después Mi relación sentimental y amorosa con Alicia, estaba funcionando de maravilla. Mi vida familiar con mi hija iba de lo mejor, ella era maravillosa y ya tenía un año y medio de edad y estaba yendo ya a la guardería integradora a la que cedí a llevarla porque llevaba una tregua con Helena, con quién, aunque nadie lo hubiera dicho, ahora éramos mejores amigos y llevábamos mucho mejor lo de ser los padres de Julieta.–Santiago, estás muy arreglado y sé el motivo.Helena me estaba espiando con mi hija, era un juego que habíamos implementado los tres.–Papá.La palabra más dulce que yo había escuchado viniendo de una mujer y de una mujercita preciosa, mi hija, Julieta.–Mi amor, hermosa.Levanté a mi hija del piso para darle un beso, pero ya no buscaba tanto ni mis brazos ni los de Helena. Nuestra pequeña ya caminaba y quería explorar el mundo, –Santiago, me tomé el atrevimiento de comprarle algo a Alicia. Ya la he felicitado también por sus 22 años.Hel
Capítulo 24HelenaSantiago regresó radiante del fin de semana que tomó para festejar a su novia y yo, me sentía muy bien con ese cambio de actitud en él. No es por colgarme medallas, pero desde que hemos tenido una amistad él está contento y feliz, podría decirse que el Santiago de antes regresó y hasta Gloria lo notaba que ya todos los días andaba de buenas, cantaba con Julieta y hasta su forma de vestir había cambiado a una más despreocupada.–Hola, mi amor.Santiago besó a Julieta y me saludó a mí. –Ese mi amor, debiste decirlo mucho, este fin de semana.Esperaba que se haya decidido a confesarle su amor a Alicia, ya era hora de que dejara sus temores a un lado.–Si serás enfadosa, Helena.Santiago se reía por lo que le dije, pero era la verdad. Tenía una sonrisa que lucía muy bien, y yo, conocía esa sensación en mí. En la Helena feliz que era, cuando fui novia de Peter.–Sí, soy enfadosa y bien que me conoces. Vamos a llevar a Julieta a la guardería y nos vamos a trabajar. Estoy
Capítulo 25SantiagoEl saberme nuevamente abandonado por otra mujer a la que amo, no lo pude soportar y tampoco quería hacerlo, extrañaba todo de Alicia, sus besos y su forma de ser tan inocente y servicial conmigo. Ella era mi todo, mi mano derecha en la empresa y mi mujer y ese vacío lo llené con alcohol, retomando esa mala adicción.–Santiago, no puedes seguir en estas condiciones. Julieta te necesita, ella quiere jugar con su papá.–Helena, no puedo ni conmigo mismo. Sé que no fui bueno contigo, pero no necesito que te burles, mejor juega tú con Julieta.–Llevas seis meses así y no dejaré que te sigas destruyendo y como me puedo percatar por mí misma del problema de alcoholismo que tienes y que ya no puedes controlar, he decidido llevarte a internar.Helena veía por mí y estos meses que volví al vicio del alcoholismo, ella se había hecho cargo de nuestra hija, en su totalidad. Yo no era el Santiago de antes, ahora era un ser con más resentimiento y hasta odio por el sexo opuesto,
Capítulo 26HelenaSantiago estaba sufriendo bastante en su rehabilitación y no estaba siendo para nada algo sencillo. El primer mes, no le permitieron ver a nadie y estuvo a punto de querer abandonar el centro de rehabilitación, algo que afortunadamente no hizo y ya ha cumplido tres meses ahí y no se espera que yo le llevaría algo.–Hola, Santiago. Feliz cumpleaños, pedí un permiso y he comprado un pastel para ti de mi parte y de la de Julieta.–Gracias, Helena. No pensé que fueras a recordar mi cumpleaños.Le di un abrazo como felicitación, él lo agradeció y nos sentamos casi de inmediato para que él pudiera partir su pastel.–Es un pastel muy grande solo para nosotros dos.–Lo sé, pero pensé que puedes darle a los terapeutas y a tus compañeros del centro. Debo decirte que te ves mucho mejor que hace unas semanas, ¿cómo vas?Hace unas semanas, tenía una apariencia deplorable y ahora se estaba notando el esfuerzo que estaba haciendo para lucir al menos un poco más presentable.–Sí, l