MIA Trabajar con Maximiliano era como sentir una patada en el trasero. Me exige demasiado, manda, es muy estricto y en la primera semana me costo demasiado acostumbrarme a su ritmo. No entendía como la secretaria de Maximiliano se lo aguanto por tanto tiempo. Sin embargo, es una tortura verlo, mas porque quiero lanzarme a sus brazos, pero tengo dos problemas. Uno, tengo novio. Dos, por el estoy aquí y no enseñando como tanto me gusta. Además, salgo tan tarde que no tengo tiempo de enseñarle a otros niños de forma individual. No me he atrevido a decirle la verdad, sigue preguntándome porque lo miro de esa manera, pero siento que es lo único que me mantiene alejada de lo que me hace sentir. Era mi hora del almuerzo, se puede comer en un restaurante como tambien dentro de la empresa ya que tiene comedor. hoy tengo mucho trabajo y aunque quiero despejar mi mente, preferi hacerlo aqui, por eso camino con mi bandeja a una mesa solitaria para poder pensar con claridad. Ojala las cosas
MAXIMILIANO La reunión transcurrió sin ningún problema, tenemos un nuevo y eso es bueno. Lo único malo de todo esto, es la seriedad de Mia, se lo que tiene y debo resolver esto con mi propio amigo. Vamos en el auto, pero tengo que hablar con él, decirle lo que soy lo noto necesario, pero no se si guardara el secreto de lo que somos. —Bésala—pide mi lobo. —No a la fuerza—ella se mantenía a un lado, mirando por la ventana y me hubiese gustado saber que piensa. —Cuando lo haremos, quiero sentir su piel y montarla hasta el final de los tiempos. Escuchar a mi lobo era algo realmente satisfactorio porque jamás había escuchado su voz. Despertó apenas sintió a su mate. Lo que me sorprendía demasiado era que pudiera sentir el mismo olor que yo. no pensé que entre humanas eso fuera posible. Y sinceramente no me importaba que fuera humana, la quería cuidar, la quería para mí, la quería amar para toda la vida. —Mia—el silencio entre los dos se hacía insoportable. Quería decirle algo, per
MAXIMILIANO—No puedo creer lo que estás diciéndome—hablábamos papa, mamá y yo.Tenía que venir, no me gustaba predisponerlos, pero era algo que evidentemente no podíamos pasarlo por alto.—Pues si papa, los desertores querían matarme porque quieren que Máximo suba al poder y no me quieren a mi porque según ellos, seguiría cumpliendo con el tratado.—Máximo, no creo que esté de acuerdo con algo como eso.Mamá se negaba y yo también. Conocía perfectamente a mi hermano para pensar que no era capaz de atentar con su propia familia pero la ambición a veces nos ciega, eso es seguro.—Necesito hablar con el—pidió papa.—Hijo, ¿tú sabes dónde esta?—pregunto mamá pero no podía decirle sobre el negocio que maneja Máximo.—Intentaré buscarlo porque también quiero hablar con el—le dije—no quiero que se alarmen, no le hagan, pero es para tener cuidado, con tu hermana y con mi sobrino.—Nosotros porque—llega mi hermana Teres, con mi sobrinito.—Tio—el pequeño tiene siete años y lo abrazo con fuerz
MIANo fue mi mejor reacción, sin embargo es la que tengo al momento de ver que con descaro me presenta ante su sobrino. Fue un completo error confiar en el y me arrepiento por eso. Sali con lagrimas en los ojos, atravesando la puerta pero rápido me alcanzo, tomándome de los brazos.—Mia—no me soltó por mas que me removía—¿Qué pasa contigo?—¿Qué pretende? —le pregunte con un nudo en la garganta—¿humillarme?—¿Por qué haría eso? —me dijo y me parecía que ya era muy cinico—¿explícame por favor porque no estoy entendiendo nada?Yo tampoco su actitud y esa forma que tenia de mirarme y hacerme temblar.—No suéltame.—Mia, solo quiero que le enseñes a mi sobrino que necesita de clases extras—explico—nada más, no entiendo porque te pones de esa manera conmigo.—Cínico, no se si se hace el estúpido o quiere burlarse de mí, pero sea lo que sea, no voy a permitir que se burle de mí.Le dije buscando como salir de su mansión.—Espera, yo te llevo a la tu casa.—No es necesario—replique.—Si, si
MIANo se que estaba pagando, pero ya no me estaba gustando para nada que el destino fuera tan cruel conmigo,—Que mal estoy pagando—dije mirándolo mal—¿Qué haces tu aquí?—¿Disculpa? —era Maximiliano sin ninguna duda, sin embargo me miraba de una manera como si yo fuera una completa extraña—No te hagas el idiota que ya me estas asustando, que es lo que quieres, ¿qué hace aquí?Lo peor de todo es que bramé con ironía mientras él me miraba como si yo estuviera completamente loca. Cosas de ese tipo era lo que me confundía profundamente pero lo deje a un lado.—No sé de lo que me estás hablando, y además es un parque, así que es libre y tanto yo, como cualquier otra persona, puede usarlo y muy mal por ti si te incomoda.Era un grosero pero lo que no podía ocultar y negar era que fuera como vistiera, se veía aterradoramente atractivo.Estúpido, lo odiaba.No sabía que me pasaba pero eso que estaba sintiendo no era algo que debía sentir, estaba muy mal, sin embargo no lo podía controlar.
MIAMe rehusé en ir, pero no podía hacer nada, Maximiliano era mi jefe y tenía que asistir con el a Italia. Por un momento pensé que no tenia nada que ver con el tema de trabajo, pero realmente es así, tienen un evento donde presentaran el vino en Paris y todo esta listo, solo tiene que asistir.Pero llevamos dos días aquí donde se ha limitado a sus reuniones y cuando termina me deja el dia libre donde aproveche para visitar varios lugares turísticos, me ha dado mi espacio y eso lo agradezco, pero me daba rabia porque por otra parte y sin entenderme, no quería que se mantuviera lejos de mi.No me entiendo y eso me esta generando mucha ansiedad porque odio sentirme de esta manera, atraída, deseosa, y que no lo puedo sacar de mi cabeza.Hoy es la presentación y aunque no quería, me pidió amablemente que lo acompañara, acepte porque era un evento grande del cual quería disfrutar.—Si me estoy alistando—hablaba con mi mejor amiga—tengo que asistir quiera o no a la reunión, todo esta listo
—Andres por favor baja esa arma—le pedí en ese momento llena de angustia y temiendo por mi vida—hablemos. Suplique con lágrimas en los ojos y sabia que nunca iba a perdonarme lo que le hice, lo traicione, de la peor forma y con su mejor amigo. La culpa era mía, lo sabia porque no debi hacerlo, debi ser mas sincera, pero cuando quise serlo no pude y ahora estoy en esta situacion. —Eres una cualquiera—desvío la punta del arma a su mejor amigo Maximiliano—¿Cómo pudieron los dos hacerme esto? Con el dorso de la mano se limpia las lágrimas mientras las personas en el restaurante se hacen a un lado, o salen despavoridos, evitando una bala. —Te engañaron y se burlaron de ti—Máximo, el hermano gemelo de Maximiliano hablaba, echándole mas sal a herida—no puedes permitir eso. Odiaba a Máximo con todas mis fuerzas después de lo que me hizo. Era algo imperdonable que no se le hace a una persona, menos a una mujer, por eso lo detestaba y ahora más, no se lo voy a perdonar jamás y al parecer
MIA DAVIS. Comenzaremos aquí, donde todo era paz, amor y armonía antes de que me golpeara un huracán, llamado Maximiliano Smith. —Mia—me llamó mi mejor amiga Moira—puedes prestarme uno de tus vestidos. Soy oriunda de Baltimore, estados unidos, pero ahora resido en los ángeles donde ejercía mi profesión como profesora. Digo ejercía porque hace tres meses en un paseo que se hacia trimestral con los alumnos uno de ellos que estaba a mi cuidado, se escapo para con dos compañeros mas a la playa. No se podían meter todavía, las olas estaban muy furiosas y era peligroso, sin embargo, los niños no acataron la orden, son chicos y sé que debí tener más cuidado, pero tenía a cargo a 25 alumnos, los organice en sillas, sentándolos en la arena, a espera que nos permitieran el ingreso, pero cuando me gire para coordinar la entrega de alimentos, los dos chicos salieron corriendo al mar. De inmediato noté la ausencia, los busqué, pero cuando corrí prohibiéndoles ingresar, la ola se había arrastr