CAPITULO 114

En ese momento, las puertas del ascensor se abrieron, y en el momento en que Camila perdió su apoyo, cayó hacia atrás.

Jeremy extendió la mano para agarrarla.

Las yemas de los dedos del hombre estaban frías. Cuando la empujó hacia el ascensor y le permitió recuperar el equilibrio, la soltó con consideración. El momento no duró más de diez segundos.

Aun así, Camila aún no había recuperado el sentido común.

Después de presionar el botón del ascensor, Jeremy dijo: “Señorita Reynad, tome esto como un favor para su supervisor. Usted dijo que no creía que su supervisor hubiera muerto en un accidente, así que hágale justicia”.

¡Lo sabía!

Las palabras de Jeremy confirmaron las sospechas de Camila. Jonathan era un hombre cuidadoso, por lo que no podía entender cómo era posible que sufriera un ataque cardíaco solo porque se quedaba despierto hasta tarde durante algunas noches.

—Señor Langley, usted sabe algo, ¿no? —Camila se volvió hacia él.

—Mi conocimiento no significa que ten
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