Capítulo 116 —Señorita Rehinaldi. —Uno de sus compañeros de trabajo golpeó la puerta de cristal y entró, informando: —Algunos de los documentos electrónicos del Departamento de Secretaría están protegidos con contraseña. No podemos acceder a ellos. Camila preguntó: —¿No les dijiste que el Departamento de Reguladores está investigando algunos asuntos? —Lo hice, pero dicen que no saben las contraseñas de los documentos antiguos. También hablé con la señora Love sobre esto, pero ella dice que tampoco tiene acceso. Camila frunció el ceño. ¿Cómo era posible que el Departamento de Secretaría no conociera la contraseña de sus propios documentos? ¿Estaban ocultando algo? No se atrevió a demorar más el asunto por temor a que la otra parte destruyera los documentos una vez que supieran que estaban siendo investigados. Por lo tanto, le envió un mensaje de texto a Jeremy por W******p para pedirle respaldo. En respuesta, Jeremy le envió un número de contacto sin dudarlo. Tan pronto como a
Capítulo 117 —Hola, señor Cisneros —saludó Camila cortésmente, lo que hizo que Jackson se detuviera en seco. No parecía alguien de cincuenta años. Tenía una postura perfecta, un aura dominante y un par de ojos penetrantes que estaban fijos en Camila, como si buscara algo. Finalmente, Jackson dijo con arrogancia: —Ah, es usted, señorita Rehinaldi. Vaya, vaya. Es muy atrevida al despedir a más de sesenta personas en un par de días. Ahora todos en la empresa saben quién es usted. Camila simplemente respondió con educación: —Solo estoy haciendo mi trabajo para Langley Group, señor Cisneros. Jackson repitió burlonamente: —¿Para el Grupo Langley? Creo que debería decir “para el señor Langley”. No me extraña que todo haya ido sobre ruedas para ustedes. Hasta pudieron entrar a mi oficina para ver mis documentos. Hmph. ¿Qué están tramando? ¿Serán ustedes los siguientes en despedirme? —Está exagerando, señor Cisneros. Estamos investigando todos los departamentos del Grupo Langley, no so
Capítulo 118 —No, lo conseguí en un sorteo. Después de contarle sobre el concurso a Noé, Camila hizo una breve pausa antes de continuar: —Inicialmente, Hada quería acompañarme, pero su tía la llamó a mitad de camino, así que tuve que dejarla en el camino. Al escuchar eso, Noé exhaló un suspiro de alivio. Por suerte, la chica no vino hoy. Solo hablaba con ella por cuenta de Camila y no estaba interesado en Hada en absoluto. Además de eso… Mientras estaba perdido en sus pensamientos, de repente sonó su teléfono. Ver el número familiar que había llamado innumerables veces en los últimos días hizo que Noé apagara el teléfono con el ceño fruncido. —¿Por qué no contestas? —Camila vio su teléfono por casualidad. Cuando vio que el identificador de llamadas parpadeaba con el nombre “Princesa”, se molestó de inmediato y preguntó—: ¿No dijiste que no tienes una relación? ¿Por qué me lo ocultas? —No lo es. Es solo una amiga —mintió Noé. —¿Desde cuándo tienes una amiga llamada "Pr
Capítulo 119 ¡Lo sabía! ¡Podía reconocer su piel bronceada en cualquier parte! —se quejó Lena—. ¡Maldita sea! ¡Esa despreciable zorra no solo estaba jugando con dos hombres, sino que además seducía a un hombre más joven que ella! Lena no podía estar más molesta. A su parecer, ese estúpido Lobo Gris debía estar ciego. ¿Acaso sabía lo puta que era su novia? ¿Y aun así pensaba que era linda? ¡Mierda! ¡Ella no era nada comparada con ella! Cuanto más miraba Lena las ropas de colores similares, más inquieta se sentía. Por casualidad, un hombre con una chaqueta de cuadros atada a la cintura pasó junto a ella. Lena lo agarró, le quitó la chaqueta y le puso algo de dinero en las manos. —¡Te lo compro! El hombre se quedó sin palabras ante su repentina acción. Después, Lena se escondió detrás de una columna, esperando el momento oportuno. No fue hasta que Camila se fue al baño de damas que se acercó gloriosamente a Noé. Noé, que estaba escuchando el discurso de un vendedor,
Capítulo 120 La noticia tomó a Camila por sorpresa y no le dio tiempo a preparar un regalo. Recordando que a Jeremy le gustaba la sopa dulce, sacó el termo que llevaba en el bolso y se lo entregó. —Sobre eso, señor Langley... no sabía que era su cumpleaños, así que no preparé ningún regalo. Mi madre hizo esto, así que, si no le importa, puede quedárselo. Además… feliz cumpleaños. El termo rosa que sostenía entre sus delgadas manos parecía una joya. Era una vista tan agradable que provocó una leve sonrisa en Jeremy. Es una mujer muy interesante. Cada vez que hace un regalo, siempre resulta ser algo muy sensato, pensó. Sin embargo, la vacilación de Jeremy al momento de tomarlo hizo que su imaginación se desbocara. Como Jeremy tenía todo lo que deseaba, a Camila empezó a parecerle una mala idea regalarle la sopa dulce. Justo cuando ella retiró la mano, Jeremy le quitó el termo. Con una sonrisa amable, respondió: —Gracias, señorita Rehinaldi. Es un regalo maravilloso. Me gu
Capítulo 121 La cara de Camila se sonrojó cuando él coqueteó con ella. Durante todo el camino, solo pudo recibir en silencio los cumplidos de Jeremy. Sonrojada, Camila espetó: —Lo llevaré a casa, señor Langley. Se sentirá mejor mañana después de una buena noche de sueño. Pero la respuesta de Jeremy fue: —¿Me haces compañía, cariño? ¡Por supuesto que no! Camila no podía creer por lo que estaba pasando. Al notar su silencio, Jeremy dijo: —Hoy es mi cumpleaños. ¿No vas a celebrar este día conmigo, cariño? —¿Esa gente no te ha acompañado para celebrar tu cumpleaños? —murmuró Camila, y lo miró de reojo. Jeremy la miraba fijamente. Su corazón dio un vuelco al notar la expresión expectante en su mirada pensativa, tan sincera como la de un cachorro. ¿Estaba deseando celebrar su cumpleaños con ella? En un principio, Camila podría haberlo dejado en su mansión y así regresar sola a casa. Sin embargo, rara vez tenía la oportunidad de ver ese lado de él. Era amable, y su mirada no era
Capítulo 122 Otra pareja estaba a punto de entrar al lugar del tiovivo. Cuando la chica vio lo cariñoso que era Jeremy con Camila, de inmediato armó un alboroto frente a su novio. —¡Ah! Mira qué atento es el novio de la otra chica. No me importa. ¡Quiero que me abraces como lo hizo él! —Ya eres una adulta. ¿Por qué necesitas que te lleve? —se quejó el chico. Aun así, la levantó y la subió al caballo de madera. El rostro de Jeremy se ensombreció y, con desagrado, le dijo al muchacho: —Para mí, mi novia siempre tendrá dieciocho años. Es como una niña que no envejecerá, y estoy dispuesto a tenerla en mis brazos por el resto de mi vida. Tu novia no parece pesar más de ochenta libras, pero te quejas incluso cuando te pidió que la abrazaras por un rato. Creo que es hora de que ella encuentre otro novio. El chico quedó completamente humillado por el comentario de Jeremy. Las mejillas de Camila se sonrojaron levemente, pero no pudo evitar fruncir los labios y sonreír. ¡El t
Capítulo 123 —Siempre estás diciendo lo ocupada que está tu chica. Es muy dulce de su parte hacer tiempo para celebrar tu cumpleaños contigo. ¿Puedo saludarla? Jeremy asintió y le dijo que esperara antes de levantarse y caminar hacia la cocina. —Cariño. —¿Qué? ¿Qué quieres? —Camila se puso nerviosa al oírlo llamarla de forma tan íntima. No le importaba si no había nadie más cerca, pero con su madre presente, se sentía avergonzada e incómoda. Jeremy le entregó su teléfono y dijo: —Andrew quiere saludarte. ¿Andrew? Camila todavía se preguntaba quién era, cuando vio al joven con una chaqueta blanca en la videollamada. Parecía elegante y refinado. Andrew se quedó mirando a Camila, y ella se quedó mirando a Andrew. —¡Hola! Soy Andrew —se presentó con voz amistosa. Camila asintió y explicó: —Eh… el señor Langley bebió demasiado, así que… —¡Ah, ya lo sé! —respondió Andrew con una sonrisa. No había rastro de enojo ni hostilidad en su tono—. Solo quería agradecerte por cuidar de Je