Pegando sus labios con los míos mientras su lengua bailaba dentro de mi boca, mi marido me fue subiendo vestido hasta que consiguió quitarmelo, me quise resistir y darle puñetazos para apartarlo, pero rompió mi sujetador quedando mis pechos desnudos, lamió y mordió el lóbulo de mi oreja, haciéndome gemir, besó y mordió suavemente mi cuello, siguió bajando besando mi piel hasta llegar a mis pechos, los lamio y mordió, mordiendo suavemente mis pezones haciendo que enseguida se pusieron duros, mientras yo arqueaba mi espalda por el placer, siguió bajando besando mi vientre. Se puso de rodillas en el suelo y mientras nos mirabamos me quito el tanga, puso mis piernas en sus hombros, besando y dando pequeños mordiscos por mis piernas, hasta que llego a mi sexo. Introdujo dos dedos dentro de mi tocando lo que nunca había tocado mientras su lengua se movía en mi clítoris como una serpiente juguetona, haciéndome gritar de placer. — Quiero tu orgasmo en mi boca Bianca, damelo cariño — me decía
Terminamos de comer y cuando Mario pagó la cuenta, nos marchamos del restaurante, subimos a la limusina volviendo al hotel donde se hospedaba Mario y donde estaban también los vendedores con los que íbamos a negociar. La limusina aparco en la misma puerta del hotel, cuando el chofer abrió la puerta bajo Mario y ofreciéndome su mano, me ayudo a bajar, entramos en hotel dirigiéndonos hacia los ascensores, Mario pasó su tarjeta por una ranura que había en el ascensor poniendose en marcha, pero cuando paro en la planta y se abrieron las puertas, me quede inmovil mirando todo ya que no era una habitación como las demás, si no que era como la casa de mis padres entera, pues era enorme, salimos del ascensor dirigiéndonos a una sala que tenía una mesa redonda en el centro donde estaban sentados cuatro hombres no muy mayores, pero sus miradas eran de enfado— Bianca, te presentó a los hombres que arruinaran a Giuliano y a Arianna, señores la señora Bianca Capri — dijo Mario— Estamos encantado
Me desperté por la mañana escuchando como golpeaban la puerta de la habitación, cogi la sabana de la cama tapando mi cuerpo con ella y aún estando medio dormida abri la puerta viendo a Mario con la mano apoyada en el marco— ¿Puedo pasar? — preguntó— Claro pasa estas en tu casa — respondí sin poder terminar de abrir los ojos, — Duchate con agua fría y así te espabilaras, pero venia a decirte que volvemos a Milán dentro de una hora ¿Quieres que te pida el desayuno aquí en la habitación? — me preguntó— No déjalo, pero gracias de todas formas Mario, voy a ducharme ahora nos vemos en la cafetería del hotel — respondíCuando me asegure de que Mario se marchaba de la habitación, entre en el cuarto de baño, me duche dejando caer el agua por mi nuca y por mi espalda, sali de la ducha con la toalla rodeando mi cuerpo, me vestí y cogiendo mi bolso asegurandome de que tenia el movil dentro, me marché de la habitación hacia donde estaban los ascensores, subí a uno de ellos apretando el botón
Enfade tanto a la amante de mi hijo cuando le escupí en su preciosa cara, que me dio un puñetazo en la cara haciéndome sangrar por la nariz, Giuliano al ver la sangre que me salia, se acercó a nosotras cogiendo a su amante por los brazos apartandola de mí, mientras que ella no hacía más que darle puñetazos y patadas a mi marido hasta que él logró calmarla. Cuando se atrevió Giuliano a soltarla, Arianna tenía la cara tan roja que asustaba señalandome con su dedo. — Me lo pagarás zorra, esto no se va a quedar así y enterate que Giuliano siempre a sido mio, tengo a sicarios siguiendote los pasos día y noche y un accidente lo puede tener cualquiera, me da igual que tengas a ese bastardo en tu vientre, — me dijo gritando — Arianna te lo advierto, no toques a mi esposa y dejala tranquila, si pierde a mi hijo, hablaremos tu y yo pero con las armas — contestó mi marido — Giuliano no puedes hablar en serio cariño, tu me amas y no serias capaz de matarme amor, esa puta no nos puede separar,
Nada más hacer la pregunta Carlos me eché a reír como si me hubiera contado alguien un chiste, cambiando el semblante de su cara como si lo hubiera insultado. Que cartel en su sano juicio cambiaria una tonelada de cocaína pura por una noche de pasión, nadie se lo creeria y Carlos pensaba que yo era una idiota, pero estaba muy equivocado, porque yo me acostara con el hombre que a mi me diera la gana, no con un violador de poca sabiendo que no estaba muy bien en sus cabales.— Dejame pensarlo, aunque sé muy bien la respuesta, “No” , se que tu cocaína es la mejor, pero no doy mi cuerpo por eso, te equivocaste de prostituta Carlos — contesté cuando me calme— Pues muy bien, no pasa nada Arianna se que le agradara saber que eres la jefa de cuatro idiotas que se arriesgan a trasladar cocaína en sus barcos a países extranjeros, aunque la Dea les esté vigilando — dijo Carlos— ¿Qué quieres decir? y será mejor que te expliques — dijo Mario— Llevo bastante rato mirando a un tipo que hay en la
Al entierro de mis padres, nada más estuvieron los más conocidos por mi ya que no quise decirle nada a mi marido para que Arianna me dejara tranquila. Al terminar todo, Mario puso a mi disposición su avión privado para que yo volviera a Milán. Al llegar y desde el mismo aeropuerto llamé a Tom el chofer de la limusina de mi marido para que me recogiera, Tom paró el vehículo en la misma puerta de mi casa, entre en ella recibiendo un fuerte abrazo de la sirvienta, nos abrazamos pero yo no estaba para muchas cosas, cuando me dirigí a mi dormitorio escuche la voz de Giuliano llamándome desde el salón, no le hice caso entrando en mi dormitorio, salí a la terraza sentándome en uno de los sillones pensando solamente en vengarme de Arianna y en Giuliano. viendo segundos después como mi marido se sentaba a mi lado— ¿Te pasa algo? Hoy tenía que ir yo a Palermo a recogerte, te he llamado cuando has entrado en la casa Bianca — me dijo— No te he escuchado, lo siento — le dije sin mirarlo— Est
Giulano se marcho del dormitorio despues de hacerme el amor varias veces dejandome sola en la cama dolorida, intenté levantarme, pero me dolia todo, mi sexo, mis pechos y casi todo i cuerpo. Entré como pude en el cuarto de baño, me metí en la ducha arrastrándome por los azulejos hasta quedarme sentada, intente llorar pero ya no me quedaban lágrimas después de lo que paso con mis padres, pasaron unos minutos y me puse de pie, abri el grifo del agua fria primero por mis heridas, poniendo el agua templada después dejándola caer por mi espalda y mi nuca para relajarme. Salí de la ducha cogi la toalla que allí había y rodeando mi cuerpo con ella, me fui del cuarto de baño volviendo al dormitorio, sentandome unos minutos en la cama, cuando ya me encontraba un poco mejor, me vesti con un bluson ancho y unas bragas, saliendo del dormitorio para acercarme a la cocina ya que estaba sedienta — Señora, el señor me ha dicho que vendrá a recogerla a las nueve y que esté preparada — dijo la sirvie
— ¿Cómo está Bianca? Le vamos a hacer hoy unas pruebas, aunque no creo que le queden secuelas, pero prefiero asegurarme — me dijo el médico— Doctor ¿y mi hijo, como está? — pregunté con desesperación— Bianca, el golpe lo tuvo en la parte de su abdomen y costillas de su cuerpo, yo siento tener que decirselo, pero el bebe que esperaba lo ha perdido — me respondió dejándome inerte,Las Lágrimas no cesaban de caerme por las mejillas mientras me culpaba una y otra vez de haber matado a mi bebe, aunque Giuliano me decía que todo estaba bien y lo que importaba era yo, me sentía culpable y sucia, teniendo que ponerme la enfermera un calmante para ahogar la pena que en ese momento tenía— Bianca cariño cálmate, tendremos a nuestro hijo no te sigas culpando, ahora tienes que recuperarte y más adelante lo buscaremos — me decía mi marido cayendo por sus mejillas las lágrimas.Las dos semanas que estuve en el hospital, Mario me llamaba todos los días, aunque a Giuliano no le hacía gracia que hab