Nada más salir Giuliano por la puerta de su despacho, entró la sirvienta dando un pequeño grito al verme en el suelo llorando y encogida a causa del dolor que tenía, me ayudó a levantarme y andando poco a poco pude llegar a mi dormitorio con su ayuda, me tumbe en la cama cogiendome ella la mano sentándose a mi lado — Señora voy a llamar al médico, tiene un fuerte golpe en la cara — me dijo— No lo hagas, ya se me pasara el dolor — contestéPoco tiempo pase en la cama cuando empecé a notar en mi entrepierna que me estaba mojando, se lo dije a la sirvienta mirándome ella, poniendo sus manos en la boca, se marchó del dormitorio corriendo volviendo poco después hablando por el movil, cuando termino la llamada volvió a cogerme de la mano apretandola— Ya viene una ambulancia señora, no se preocupe que todo estará bien — me dijo con alguna lágrima cayendo por su mejilla.Habían pasado algunos minutos cuando escuchamos la sirena de una ambulancia, la sirvienta volvió a marcharse del dormito
Aunque sabía perfectamente que cuando entrara Adrianna a mi casa, no esperaría que yo estuviera en el salón, nos miramos las dos mujeres con desprecio, a pesar de estar yo allí delante, sin vergüenza ninguna ella intentó acariciar la mejilla de mi marido con sus dedos, apartando Giulano la mano de su cara muy serio — Siéntate por favor Adrianna, tenemos que hablar — le dijo mi marido — Como quieras, pero dime ya qué sucede, me tienes muy intrigada desde que hablamos por teléfono — respondió ella, sentándose en un sillón alejado de mi — Adrianna como sabes Bianca y yo estamos esperando un hijo, y mi mujer necesita cuidados y tranquilidad, ya que podemos perder a mi hijo, quiero decir con esto que tu y yo hemos terminado, no quiero que me acaricies ni nada que conlleve un acercamiento amoroso hacia mi por tu parte, en una palabra, tu y yo hemos terminado — le dijo Giuliano — No, no lo admito somos socios y amantes y porque esta puta vaya a darte un hijo no te admito que me eches a un
Contesté a la llamada muy nerviosa, pero cuando escuché la voz de mi marido, quise decirle todo lo que tenía en mi interior, pero preferí esperar a que llegara a casa o a vernos en el restaurante donde según mi sirvienta me esperaba Giuliano.— Bianca, sé que he avisado para que te recogiera el chofer, pero se me ha complicado el trabajo, nos veremos en casa y no me esperes despierta llegaré tarde — me dijoTermine la llamada sin decirle nada, me marché de la casa saliendo al exterior para buscar un taxi, subí en él dándole al conductor la dirección de donde quería ir, cuando llegamos y me baje del taxi, me dirigí a la limusina que aún estaba aparcada en la calle donde vivía Adrianna, el chofer al verme cambió el semblante de su cara mirándome sin saber que decirme.— Tomas lléveme al aeropuerto y vuelva a casa, su trabajo por hoy a terminado — le dijeAbri la puerta del vehículo sentándome en los asientos de cuero , el chofer cerró mi puerta y poniendose en el asiento del conductor,
Nos quedamos mi marido y yo mirándonos fijamente a los ojos, cuando lo escuché resoplar yo sabia que habia ganado está primera batalla, pues estaba embarazada de su hijo y no podia ni queria hacerme daño, él sabía muy bien lo que el médico nos comentó cuando me dio el alta en la clínica, un maltrato más y perdíamos a su heredero, Cuando vi que le hacía una señal con su mano a uno de sus sicarios, supe que aunque había ganado esta batalla, la guerra contra él no había terminado. — Está bien, te concedo unos días, pero te advierto que si no estás en casa antes de una semana, no tendré compasión contigo, te llevaré a casa aunque sea arrastrando ¿queda claro? — me dijo enfadado Giuliano y sus sicarios subieron a los coches marchando por donde vinieron, abrazandome mi madre, para calmarme un poco pues estaba muy alterada. Dos días después, llamé a Angelo, para que me ayudara a hundir a Adrianna y a Giuliano ya que él era el único en quien podía confiar y tenía muchos conocidos que estarí
Por la mañana mi marido me despertó sintiéndome llena de él, mientras mordía mis pechos y cada uno de mis pezones, no le pude decir nada, porque yo también deseaba que me hiciera suya, rodeé sus caderas con mis piernas, rodeando su cuello con mis brazos y clavando mis uñas en su desnuda espalda, mientras los movimientos de mi marido cada vez eran más fuertes— Buenos días — le dije sonriendo— ¿Te gusta despertar así? que tu marido te haga gritar de placer por las mañanas — me decía jadeando— Me encanta, pero a mi tambien me gustaria darte placer — le dije sintiendo unas descargas eléctricas seguidas de un increíble orgasmoGiuliano siguió dándome fuertes embestidas durante unos minutos, hasta que lo vi cerrar sus preciosos ojos y gruñir cuando me lleno con su semilla, mirándome mientras lamía mis labios y besaba mi cuello tumbandose después al lado mío poniendo su mano en mi vientre.Seguimos acariciándonos hasta que empezó a sonar su móvil que tenía encima de la mesilla de noche,
Por la noche y despues de ducharme, seque mi cuerpo con la toalla, me puse un tanga de color rojo como mi vestido. Largo de gala como Giuliano quería, con una abertura desde mi cadera hasta mis pies, espalda desnuda y un tirante cruzado en mi escote, me recogí el pelo, me pinte con un color rojo en mis labios y colores suaves en el rostro, cogí mi bolso de mano, salí del dormitorio acercándome al salón donde mi marido me esperaba con un vaso de whisky en su mano. Cuando entré me miró de arriba abajo, mojándose los labios mientras se acercaba a mi, dejó el vaso en la mesa y rodeo mi cintura con su brazo — Cambiate el vestido y quitate la pintura de los labios, vas demasiado provocativa y no me gusta que miren lo que es mio — me dijo — Pues lo siento por ti, pero esto es lo que hay, no pienso cambiarme y si no te gusta quédate tú porque yo voy a ir al evento ¿que decides Giuliano? — le dije — Querida no me busques, porque aún puedo ser peor contigo y no quieras saberlo, no te gustaría
Giulano estaba tan enfadado que me cogió del brazo y sin importarle quien nos estaba mirando, me arrastró con él hasta la calle donde estaba aparcada la limusina, abrió la puerta empujándome para que entrara dentro del coche.entrando él después. De camino a nuestra casa, me quedaba mirándolo por el rabillo del ojo, viendo como se pellizca la nariz y me miraba con odio hasta que llegamos a casa, saliendo él del vehículo sin esperarme.Cuando entré en casa me dirigí directamente al nuestro dormitorio, una vez allí me quité el vestido dejándolo encima del sillón, cogi el camisón para ponermelo entrando mi marido en ese momento acercándose a donde yo me encontraba mientras se quitaba la ropa mirándonos los dos fijamente — ¿Te gusta ser el centro de atención con los hombres? ahora serás mi centro de atención, a las putas os gusta mucho que os peguen, os violen y os dejen marcadas, pues está noche no te libraras de mi — me dijo muy serio— Yo no he hecho nada, y si voy a ser una puta para
Giulano cumplio todo el día con lo que me dijo, ese día estuvo solo para mi aunque el intento estar cariñoso conmigo yo no tenía ganas de que me mimara, aún sentía en mi cuerpo los golpes de su cinturón y si, me compro el coche que más me gustaba, fuimos al restaurante más caro de Milán y dimos un paseo. Intentó cogerme la mano o abrazarme, pero me apartaba de él haciéndole sentir lo que yo sentía, dolor y frustración. La semana siguiente estuvo mi marido muy complacido y cariñoso conmigo, llegaba temprano a casa, me contaba cómo le había ido en el día, terminando los dos en la cama haciendo el amorUna semana después, desayunamos como siempre en la cocina, después de ducharnos juntos y vestirnos en nuestro dormitorio, mi marido se fue a trabajar, cogi las llaves de mi coche y mi bolso, salí de la casa, subí a mi automóvil para ir al centro de Mila, porque ese día me apetecía mucho empezar a comprarme ropa de premamá, aunque todavía no se me notaba mucho la barriga de embarazada.Pase