El chofer nos llevó hasta una pista de aterrizaje donde estaba el avión privado de mi marido. Una vez que llegamos a Milán, subimos a la limusina que nos esperaba en la misma pista, marchandonos a nuestra casa, cuando llegamos me fui a nuestro dormitorio subiendo mi equipaje el chofer, entre en el cuarto de baño corriendo ya que las nauseas se hicieron presentes nada más llegar, vomitando vi a mi marido detrás de mi, me lave la cara y los dientes girando para salir del cuarto de baño bloqueando mi paso Giuliano.— ¿Qué te ocurre,? ¿Estas enferma? — preguntó— No, ha sido solo el viaje, tranquilo estoy bien — le dije mirándonos los dos a los ojosGiuliano se acerco a mi rodeando mi cuerpo con sus brazos, beso mi cuello juntando despues nuestros labios besandome con pasión, me cogio en brazos tumbandome en la cama con él, acaricio mi entrepierna hasta mi sexo sin separar sus labios de los mios, puse mis manos en su nuca enredando su pelo en mis dedos.— No te vuelvas a marchar, te he e
Adrianna se levantó enseguida de la cama muy enfadada mirándonos las dos, parecía que hubiera visto al mismo diablo mientras yo me acercaba a ella, no me importaba estar desnuda pues quería demostrarle que Giuliano a partir de ese mismo día era solo mío, mi amante, mi marido, mi todo y que ella no era ya nadie para él. Me acerqué tanto a ella que podía sentir su aliento en mi cara, sonreí sarcásticamente demostrando que ya no le tenía miedo y que sus amenazas hacia a mi ya no me afectan.— Voy a darle a mi marido un hijo y no quiero que te acerques más a él si no es porque tengas que decirle algo sobre vuestros negocios ¿comprendes? nunca lo toques ni lo beses en mi presencia o seré tu peor pesadilla Adrianna, ahora lárgate de mi dormitorio y de mi casa — le dije muy seria— Esto no quedara asi, no me conoces tambien como crees, puta — me dijo Se acercó a Giuliano antes de marcharse, fue a acariciar su mejilla pero él le cogió el brazo para que no lo tocara apartándola de su lado, mi
Adrianna colgó la llamada inmediatamente después de darme las instrucciones, me quedé unos segundos con el móvil en la mano mirando al vacío, dándose cuenta enseguida el doctor y Giuliano.— ¿Quién te ha llamado Bianca? te has quedado pálida mi amor — me dijo mi marido acariciando mi mejilla con sus dedos— No pasa nada, se han equivocado, necesito ir al baño — le respondí sintiendo cada vez más fuertes las náuseasMe levanté enseguida de la silla, saliendo a toda prisa de la consulta sintiendo que no llegaría a tiempo al cuarto de baño, entre en él y sin que me diera tregua las nauseas, vomite cerca del inodoro, perdiendo por un momento el conocimiento al mismo tiempo que me parecía escuchar a lo lejos la voz de mi marido llamándome .Abrí los ojos despacio fijandome que estaba en la misma camilla, donde me encontraba hace unos minutos cuando el médico me hizo la ecografía, teniendo Giuliano mi mano cogida y el médico escuchando mis latidos— Ya te has despertado, qué susto nos has d
Nada más salir Giuliano por la puerta de su despacho, entró la sirvienta dando un pequeño grito al verme en el suelo llorando y encogida a causa del dolor que tenía, me ayudó a levantarme y andando poco a poco pude llegar a mi dormitorio con su ayuda, me tumbe en la cama cogiendome ella la mano sentándose a mi lado — Señora voy a llamar al médico, tiene un fuerte golpe en la cara — me dijo— No lo hagas, ya se me pasara el dolor — contestéPoco tiempo pase en la cama cuando empecé a notar en mi entrepierna que me estaba mojando, se lo dije a la sirvienta mirándome ella, poniendo sus manos en la boca, se marchó del dormitorio corriendo volviendo poco después hablando por el movil, cuando termino la llamada volvió a cogerme de la mano apretandola— Ya viene una ambulancia señora, no se preocupe que todo estará bien — me dijo con alguna lágrima cayendo por su mejilla.Habían pasado algunos minutos cuando escuchamos la sirena de una ambulancia, la sirvienta volvió a marcharse del dormito
Aunque sabía perfectamente que cuando entrara Adrianna a mi casa, no esperaría que yo estuviera en el salón, nos miramos las dos mujeres con desprecio, a pesar de estar yo allí delante, sin vergüenza ninguna ella intentó acariciar la mejilla de mi marido con sus dedos, apartando Giulano la mano de su cara muy serio — Siéntate por favor Adrianna, tenemos que hablar — le dijo mi marido — Como quieras, pero dime ya qué sucede, me tienes muy intrigada desde que hablamos por teléfono — respondió ella, sentándose en un sillón alejado de mi — Adrianna como sabes Bianca y yo estamos esperando un hijo, y mi mujer necesita cuidados y tranquilidad, ya que podemos perder a mi hijo, quiero decir con esto que tu y yo hemos terminado, no quiero que me acaricies ni nada que conlleve un acercamiento amoroso hacia mi por tu parte, en una palabra, tu y yo hemos terminado — le dijo Giuliano — No, no lo admito somos socios y amantes y porque esta puta vaya a darte un hijo no te admito que me eches a un
Contesté a la llamada muy nerviosa, pero cuando escuché la voz de mi marido, quise decirle todo lo que tenía en mi interior, pero preferí esperar a que llegara a casa o a vernos en el restaurante donde según mi sirvienta me esperaba Giuliano.— Bianca, sé que he avisado para que te recogiera el chofer, pero se me ha complicado el trabajo, nos veremos en casa y no me esperes despierta llegaré tarde — me dijoTermine la llamada sin decirle nada, me marché de la casa saliendo al exterior para buscar un taxi, subí en él dándole al conductor la dirección de donde quería ir, cuando llegamos y me baje del taxi, me dirigí a la limusina que aún estaba aparcada en la calle donde vivía Adrianna, el chofer al verme cambió el semblante de su cara mirándome sin saber que decirme.— Tomas lléveme al aeropuerto y vuelva a casa, su trabajo por hoy a terminado — le dijeAbri la puerta del vehículo sentándome en los asientos de cuero , el chofer cerró mi puerta y poniendose en el asiento del conductor,
Nos quedamos mi marido y yo mirándonos fijamente a los ojos, cuando lo escuché resoplar yo sabia que habia ganado está primera batalla, pues estaba embarazada de su hijo y no podia ni queria hacerme daño, él sabía muy bien lo que el médico nos comentó cuando me dio el alta en la clínica, un maltrato más y perdíamos a su heredero, Cuando vi que le hacía una señal con su mano a uno de sus sicarios, supe que aunque había ganado esta batalla, la guerra contra él no había terminado. — Está bien, te concedo unos días, pero te advierto que si no estás en casa antes de una semana, no tendré compasión contigo, te llevaré a casa aunque sea arrastrando ¿queda claro? — me dijo enfadado Giuliano y sus sicarios subieron a los coches marchando por donde vinieron, abrazandome mi madre, para calmarme un poco pues estaba muy alterada. Dos días después, llamé a Angelo, para que me ayudara a hundir a Adrianna y a Giuliano ya que él era el único en quien podía confiar y tenía muchos conocidos que estarí
Por la mañana mi marido me despertó sintiéndome llena de él, mientras mordía mis pechos y cada uno de mis pezones, no le pude decir nada, porque yo también deseaba que me hiciera suya, rodeé sus caderas con mis piernas, rodeando su cuello con mis brazos y clavando mis uñas en su desnuda espalda, mientras los movimientos de mi marido cada vez eran más fuertes— Buenos días — le dije sonriendo— ¿Te gusta despertar así? que tu marido te haga gritar de placer por las mañanas — me decía jadeando— Me encanta, pero a mi tambien me gustaria darte placer — le dije sintiendo unas descargas eléctricas seguidas de un increíble orgasmoGiuliano siguió dándome fuertes embestidas durante unos minutos, hasta que lo vi cerrar sus preciosos ojos y gruñir cuando me lleno con su semilla, mirándome mientras lamía mis labios y besaba mi cuello tumbandose después al lado mío poniendo su mano en mi vientre.Seguimos acariciándonos hasta que empezó a sonar su móvil que tenía encima de la mesilla de noche,