Llegamos los cuatro juntos a la comisaría. -Si esto es obra de mi padre, juro que...-No saquemos conclusiones aún, mejor entremos para saber qué es lo que está pasando-Pedí.Atravesamos unas enormes puertas de vidrio y nos acercamos a un mostrador donde se encontraba sentada a una oficial, de aproximadamente unos cuarenta años de edad.-Buenas tardes, soy Salvatore Lombardi, acabo de recibir una llamada de que tienen a mi hermano retenido aquí, su nombre es Sebastián, ¿Quisiera saber bajo qué cargos?-Un momento por favor-dijo la mujer mientras se acercaba a una computadora y comenzaba a escribir-¿Su hermano es Sebastián Roccuzo?.-Si, es él, yo soy Lombardi Roccuzo. -Muy bien...-Empezó a leer la mujer, pero para si misma-Ok, aquí dice que su hermano recibió una denuncia por agresión física hacía el ciudadano Rafael Reyes.Yo jadee sorprendida, y mi italiano golpeó con la mano abierta el mostrador.-Le voy a pedir que se calme señor Lombardi, si no es que quiere hacerle compañía a
De por sí, el día se sintió pesado desde que inició, y no hay duda que la noche fue peor.Apenas Violeta recibió esa llamada, salió despavorida hacia el hospital, con Vittorio. Salvatore y yo tuvimos que esperar que dejaran libre a Sebastián para poder alcanzarlos.Cuando íbamos en camino, recosté un poco el asiento del copiloto y cerré los parpados unos segundos porque me sentía aturdida.-¿Qué sucede?-Preguntó mi italiano colocando una mano sobre mi enorme barriga, manejando con una sola.-Ha sido demasiado para un día.-Tu no deberías estar en esta situación, tendrías que estar tranquila en casa, descansando.-Todo lo que sucedió se conecta a mí, todo es culpa de ese idiota que esta obsesionado conmigo. El fue el que hizo que tu hermano cayera preso, y estoy cien por ciento segura que fue el quien ataco a Julia. Cómo podría yo estar tranquila en casa si al final todo se debe a mí.-Nada de esto es tu culpa ¿me oyes?, todo es obra del desgraciado de Rafael, y si fue él, el que ataco
-Dígame si serán niños, o niñas y prometo no decirle nada a ella-Le menciona Salvatore al doctor Robert, y lo miré achinando mis ojos-¿Qué?, tú eres la que no quiere saber.-Solo faltan dos meses para que nazcan, no desespere-Dice el doctor mientras hace el eco.-‘’Que no desespere’’-Repite el italiano con sarcásmo.-Doctor, el segundo nombre de Salvatore es ‘’desesperado’’.-La paciencia es lo primordial cuando se trata de niños señor Lombardi.-Esa frase se a convertido en la favorita de Stella.-Entonces su mujer es sabia, hágale caso.-Muy bien, pero por lo menos dígame, ¿Cómo se encuentran?-Excelente, en menos de diez semanas tendrán en sus manos a dos bebes completamente sanos.-¿De cuántas semanas estamos hablando exactamente?-Salvatore…-No sabría decirle, pueden ser diez, nueve, incluso cinco. Con madres primerizas es difícil acertar. La última palabra la tienen esas dos personitas, nacerán cuando ellos así lo deseen.-¿Y si decidimos que nazcan mediante cesárea?, así sabrí
SALVATORE.Llevamos días sintiéndonos en paz, pero yo sigo esperando que se acerque la tormenta...Esa llamada me dejó alerta, a pesar de que mi padre no me dio grandes detalles, doy por seguro que se aparecerá en cualquier momento, él es así, se mantiene un tiempo estático, generando suspenso, y luego llega para oscurecerlo todo, tal como lo hace una enorme nube plomiza durante una mañana que parece perfecta...Stella me observa y me dedica una sonrisa, mi favorita, y yo le hago señas para que se acerque y poder besar a mis hijos en su vientre.-Imagino lo mucho que debes extrañar trabajar en tu despacho, y en especial a tu cómoda silla-Comenta sentándose en mis piernas y yo recuesto la espalda completa del asiento para darle espacio.-Tu comedor no está nada mal... Y prefiero mil veces estar contigo, sin importar qué tan incómoda sea la silla en la que trabajo.Vuelve a sonreír, y luego me da un corto beso en los labios.-¡Stella!-La llama Julia, saliendo de la habitación, acompañad
STELLA.La mansión se ve distinta, o quizás he sido yo la que ha cambiado...Se que extrañaré mi casa, pero Salvatore tiene razón, primero está la seguridad de nuestros hijos y la mansión es como una fortaleza.-¿Lista?-Pregunta mi italiano, sacándome de mis pensamientos.Tomé una gran bocanada de aire y luego asentí para afirmar.-Esto será un nuevo comienzo-Me besa la mano-Quiero que dejemos el pasado atrás, pero si en algún momento, el recuerdo de lo que te hice te atormenta, me lo dices y nos iremos a otra parte.-Tranquilo-Acaricio su mejilla-Estaremos bien, tú lo has dicho, el pasado quedó atrás. No soy del tipo de personas que acumula rencor en su corazón.-Eso lo sé mi ángel-Me besa los labios y yo sonrió-Vamos.Se baja del auto y luego me ayuda a bajar a mí.-Qué extraño, le avisé a Violeta que vendríamos, no sé por qué no nos está esperando fuera.-¿Y si pasó algo?-Tal vez fue que llegamos antes-Admitió abriendo la puerta.¡SORPRESA! Gritaron todos al vernos y yo me reí de
-¡¿CÓMO CARAJOS PUDO SALIR DE AQUÍ SIN QUE NADIE LA VIERA?!Los gritos de Salvatore se escuchan desde afuera, por eso apuré el paso y entré rápido a la mansión.-¿Qué sucede?-Pregunté cerrando la puerta, y al ver a todos reunidos en la sala fruncí el ceño.Cuando el italiano conectó sus ojos con los míos, su cuerpo se relajó como si hubiese estado aguantando la respiración por un largo rato.Se acercó lentamente y preguntó en un murmullo:-¿Dónde estabas?-¿Los estabas regañando porque salí sin que nadie lo notara?-Inquirí en voz baja, me estaba muriendo de la vergüenza-Por favor, todos vuelvan a sus labores y disculpen a Salvatore por lo que acaba de pasar.Esperó hasta que estuviésemos solos para acortar más la distancia entre nosotros y envolverme con sus brazos.-¿No me dirás dónde estuviste?-Fui de compras con Julia... Te iba a pedir que me acompañaras, pero como estabas tan ocupado no quise molestarte.-No puedes salir de aquí sin avisarme, y menos estando sola, debes ir con el
SALVATORE.No logro tranquilizarme, creo que ya dejé una marca en el suelo de tanto caminar de un lado a otro en el mismo sitio.Me encuentro al borde del neuroticismo.-Calma joven, todo saldrá bien-Dice Violeta desde su asiento.-Ya lleva horas sufriendo Violeta, ¿Como puedo estar tranquilo?, Además, no sé para qué nos sacaron de la habitación, yo le prometí que no la dejaría sola en ningún momento.-Este proceso lleva su tiempo, debemos conservar la paciencia...Quiero tener su optimismo, pero mi miedo es imposible de disfrazar.-¡Volvimos!-Exclama Julia, acercándose a toda prisa por el pasillo del hospital-Y trajimos café, ¿Quieres?-Me ofreció y negué con la cabeza-¿Por qué están aquí los dos?, ¿Quién está con Stella?-Le están haciendo un nuevo chequeo y nos pidieron salir-Respondo con inconformidad.Desde afuera se escucha claramente otro grito de mi mujer, y mi desesperación aumenta.-¡YA DÉJENME ENTRAR!-Me lleve las manos a la cabeza.-Hermano-Sebastián coloca su diestra en mi
STELLA.Fue difícil ubicar la realidad cuando estaba anestesiada...No comprendía bien que sucedía, de pronto me encontraba sentada en una silla mecedora, dentro de una habitación parecida a la de mis hijos, y me alarmé al notar que mi enorme barriga no estaba.Quise levantarme y una punzada en la parte baja del vientre me lo impidió. El dolor se sintió tan real que me hizo cuestionarme si en verdad estaba soñando, o solo había estado divagando durante días.-¡¿Hay alguien aquí?!, ¡¿Dónde están mis hijos?!.De repente, la puerta fue abierta y vi entrar a mi italiano, con una expresión alegre y me alivié al ver que traía a un recién nacido en brazos.-Salvatore... ¿Es mi bebé?Asintió para afirmar y se acercó para entregármelo con mucha cautela. Era la cosita más divina que he visto en el mundo, pero no hice mención al respecto, pues tenía una pregunta muy importante que hacer primero-¿Dónde está mi otro bebé?Su sonrisa se borró de inmediato, lo hizo con la misma rapidez con la que mi