Hay días en los que amanezco con la batería de mi cuerpo al diez por ciento, y otros, en los que la tengo al cien.Hoy es uno de esos días en los que mi carga esta completa, o al menos en la mañana lo estuvo.Pasé la mayor parte del dia ideando un plan para estirar mis ahorros lo más que pueda, no sé si sea posible encontrar empleos en mi estado por eso necesito estar preparada, lo mejor es separar bien mis cuentas y exonerar gastos innecesarios.Utilicé un lápiz y una libreta para anotar, y después de un rato me sentí estresada y empujé todo hacia el centro de la mesa.Nunca he sido buena en eso de administrar mis finanzas, lo único que he sabido es ser una buena tacaña, y cuando se está por tener un bebé ese término no es una opción.Eso me hizo recordar que debo conseguir una cita para ir con algún especialista, Julia no deja de repetírmelo, ya llevo cinco semanas de haberme enterado del embarazo y aún no me he atrevido ir a un hospital.-Como sea...-Dije en voz alta apoyando mis m
-No seas ridícula Stella, entra de una vez-Me regañé a mí misma en la puerta del hospital.Ya a pasado casi una hora desde que llegué y aún no me he atrevido a entrar.¿Cómo sería capaz de cuidar de otro ser humano si ni siquiera logro superar mis miedos?.Muchas cosas en mi vida tenían que empezar a cambiar, comenzando por ésto.Tome una gran bocanada de aire para llenarme de valor y empuje la enorme puerta de vidrio. Una vez dentro, comencé a dar pasos muy lentos mientras observaba todo a mi alrededor. Después del accidente no me había atrevido a pisar de nuevo un hospital y para mi desgracia, éste estaba repleto. Enfermeras, niños llorando en los brazos de sus madres, persona quejándose de dolor siendo llevadas en camillas de un lado a otro, y muchos rostros llenos de miedo e incertidumbre fueron los detonantes para mi aturdimiento.Comence a hiperventilar y me fui acercando a una pared para poder sostenerme, sintiendo como todo aquel ruido se convertía en un solo y desesperante
SALVATORE.-¿Qué tal me queda este vestido?-Pregúnta Stella mirándose al espejo y moviéndose de un lado a otro para lucir su enorme barriga.Me acerco por detrás para abrazarla por la espalda, apoyo mi mentón en su hombro y coloco ambas manos sobre su vientre para acariciarlo.-Te queda perfecto porque eres hermosa-Le aseguro mirando nuestro reflejo-Serás la madre más hermosa del mundo.-¿Eso crees?.-Con toda firmeza-Le beso la mejilla-Te amo.-No, tu me odias-Dice inesperadamente, haciendome fruncir el ceño.Sus inocentes ojos se entristecieron tanto que la tome por los hombros y la hice girar sobre sí misma para poder mirarla a la cara.-Yo no te odio Stella, jamás podría odiarte, porque te amo más que a mi propia vida. Tú y mi hijo son lo más importante que tengo.-Pero no es tu hijo, tú mismo lo aseguraste.-Porque estaba confundido y molesto, lo lamento tanto, ¿Podrás perdonarme?.-Sí puedo-Contestó con una linda sonrisa, y a los pocos segundos la borró de insofacto-Te perdono,
ELENA.Había olvidado que mi papá iba a estar en esa reunión, lo que por supuesto me genera menos ganas de asistir, pero sé que no tengo opción...Salí de la ducha envuelta en la toalla y me encontré a Salvatore aún en mi habitación.-Pensé que ya te habías ido, como eres tan ridículamente puntual.No respondió, lo que resulta extremadamente extraño porque su jovi favorito es discutír conmigo, así que me detuve frente a la puerta del clóset y me giré para observarlo.Parecía una estatua humana, y la expresión de su cara era muy confusa, ¿dolor, pena o ira?, no lo sé.-¿Que te pasa?-Pregunté sin acercarme demasiado y note que estaba sosteniendo mi teléfono en la mano-Lo había olvidado, ¿Quien llamo?.-¿Quién llamó?-Repitió ahora posando sus ojos en mí, pues estaban tan perdidos que parecía que habían estado en otro lado-¿Quieres saber quien llamo?-Inquirió en tono amenazante-La secretaria de tu doctora, Franks.Uni mis lindas y delicadas cejas como símbolo de confusión.-¿La doctora Fr
STELLA.La habitación estaba oscura y sentía calor, lo que hacía poco probable que me durmiera así que aparté con mis piernas la sábana que me arropaba y salí de la cama.Decidí ir por un vaso de agua para refrescarme pero primero me quité la camisa de la pijama, quedándome solo en brasier y short.Al poner un pie en la cocina sentí unas ganas inmensas de comer algo, lo que fuera, cosa que me sucede muy a menudo, sobre todo en las noches.-Si seguimos comiendo así vamos a acabar nuestros ahorros mucho antes de lo previsto-Le dije a las dos personitas que están creciendo dentro de mí.Resignada, llene mis mejillas de aire y lo dejé salir en un resoplido, haciendo vibrar mis labios.Fui a la nevera en busca de helado porque es la mejor opción para una noche tan calurosa, y al abrirla, sentí un aire refrescante que salía de ella, lo que me incitó a quedarme ahí parada durante casi un minuto.Al pasarseme el sofoco, me concentre en buscar lo que quería y cuando lo encontré, cerré la puert
-¿Stella?, ¿Que haces ahí cariño?-Pregunta Julia, luego de que poco a poco me fuese despertando con palmaditas en el hombro.-No lo se... ¿Donde estoy?-Inquiri con voz ronca.Miré a todas partes y tenía la mente en blanco.-En el sofa, ¿Dormiste ahí toda la noche?-Creo que me dormi sin darme cuenta.Me miró entrecerrando los ojos y cruzandose de brazos.-Tengo el enorme presentimiento de que el culpable es el idiota que está sentado allá afuera.-¡¿Salvatore sigue aquí?!-Me sente de golpe-¿Donde está?-Afuera, ¿Y tu por qué estas sin camisa?-Hizo una mueca de picardia-Querías que viera de lo que se pierde verdad, ¡Esa es mi amiga!, Muestra orgullosa esa barriguita sexi, con razón el tarado tiene esa cara, debe estar tan arrepentido.-¡¿Que?!-Menie la cabeza-No digas tonterías, no traigo camisa porque anoche hacia mucho calor... ¿Y donde está?-¿Donde está quien?-Ay Julia, Salvatore, ¿Donde está?.-Ahhh, el italiano idiota. Está sentado en las que al parecer, son las escaleras de la
Nos mantuvimos en esa misma posición por más de un minuto, hasta que inconcientermente comencé a rozar mis labios con los suyos de una forma casi imperceptible, y entonces retrocedí. Estuve a punto de cometer un error, me había olvidado de lo extremadamente vulnerable que soy cuando lo tengo cerca. -¡Muy bien!, Parece que funciono-Señalé sus manos y él me dio una sonrisa ladeada. -No sabes lo agradecido que estoy, acabas de resumir diez años de terapia en solo dos minutos. Justo cuando iba a decir "No fue nada", las dos tremenduras que tengo dentro empezaron a moverse, haciéndo que me aguantara el vientre con ambas manos. -¡Vaya!-Exclame sonriente. -¿Que sucede?, ¿Te duele algo?-Se mostró preocupado, casi paranoico, y dudo, si debía tocarme o no. -Tranquilo, solo se están... Se está moviendo-Corregi de inmediato-Aún no me acostumbro de un todo, la primera vez que lo sentí me llevé un susto enorme-Rei ampliamente y el suspiro con aires de desánimo. -Cómo me pesa haberme perdido
Nunca imaginé que escribir un contrato sería una tarea tan complicada...Llevo díez días reventandome la cabeza y solo he escrito una palabra, CONTRATO, así que básicamente no tengo nada.Es difícil no saber cómo expresar lo que quiero, porque en realidad tengo muy claro lo que voy a pedirle a Salvatore, lo que no sé, es como plasmar todo eso que está en mi carebro, ahí en esa computadora.Exhale con fuerza y recorté la cabeza en el espaldar de la silla para quedarme observando el techo por un rato, después me levanté y me serví una taza con té frío. Caminé de un lado a otro frente a la laptop mientras me tomaba el té, y entonces caí en cuenta, la razón del porque cada párrafo estaba bien definido en mi mente, pero al querer escribirlo me quedaba trabada sin apretar una sola tecla, era porque estaba intentando buscar palabras técnicas, términos que estuviesen a la altura de los que el italiano utiliza, eso es lo que me estaba frenando.Por eso tomé la decisión de redactar todo tal cu