Toqué la puerta tres veces antes de entrar al despacho y una vez adentro, el hombre ni se digno en levantar la vista para mirarme, la mantuvo pegada a la computadora, como siempre.Dejé la taza sobre el escritorio y lo único que dijo fué "gracias" así que me dispuse a irme sin mencionar palabra.-¿A dónde vas?Me frené en seco, pero me mantuve de espaldas a él.-Veo que estás muy ocupado así que mejor te dejo solo para que trabajes tranquilo.Todo quedó en silencio y segundos después, escuché cuando se levantó de su asiento y supe que vendría hasta mí.Inhale y exhale profundamente para calmarme, y trate de dejar mi cara inexpresiva antes de darme la vuelta porque era obvio que me lo encontraría de frente.-¿Que sucede?-Su expresión era sería, y me veía como si intentara leer algo en mis ojos.-Nada.-Stella...-Pronuncio mi nombre de forma distinta, y se paso la mano por el cabello, he notado que lo hace cuando está frustrado o molesto, pero no tiene razón para estarlo, aquí la que es
Cada día noto a Salvatore más estresado...Estoy arreglandole unos documentos por orden cronológico y se me dificulta concentrarme cuando lo veo tan tenso... Por eso decido hacer algo, dejo los papeles sobre el escritorio, me pongo de pie y camino hasta quedar parada detrás de su silla.Él, está tan concentrado en su computadora que parece no percatarse de mis movimientos, hasta que coloco las manos en sus hombros y es cuando gira la cabeza para conectar sus ojos con los míos.-¿Que haces?-Relajate un poco-Le pido con una leve sonrisa.Comienzo a masajear toda la zona, haciendo presión con mis pulgares y siento como empieza a soltar sus músculos.Después de varios segundos, recuesta la espalda completa de la silla, cierra los párpados y suelta un enorme suspiro.-Eso se siente bien.-Esa es la idea.Repito los movimientos por vários minutos hasta que lo siento más tranquilo, más suelto.-No entiendo porque estás tan estresado-Digo momentos después, deteniendo mis manos.-Por todo...
-¿Que haces en mi habitación?-Pregunte con el ceño fruncido y él moreno no respondió, mantenia una mirada sería, se veía algo molesto.Acortó la distancia entre nosotros y por instinto di un paso atrás, quedando pegada de la mesita de noche.-¿Me tienes miedo?-Pregunto curvando sus labios en una sonrisa de satisfacción.-Por supuesto que no... Solo quiero que salgas de mi habitación.Señalé la puerta pero me ignoró.-¿Por qué con él sí Stella, y conmigo no?-Sabia a quien se estaba refiriendo.-Por favor, sal de mi habitación-Insisti, esquivando su pregunta.Su sonrisa se borro, y ahora sus labios se torcieron en una mueca de desagrado.-¿Lo haces por el dinero?... Yo también tengo dinero, quizas no tanto como él, pero igual puedo ofrecerte mucho.Terminó de pasarse de la raya...Lo empujé por el pecho para que retrocediera y así sacarlo del lugar pero a duras penas logré moverlo unos centímetros, y su respuesta inmediata es tomarme con firmeza de los brazos.-¡¿Qué te pasa?!, Me estás
-Esto es adictivo-Le confieso a Salvatore en voz baja, y con la respiración entrecortada.Estoy acostada frente a él, apoyada en mi lado izquierdo y el en su lado derecho, ambos sobre su cama y cubiertos por una pequeña capa de sudor.-Tu eres adictiva... -Responde después de varios segundos, al mismo tiempo en que acerca su dedo índice a mi rostro y comienza a recorrerlo con extrema suavidad, es algo que le gusta hacer seguido y yo solo me quedo observándolo con una sonrisa-Eres tan adictiva que empiezo a preocuparme-Confiesa, y mi sonrisa se borro de ipso facto.-¿Está mal que quieras estar cerca de mí?-No-Continua acariciándome-Pero es un sentimiento que no había experimentado antes hacía nadie, y por lo general las cosas nuevas son incontrolables... Yo debo mantener mi vida bajo absoluto control.No supe que responder ante tal confesión, no se si estaba intentando decir que está enamorado de mí, o quiso decir que no debe enamorarse, no se si lo que yo sentí en ese instante fue un
Salvatore me tomo de la mano y comenzó a bajar las escaleras con notoria desesperación, casi llevándome a rastras.-No entiendo que hace aquí, se supone que llegaría el fin de semana-Comienza a quejarse entre dientes-No se como no lo previne, si al el le encanta aparecer sin avisar... esto solo demuestra la poca confianza que me tiene.-No creo que bajar las escaleras rondando ayude en nada-Digo en un intento por hacerlo bajar la velocidad-Recuerda que soy de piernas cortas y se me hace difícil seguirte el ritmo.Se detiene en seco, a solo cuatro peldaños de llegar al piso y se voltea para mirarme, como si acabara de recordar que me encontraba junto a él.-Stella prométeme una cosa-Pide de pronto, ahora se mostraba preocupado, y por primera vez pude percibir algo de inseguridad en su voz-Sin importar lo que pueda llegar a decir mi padre de lo nuestro, seguirás a mi lado.-¿De lo nuestro?-Casi jadee del susto-¿Que le dirás de nosotros?.-Solo prometemelo Stella, por favor.Se que para
-No puedo creer que me convenciera de hacer esto-Le digo a Violeta con voz quejosa, caminando de un lado a otro y con el tac tac de los tacones haciendo eco por toda la habitación-¿Como se le ocurre a Salvatore llevarme a esa recepción?.-Necesita un acompañante y Elena aun debe estar muriéndose con la resaca de ayer-Contesta ella con toda calma, sentada en el borde de la cama, y como siempre en defensa de él.-¿Y en que momento compro el vestido, y éstos zapatos?-Pregunto señalando mi cuerpo entero-Me encanta el vestido lo admito, el plateado me fascina pero eso no viene al caso, el punto es, ¿Para que me necesita allá si tiene a su padre para que le haga compañía?, ¡Ay Dios!-Me llevo una mano al pecho-¿Que dirá su padre al ver que iré con ellos?, no le agradara para nada la idea.-El vestido y los zapatos los escogí yo, el joven me lo dejo como encargo... Y con respecto al señor Massimo, tranquilízate que él no irá.-¿No irá?-Dejé de moverme-¿Por que no irá?, creí que había venido a
Tuvimos que parar nuestro ligero ''coqueteo'' porque los invitados comenzaron a acercarse para saludar a Salvatore, incluso los recién casados se aproximaron a nosotros y expresaron sentirse sorprendidos y agradecidos por el hecho de que el italiano haya asistido, al parecer no le gusta estar en ese tipo de eventos.'´Pobres, si supieran que estamos aquí solo por trabajo´´-Pensé.En fin... me presento a unas cuantas personas, y siendo sincera no me sentí extraña con que dijera que soy su asistente, lo que si me hacia sentir incomoda era que todos se quedaban observándome sin ningún disimulo.-¿Tengo algo en la cara?-Inquirí aterrada, y el hombre rio entre dientes.-No es eso... detállalos, dibujas curiosidad en sus miradas porque es la primera vez que te ven.-Oh-Asiento y resoplo-Que alivio.Su sonrisa se volvió mas amplia con mi reacción.Un mesonero paso por nuestro lado con una bandeja repleta de copas y nos entrego una a Salvatore y otra a mi.-Salud-Dice el italiano, chocando de
La primera vez que tuve que sentarme en el comedor principal me sentí bastante incómoda, pero eso no se compara a lo que siento ahora que está el señor Massimo presente.Puedo sentir su intensa mirada de vez en cuando y eso no me deja pensar en otra cosa.Intente llevar el cubierto a mi boca y note mis leves temblores.''No seas tonta, no te está mirando''-Me aseguro a mi misma, pero debo confirmarlo.Levanté la vista disimuladamente y miro primero a Salvatore sentado frente a mí, después, de reojo veo hacía la dirección de su padre y efectivamente, el hombre no me esta mirando, y ya había terminado su desayuno así que rogué internamente porque se levantara de la mesa, pero no, le hace señas a Gladys para que le retire el plato y luego apoya los codos en la madera para entrelazar los dedos a la altura de su mentón.-¿Me vas a contar que sucedió anoche?-Le pregunta de repente a su hijo.-Padre-Responde calmadamente-¿Puedo terminar primero mi desayuno?. Deseo comer en paz.-Tu comida pu