CAPÍTULO 28. FELICIDAD

Abrazo el cuerpo blandito y calentito de mi mujer, arropándola con el mío. Suspiro aspirando su aroma a fresas y manzanas deleitándome no solo en esa deliciosa fragancia sino con lo suave y tersa de su piel y esos ruiditos que hace al estar en contacto con mi piel y sentirse completamente cómoda con mi toque. Se que confía en mí ciegamente pero también sé que su cuerpo reacciona a veces de manera extraña a los estímulos que no conoce como el pasado miércoles con la emoción de la entrega de la sortija de compromiso. Su período aún arrasa con ella de manera agresiva pero, trato de que se sienta bien consintiéndola hasta lo q

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