CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 6. El peor chantajeChloe apretó los labios con frustración, pero por desgracia su hermana era tan jodidamente narcisita que no era posible tener con ella ningún tipo de converasción lógica que no incluyera un drama o hacerse la víctima de la peor manera.—Yo no te hice q
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 7. La siguiente apuestaChloe no podía describir exactamente la cara de Nico, pero evidentemente parecía mitad complacido y mitad impresionado. Y podía imaginar por qué, porque a fin de cuentas los hombres tan atractivos como los gemelos, seguro estaban acostumbrados a qu
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 8. Nivel básico de observación.Cualquiera que lo conociera sabía que Elías Keller, a diferencia de su gemelo, era capaz de ocultar la rabia a un nivel experto, y seguir sonriendo aunque tuviera los instintos asesinos disparados.Así que por un lado su cuerpo estaba reacc
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 9. Un arranque de autodefensaNico no tenía que preguntarlo, conocía lo suficiente a su gemelo como para saber que estaba en ese punto de pausa, de espera en el que decidía si era tiempo de incendiar el mundo antes o después, pero de que el desastre vendría, eso estaba ca
CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 10. Un presentimientoEl restaurante estaba abarrotado. Las luces tenues y la decoración elegante le daban un aire sofisticado, justo el tipo de lugar que Claire adoraba para presumir de sí misma.—Bueno, bueno, bueno… —exclamo deteniéndose en la entrada del reservado con
ENERO SEATTLE —¡¿Cómo fuiste capaz de hacer esto?! —El rugido furioso de Zack Keller detuvo a su novia en la misma puerta de la casa apenas la vio llegar. Giselle vio una hoja en su mano y ni siquiera sabía de qué estaba hablando, pero jamás lo había visto tan alterado como en ese momento. —No s
NOVIEMBRE. VANCOUVER —¡Andrea! ¡A mi oficina! ¡Ahora! El grito de su jefe, un gerente medio en la compañía SportUnike, la hizo saltar en su asiento, angustiada, porque sabía que estaba de muy mal humor ese día. —¿Esta es una maldit@ broma? —gruñó lanzándole una carpeta de documentos a la cara—.
Pero si Zack creía que algo en aquella empresa iba mal, su instinto se disparó cuando bajó al estacionamiento y vio a la mujer apoyada en una de las paredes. Intentaba cambiarse los zapatos de tacón por unos tenis bajos, pero las manos le temblaban. Estuvo tentado a ir a hablarle, pero algo en él t