REGLA # 1. CAPÍTULO 24. Peligro al acecho.Leon estaba sentado en la biblioteca, tamborileando los dedos contra el brazo del sofá con un ritmo irregular. Llevaba así un buen rato, mirando fijamente un libro que evidentemente no estaba leyendo. Mariel lo había notado desde el pasillo y, con una sonri
REGLA # 1. CAPÍTULO 25. Una hadita enojada¡Dormir en el sofá era lo peor del mundo! Leon se había hecho el duro casi toda la noche, casi, porque no sabía ni para qué lado girarse y no había forma de que se durmiera.—¡Al diablo, que me mate mañana! —rezongó subiéndose a la cama y abrazando a Mariel
REGLA # 1. CAPÍTULO 26. La cuarta reglaLa cena había terminado en un torbellino de risas y tensión, y Mariel había sido la primera en desaparecer. Era tan dulce y sarcástica la condenada que a todos les caía bien, así que enseguida notaron su partida. Pero antes de que pudieran retenerlo a él tambi
REGLA # 1. CAPÍTULO 27. Una apuesta de cien millonesEl comedor del castillo estaba especialmente animado a la mañana siguiente. Los rayos de sol se colaban por las altas ventanas, iluminando la mesa llena de platos que parecían sacados de un banquete medieval. Mariel estaba sentada en una esquina,
ENERO SEATTLE —¡¿Cómo fuiste capaz de hacer esto?! —El rugido furioso de Zack Keller detuvo a su novia en la misma puerta de la casa apenas la vio llegar. Giselle vio una hoja en su mano y ni siquiera sabía de qué estaba hablando, pero jamás lo había visto tan alterado como en ese momento. —No s
NOVIEMBRE. VANCOUVER —¡Andrea! ¡A mi oficina! ¡Ahora! El grito de su jefe, un gerente medio en la compañía SportUnike, la hizo saltar en su asiento, angustiada, porque sabía que estaba de muy mal humor ese día. —¿Esta es una maldit@ broma? —gruñó lanzándole una carpeta de documentos a la cara—.
Pero si Zack creía que algo en aquella empresa iba mal, su instinto se disparó cuando bajó al estacionamiento y vio a la mujer apoyada en una de las paredes. Intentaba cambiarse los zapatos de tacón por unos tenis bajos, pero las manos le temblaban. Estuvo tentado a ir a hablarle, pero algo en él t
El rostro de Trembley enrojeció visiblemente y la dureza de sus ojos se mantuvo. —¿Esperando a Andrea? —gruñó—. ¿Te estás haciendo el gracioso o acabas de llegar y no sabes que las relaciones interpersonales están prohibidas en esta empresa? —Pues soy de lento aprendizaje pero tiendo a la imitació