REGLA # 1. CAPÍTULO 22. Un lindo oso en celoMariel despertó con el cuerpo entero adolorido, como si hubiera corrido una maratón y, al mismo tiempo, hecho una rutina intensiva de gimnasio. Soltó un quejido que resonó en la habitación mientras se sentaba en la cama, desgreñada y con los ojos entrecer
REGLA # 1. CAPÍTULO 23. Entre clases y errores.Mariel comenzó el día con un peso en el pecho, aunque no sabía si era por el cansancio acumulado, el café demasiado cargado que Leon le había preparado, o las constantes indirectas de Verena, quien había adoptado una actitud digna de villana de telenov
REGLA # 1. CAPÍTULO 24. Peligro al acecho.Leon estaba sentado en la biblioteca, tamborileando los dedos contra el brazo del sofá con un ritmo irregular. Llevaba así un buen rato, mirando fijamente un libro que evidentemente no estaba leyendo. Mariel lo había notado desde el pasillo y, con una sonri
REGLA # 1. CAPÍTULO 25. Una hadita enojada¡Dormir en el sofá era lo peor del mundo! Leon se había hecho el duro casi toda la noche, casi, porque no sabía ni para qué lado girarse y no había forma de que se durmiera.—¡Al diablo, que me mate mañana! —rezongó subiéndose a la cama y abrazando a Mariel
REGLA # 1. CAPÍTULO 26. La cuarta reglaLa cena había terminado en un torbellino de risas y tensión, y Mariel había sido la primera en desaparecer. Era tan dulce y sarcástica la condenada que a todos les caía bien, así que enseguida notaron su partida. Pero antes de que pudieran retenerlo a él tambi
REGLA # 1. CAPÍTULO 27. Una apuesta de cien millonesEl comedor del castillo estaba especialmente animado a la mañana siguiente. Los rayos de sol se colaban por las altas ventanas, iluminando la mesa llena de platos que parecían sacados de un banquete medieval. Mariel estaba sentada en una esquina,
REGLA # 1. CAPÍTULO 28. El final de una paciencia infinita.—¡Ah, Leon! —dijo Verena con tono emocionado, aunque su mirada traía intenciones calculadas—. Espero que estés satisfecho con el inversor que conseguí para ti.La cabeza de Leon se levantó de golpe, con una expresión de incredulidad; y Mari
REGLA # 1. CAPÍTULO 29. Ni cómo defenderse...La biblioteca del castillo estaba silenciosa, iluminada por la luz cálida de una lámpara de escritorio, porque aunque todavía era de día, la tarde se había vuelto gris y fría.Mariel estaba sentada frente a una pila de libros y su laptop, ajustando detal