REGLA #1. CAPÍTULO 13: Un hombre muy poco románticoLas risas que habían estallado en el salón después de aquella “ingenua” declaración de la esposa de Leon, alcanzaba nuevos niveles a medida que Verena se iba poniendo mucho más roja.Era evidente que le había picado, en especial porque estaba segur
REGLA # 1. CAPÍTULO 14: ¿Cómo se me ocurrió?Aquel beso solo quería ser coqueto, pero para Leon en un segundo se había convertido en una curiosidad insoportable, como si una fuerza invisible lo empujara a ir más allá. Los labios de Mariel eran dulces y risueños, y el futuro conde no pudo evitar perd
REGLA # 1. CAPÍTULO 15. Una hadita con hormonasLos ojos de Leon se abrieron de par en par, como si estuviera viendo una película de terror de la que nadie le había avisado. Que Mariel se dejara tocar por aquellas palabras, que la hicieran sentirse insegura era algo que le sacaba la rabia en un solo
REGLA # 1. CAPÍTULO 16. El hombre de sus sueñosVerla apretar los puños, con ese tamaño recortado que tenía y esas lagrimitas de berrinche y sentimiento corriéndole por las mejillas hizo que a Leon se le aflojaran hasta las piernas. ¡Obviamente se notaba que tenía hormonas, pero escucharla declarar
REGLA # 1. CAPÍTULO 17. Una propuesta especial.Leon se echó hacia adelante en aquel sofá, poniendo a un lado la taza de café mientras la sonrisa traviesa de Mariel hacía que él automáticamente se pusiera en guardia. La miró con una mezcla de curiosidad y cautela, y achicó los ojos.—¿Propuesta? Eso
ENERO SEATTLE —¡¿Cómo fuiste capaz de hacer esto?! —El rugido furioso de Zack Keller detuvo a su novia en la misma puerta de la casa apenas la vio llegar. Giselle vio una hoja en su mano y ni siquiera sabía de qué estaba hablando, pero jamás lo había visto tan alterado como en ese momento. —No s
NOVIEMBRE. VANCOUVER —¡Andrea! ¡A mi oficina! ¡Ahora! El grito de su jefe, un gerente medio en la compañía SportUnike, la hizo saltar en su asiento, angustiada, porque sabía que estaba de muy mal humor ese día. —¿Esta es una maldit@ broma? —gruñó lanzándole una carpeta de documentos a la cara—.
Pero si Zack creía que algo en aquella empresa iba mal, su instinto se disparó cuando bajó al estacionamiento y vio a la mujer apoyada en una de las paredes. Intentaba cambiarse los zapatos de tacón por unos tenis bajos, pero las manos le temblaban. Estuvo tentado a ir a hablarle, pero algo en él t