PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 44. Un plan“¡Me vas a tener trabajando toda la madrugada, condenado!” se carcajeó Logan. “¿Qué se supone que haga con la chica que tengo en mi cama?”—Cumple rápido como hice yo y dile que eres un magnate que tendrá que ir a la guerra. Créeme que eso le encantará y te pe
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 45. Las grandes ligas.El presidente de la Comisión de Valores, un hombre corpulento de cabello entrecano y gesto adusto, frunció el ceño al escuchar aquellas palabras, porque sabía que no eran comunes denuncias de aquella magnitud. Tomó la carpeta que le ofrecía con una
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 46. Otra amante de turnoGigi estaba sentada en su oficina, mirando la oferta de Niko en la pantalla de su computadora. Las cifras eran impresionantes, y la propuesta era aún más tentadora: un generoso pago por su "idea", como Niko lo había llamado. Pero en lugar de senti
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 47. Señorita repostera.Gigi se sentía diferente, como si hubiera despertado de un sueño profundo. La vida al lado de Niko había cobrado un nuevo sentido. Después de aquel enfrentamiento con Van Beek, las cosas parecían más claras: ella era más valiente de lo que había es
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 48. El ejército KellerUna semana, dos, tres, cuatro… Un mes, dos meses, tres meses…El tiempo simplemente pasaba volando desde que Gigi había empezado en la escuela de repostería, y cada día parecía que la vida le sonreía un poco más. La emoción inicial por su nueva aven
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 49. RabiaNiko no podía apartar los ojos de Gigi mientras se dirigían al restaurante para celebrar su premio.Ni siquiera podía describir lo mucho que le había costado no comerse el postre tal como ella se lo había ofrecido y mientras conducía, tenía que reconocer que se
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 50. Una sombra del pasadoGigi respiró hondo antes de hablar, tratando de contener la frustración en su voz. Estaba de pie en el salón de la casa de su madre, su corazón latía con fuerza después de la escena que Renard había armado en la calle. Aún podía sentir el peso de
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 51. Una familia mal elegidaNiko estaba sentado detrás de su escritorio, con los codos apoyados en la superficie de madera, mirando a Chantal con una mezcla de frialdad y frustración. Habían pasado tantos años, tantos recuerdos enterrados bajo capas de silencio y distanci