ROJO PROMESA. CAPÍTULO 48. Causa probable Decir “estupidez” era un eufemismo. Mauro estaba dispuesto a darle a Lugh la paliza de su vida después de ver cuál era esa información que tenía sobre Ainara, así que era mejor ir acompañado. Dejó a su esposa y su hija en casa de sus padres, mientras su mad
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 49. Tienes esposa ahora ¿recuerdas? Para Ainara, bastó que June se quedara por completo rendida en uno de los cuartos de invitados de sus nuevos abuelos, para que ella pudiera dar rienda suelta a toda esa preocupación que no quería mostrar delante de su hija. —¿Dónde están?
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 50. Un secreto Y no, el detective estaba seguro de que no tenía tanta suerte, pero la cuestión era que no podía dejar pasar ni una sola pista u oportunidad. —Bueno, no soy una santa, pero aunque no le pueda dar la confesión que usted está esperando, quizás pueda arrojar algu
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 51. Estrategia Mauro podía jurar que estaba a punto de tragarse la lengua de la impresión, y le detective frente a ellos nos estaba mucho mejor. Sabía que Ainara era una mujer fuerte y sagaz, pero también estaba convencido de que era perfectamente capaz de cumplir con esa ame
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 52. Alguien más El rostro del senador Rosso se descompuso visiblemente. Solo una fracción de segundo le duró la sorpresa, suficiente para que Ainara comprendiera que algo de aquello era nuevo para él, o la muerte de Lugh o su acusación. —¿Muerto? ¡¿Cómo que Lugh está muerto?
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 53. Una familia El corazón le retumbaba en el pecho como una enorme campana de catedral mientras pronunciaba aquellas palabras: “Voy a darte lo que quieres. Voy a darte a June… pero primero reúnete conmigo”. No estaba segura ni siquiera de que quien estaba detrás de la muer
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 54. Una duda Nadie podía discutir con la resolución de un Keller cuando el amor de su vida estaba en peligro, y no había que ser especialmente inteligente para darse cuenta de que Ainara era el amor de su vida. El detective respiró hondo mientras intentaba dominar aquella an
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 55. Una señal La cara de Khloe Nikaz era como un libro de terror y Ainara estaba segura de que acababa de meter el dedo en la herida hasta el fondo. La pregunta era legítima, no tenía ningún sentido que fuera ella la autora de todo aquello, más cuando Ainara sabía muy bien q