ROJO PROMESA. CAPÍTULO 16. Tú eres mía Mauro parecía a punto de echar fuego por los ojos, tenía a Ainara frente a él con aquella actitud desafiante y aquellos papeles en la mano, como si estuviera demostrándole que era una mujer capaz de conseguir todo lo que quería. —¡Me desobedeciste! —¡Yo no e
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 17. Algo rojo Era un doloroso ejercicio de memoria, pero Ainara no dudó en hacerlo porque sabía que no era la primera vez que Mauro mencionaba una página web de putas y el nombre de Red. Tenía su cuerpo pegado al suyo, intentando escalar la respiración entrecortada de aquel
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 18. Mi pareja esta noche Aquel era el colegio más exclusivo de toda Suiza, a donde iban los hijos de los magnates, de los políticos, de los mejores abogados del país. Y en ese colegio se habían conocido los cuatro: Lugh y Cassiel habían sido sus amigos desde el jardín de niñ
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 19. Una linda historia de amor El silencio que se hizo fue tan grande que era casi aterrador. Había cuatro rostros en aquella habitación y solo el de Ainara tenía una expresión de satisfacción absoluta. Charmaine era la viva imagen de la impotencia, Lugh de la consternación
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 20. Verdades y mentiras —¡Ainara, basta! —exclamó Lugh y en el mismo instante Mauro lo señalaba con rabia. —¡No te atrevas a levantarle la voz! —lo retó—. Mejor respóndele. ¡Dilo! ¡Si es verdad que la conociste antes que todos, si es verdad que tu padre…! ¡¿Qué demonios tení
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 21. Rojo promesa Aquel definitivamente era un mal día para llamarse Mauro Keller. Tenía encima una gala de inauguración de dos hospitales, toda la prensa del país encima, una traición de diez años a cuestas y la dolorosa certeza de que había perdido al amor de su vida. Y aun
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 22. Un infierno Quizás lo único que podía interrumpir el silencio tormentoso que había en aquel jardín eran esos tacones inoportunos de una de las organizadoras que estaba buscando a Mauro como loca. —¡Señor Keller! Ya es la hora de su discurso, los invitados se están impaci
ROJO PASIÓN. CAPÍTULO 23. La verdad La sonrisa en el rostro de Mauro era sarcástica mientras cerraba la puerta de aquella oficina a sus espaldas y miraba con expresión asesina a Lugh. El Senador lo observó con un gesto de incredulidad y Mauro se abrió el botón del traje, metiéndose las manos en lo