PELEAR POR TI. CAPÍTULO 28. No quise lastimarte —Si eso es lo que quieres, entonces yo no me voy a resistir —aseguró Kyle con una sonrisa traviesa y Adriana gruñó con impotencia. —¡Vamos, Rey, no seas niño! Esto es parte de tu contrato. Tenemos que elegir correctamente la ropa interior para ti, p
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 29. Una figura en la oscuridad ¿Que estaba molesto? Mucho. ¿Que no había imaginado que ella fuera una persona a la que le faltara tacto? Tampoco. ¿Que antes otras personas habían mencionado la pérdida de sus piernas en tonos muchísimo peores y más hirientes? Era cierto. A
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 30. Revelaciones La oscuridad del pasillo envolvía a Kyle mientras cargaba a Adriana sobre su hombro como si fuera una niña malcriada que no quería obedecer y en aquel momento… bueno, eso era exactamente lo que era. Cruzaron el umbral de su departamento y la puerta se cerró
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 31. Un sueño bonito Adriana se despertó con el sonido lejano de un golpeteo extraño y rítmico. Parpadeó, tratando de ubicarse, pero tenía tanto sueño que era imposible, así que se levantó a tientas y pasó por baño dormida antes de salir a ver quién estaba martilleando en su
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 32. Su peso en oro Adriana no tenía derecho a reaccionar ni bien ni mal, lo sabía bien, pero no tener derecho y ser capaz de aguantarse no era lo mismo. —Aquí está la lencería que modelarás, Kyle —dijo una de las estilistas, entregándole una bolsa para ropa, y Adriana le to
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 33. Unos apodos cariñosos Andrea Keller tenía una sonrisa radiante cuando abrió la puerta con una cálida sonrisa, y su padre estaba justo detrás de ella, dándoles la bienvenida. El aroma de la cena se sentía en toda la casa y Adriana y Kyle se miraron como si estuvieran caye
PELEAR POR TI. CAPITULO 34. Un hombre de vuelta a sus recuerdos Los corazones de Adriana y Kyle se aceleraron mientras avanzaban entre el tráfico de la ciudad. Las manos de Kyle agarraron el volante con fuerza, sus nudillos se ponían blancos con cada giro y esquivaba aquel auto que cada vez parecía
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 35. Abrazados Las luces de la sala eran lo suficientemente bajas como para no llamar la atención de nadie que estuviera vigilando a aquella hora, pero también alcanzaban para que Adriana viera en todo su esplendor la ira del Rey. Tenía los puños cerrados en un esfuerzo por