Milo abrió los ojos lentamente, aturdido por la explosión y el caos a su alrededor. Le dolía horriblemente la cabeza y no sentía el cuerpo, y si era honesto le daba miedo hasta revisarse. Se dio cuenta de que John lo había tacleado justo a tiempo para evitar que la explosión de la exclusa lo alcanza
Milo asintió con un suspiro y forzó una sonrisa para tranquilizar a su madre. Salió de allí directo a la casa y se dio un baño y se cambió antes de ir a ver a Niko, lo último que quería era asustarlo. Luego se dirigió al departamento de Chiara y cuando llegó, encontró al pequeño sentado en una silla
Milo se arrodilló junto a la cama de hospital, y con su mano temblorosa acarició suavemente el rostro pálido de Anja. La tristeza y la preocupación se reflejaban en sus ojos, mientras veía inconsciente a aquella mujer que había robado su corazón. Su voz, entrecortada por el miedo, se elevó en un sus
Anja sentía que el corazón se le saldría del pecho al darse cuenta de que apenas podía moverse. Sus extremidades parecían pesadas y su debilidad era evidente. —Doc, ¿qué está pasando? —preguntó Milo al ver la cara de preocupación del galeno. —Lo siento, Anja, pero necesito hacerte una nueva prueba
Instantes después el médico entraba con una hoja de resultados en las manos y expresión calmada. —Tengo buenas noticias, todas buenas, Anja, así que por favor necesito que estés tranquila —le explicó—. Estuviste algún tiempo en hipoxia cuando ocurrió el... accidente. Así que es lógico que queden se
Milo levantó a Anja en brazos para llevarla hasta el auto, la acomodó en el asiento del copiloto y luego se sentó tras el volante listo para llevarla a casa. Tomaron el tráfico en silencio, pero él notó cómo uno de los dedos de Anja se movía sobre el botón de la ventanilla. La bajó para ella desde s
Y quizás en ese momento Anja supo que algo en su vida había cambiado para siempre, y no tenía nada que ver con su enfermedad. Al día siguiente Milo la levantó temprano para su primera sesión de fisioterapia, y a Anja no se le ocurrió quejarse con empezar el día metida con él en la tina. —Nena, ¿me
Anja se había comprometido plenamente con su proceso de recuperación física. Dedicaba incansables horas a las sesiones de fisioterapia, trabajando arduamente para fortalecer su cuerpo y superar los desafíos que se le presentaban. A medida que pasaban los días, notaba mejoras significativas en su fue