CAPÍTULO 94: SOLO HAY UNA MUJER A QUIEN AMO.Isabella leyó el mensaje y no respondió. Miró nuevamente las rosas, y la palabra “tíralas” quedaron atragantadas en su lengua. Sin embargo, la rabia aún bullía en su interior.—¿Crees que con rosas vas a arreglarlo todo? Después de todo lo que pasó, ¿piensas que unas flores pueden borrarlo?Agarró el bolso y las llaves de su auto, pasó como un vendaval y ni siquiera se molestó en contestarle a su secretaria. Cuando llegó al edificio de empresas Ashford, todos la miraban asombrados y murmuraban entre ellos. Louis, que salía del área de papelería, se apresuró a ir con ella.—Señora… digo, señorita… ¿Usted?—¿Dónde está tu jefe?—¿El jefe? Él… él está en la oficina, pero está en una reunión, si quiere puedo…—No hace falta, será breve.Isabella se dio la vuelta y fue hasta la oficina, abrió la puerta con decisión y se encontró con Sebastián reunido con otro hombre más. Ambos giraron sus rostros cuando la puerta se abrió, sin embargo, la cara d
CAPÍTULO 95: UNIÓN DE ALMAS.En su oficina, Inesa cerró la puerta con brusquedad, deseando descargar toda su rabia en algo o alguien. De repente, en un arrebato de furia, barrió todo sobre su escritorio. Las palabras humillantes de Sebastián no dejaban de repetirse dentro de ella.—¡Maldit@, mil veces maldit@! —gritó.Para ella, la culpable de todo era Isabella. Si ella no hubiera aparecido en la vida de Sebastián, lo habría conseguido. En este momento sería su esposa y tendría al hombre que quería desde que lo conoció. Pero Isabella había aparecido para arruinarlo todo, y no conforme, no dejaba de molestarlo.Caminó hacia la licorera y se sirvió un vaso de whisky. En sus ojos había un brillo oscuro y cruel.—Ya que insistes en ser mi principal obstáculo, no me dejas otra opción, Isabella.Bebió un sorbo y el líquido le quemó la garganta.—Porque siempre consigo lo que quiero, y lo que quiero en este preciso momento es que desaparezcas.Su teléfono vibró en el suelo. Se agachó para to
CAPÍTULO 96: RESPUESTA INTERRUMPIDA.Esa noche, Isabella invitó a Sebastián a cenar después de pasar el día en casa. Sebastián jugó con Nicholas, alimentó a Sienna y demostró ser un buen padre. Isabella se sintió sorprendida por la experiencia de Sebastián en la crianza y no pudo evitar sonreír al imaginar la infancia feliz de Nicholas.—¿Y cómo te va en la escuela, campeón? ¿Has hecho nuevos amigos? —preguntó Sebastián mientras cenaban.Nicholas pinchó un tomate y se lo llevó a la boca.—Hay una chica que me gusta, papá. Me casaré con ella cuando sea mayor.Todos en la mesa quedaron estupefactos.—¿Te… te gusta? —Isabella no daba crédito a sus palabras.—Sí, es bonita y dulce. He decidido que ella será mi esposa —luego miró a Sebastián y le dijo con total seriedad—. Papá, quiero que hables con su padre.Sebastián se limpió la boca con la servilleta y adoptó una expresión seria con su hijo.—Nicholas, entiendo que ella te guste, pero el amor debe ser recíproco. Si ella se enamora de a
CAPÍTULO 97: PROPUESTA PÚBLICA.Sebastián golpeó la mesa con frustración.―No entiendo cómo pudo pasar esto, Inesa. Los japoneses estaban convencidos, estaba casi hecho.Inesa, con una expresión calculadamente neutral, respondió.―Bueno, nada está asegurado. De repente llamaron y dijeron que había una propuesta mejor. Aunque intenté persuadirlos, no quisieron aceptar. Ahora el problema es para nosotros. Habíamos invertido mucho y no firmamos nada.La preocupación de Sebastián era palpable.―¿Cómo vamos a recuperar las pérdidas?Inesa, manteniendo una fachada de seriedad, disimulaba su satisfacción interna. Había manipulado la situación desde el principio, asegurándose de que los japoneses se retiraran del negocio.―Necesitamos encontrar dinero, y mucho, ―continuó Sebastián, su voz cargada de desesperación. ―Los pagos deben hacerse antes de fin de mes, además de la nómina de la empresa y…Inesa se acercó, fingiendo una empatía que no sentía.―Sebastián, sabes que no estás solo. De todas
CAPÍTULO 98: PRÉSTAMO.Sebastián se ajustó los puños de su camisa mientras entraba en el lujoso restaurante. Para su desgracia, el padre de Inesa se había antojado de cenar el mismo día que él cenaría con Isabella. Pero no estaba dispuesto a quedarse demasiado tiempo; escucharía lo que tenía que decir, hablaría sobre el préstamo y se iría.―Sebastián, qué bueno verte, ―Rodrik se puso de pie y extendió su mano.Sebastián la tomó y la estrechó.―Lo mismo digo, Rodrik. Desde que te fuiste a Inglaterra, te has olvidado de Estados Unidos.El hombre soltó una carcajada y tomó asiento.―Los negocios en Londres van bien y me gusta estar al tanto de mis ingresos. Sin embargo, Inesa me mantiene al tanto de lo que pasa aquí.Sebastián sonrió levemente.―Sí, me imagino. Bueno, ya que estamos aquí, vayamos al grano, Rodrik. Tengo otro asunto esta noche y…―¿Otro asunto? ¿Más importante que la empresa de tu padre?Sebastián apretó los dientes y asintió.―Me atrevería a decir que muchísimo más import
CAPÍTULO 99: PARQUE DE DIVERSIONES.El auto de Sebastián se detuvo delante de un parque de diversiones. Las luces de neón brillaban intensamente, iluminando la noche con destellos de colores que se reflejaban en los charcos del pavimento. El aire estaba impregnado con el olor dulce del algodón de azúcar y las palomitas recién hechas.—¿Un parque de diversiones? —preguntó con una mezcla de sorpresa y alegría en su voz.—Sí —respondió Sebastián mientras desabrochaba su cinturón de seguridad—. Y te aseguro que te vas a divertir como nunca.Isabella lo siguió, su corazón latiendo con fuerza. Sentía una mezcla de anticipación y curiosidad, preguntándose qué había llevado a Sebastián a organizar algo tan grandioso. ¿Estaba realmente arrepentido o solo intentaba impresionarla?Tomó su mano cuando él le tendió la suya, sintiendo el calor y la seguridad en su toque.—Pero... ¿no íbamos a tener una cena romántica? —preguntó Isabella, intentando ocultar su sorpresa con una sonrisa.—Claro que sí
CAPÍTULO 100: FUI YO.—Tú… tú… ¿Te acostaste con Inesa? ¿Tú y ella, tuvieron sexo?Un nudo se formó en la garganta de Sebastián. La pregunta de Isabella lo había tomado por sorpresa, apretó sus manos con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos.«¿Acaso ella lo sabe? ¿Ella sabe que cometí el grandísimo error de acostarme con Inesa?» El miedo azotó su corazón. La idea de que ella lo rechazara por decir la verdad era insoportable. Finalmente, había conseguido que ella aceptara sus avances, y ahora estaba a punto de perderlo todo de nuevo. Sin embargo, también se dijo que no podía mentirle, ocultarle algo tan importante como eso, pero la decisión no era fácil, no cuando podía perderla de nuevo.Por otro lado, Isabella lo miraba impaciente, y su estómago se tensaba cada vez más. No se había perdido la expresión de su cara; se había puesto como un papel, un claro indicio de que lo que Inesa había dicho era cierto. Sin embargo, no estaba dispuesta a echarlo a un lado. Se lo había
CAPÍTULO 101: RUEDA DE LA FORTUNA.Sebastián no podía contener su felicidad, por lo que, en un movimiento rápido, sujetó a Isabella de la cintura y comenzó a girar en círculos con ella.—Creo que esto supera todo lo demás —dijo acercándose para besarla—, supera incluso mi primera negociación.Isabella correspondió a su beso, entregándose a sus sentimientos y anhelos.—Te amo, Isabella, te amo con todo mi corazón ―le dijo entre besos.Ella le dio una mirada soñadora, disfrutando de las mariposas revoloteando dentro de ella.—Y yo te amo más, Sebastián. Te amo para siempre.Ambos sonrieron y se tomaron de la mano.—Bueno, ya que estamos aquí, ¿quieres subir a la rueda de la fortuna? Ahora somos una pareja de enamorados.Isabella se rio y asintió. Sebastián la llevó y la ayudó a subir. Uno de los empleados la puso en marcha. Y mientras miraban el paisaje nocturno de Chicago, Isabella sintió curiosidad.—¿Cómo se te ocurrió esto?—Bueno, digamos que… tuve ayuda.—¿De Mateo, supongo?—No te