CAPÍTULO 100: FUI YO.—Tú… tú… ¿Te acostaste con Inesa? ¿Tú y ella, tuvieron sexo?Un nudo se formó en la garganta de Sebastián. La pregunta de Isabella lo había tomado por sorpresa, apretó sus manos con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos.«¿Acaso ella lo sabe? ¿Ella sabe que cometí el grandísimo error de acostarme con Inesa?» El miedo azotó su corazón. La idea de que ella lo rechazara por decir la verdad era insoportable. Finalmente, había conseguido que ella aceptara sus avances, y ahora estaba a punto de perderlo todo de nuevo. Sin embargo, también se dijo que no podía mentirle, ocultarle algo tan importante como eso, pero la decisión no era fácil, no cuando podía perderla de nuevo.Por otro lado, Isabella lo miraba impaciente, y su estómago se tensaba cada vez más. No se había perdido la expresión de su cara; se había puesto como un papel, un claro indicio de que lo que Inesa había dicho era cierto. Sin embargo, no estaba dispuesta a echarlo a un lado. Se lo había
CAPÍTULO 101: RUEDA DE LA FORTUNA.Sebastián no podía contener su felicidad, por lo que, en un movimiento rápido, sujetó a Isabella de la cintura y comenzó a girar en círculos con ella.—Creo que esto supera todo lo demás —dijo acercándose para besarla—, supera incluso mi primera negociación.Isabella correspondió a su beso, entregándose a sus sentimientos y anhelos.—Te amo, Isabella, te amo con todo mi corazón ―le dijo entre besos.Ella le dio una mirada soñadora, disfrutando de las mariposas revoloteando dentro de ella.—Y yo te amo más, Sebastián. Te amo para siempre.Ambos sonrieron y se tomaron de la mano.—Bueno, ya que estamos aquí, ¿quieres subir a la rueda de la fortuna? Ahora somos una pareja de enamorados.Isabella se rio y asintió. Sebastián la llevó y la ayudó a subir. Uno de los empleados la puso en marcha. Y mientras miraban el paisaje nocturno de Chicago, Isabella sintió curiosidad.—¿Cómo se te ocurrió esto?—Bueno, digamos que… tuve ayuda.—¿De Mateo, supongo?—No te
CAPÍTULO 102: ABANDONA A MI MARIDO.Nicholas se despertó con una sensación extraña en el estómago. Algo había cambiado, pero no sabía qué. Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, donde encontró a sus padres sentados a la mesa, riendo y tomados de la mano. La escena le pareció irreal, como si estuviera soñando.—¿Quiere decir que papá vivirá aquí? —preguntó Nicholas, mirando expectante a su madre.Isabella sonrió y se inclinó para acomodarle el cabello de la frente.—Sí, mi amor, desde hoy papá se quedará aquí.El rostro de Nicholas se iluminó con una gran sonrisa. Sin pensarlo dos veces, se levantó y corrió hacia su padre.—¡Sabía que lo lograrías, papá! —exclamó mientras se lanzaba a sus brazos—. Lograste hacer que mamá te perdonara.Sebastián soltó una carcajada mientras lo subía a su regazo.—Así es, campeón. Mamá me ha perdonado y desde hoy seremos nuevamente una familia.—¡Siii! —gritó Nicholas, abrazando a su padre con efusividad—. Ya tengo otra vez a mi papá y a mi mamá. S
CAPÍTULO 103: MENTIRAS Y SUS CONSECUENCIAS.Isabella se congeló allí mismo y sus ojos se abrieron llenos de consternación.—¿Qué…? ¿Que lo deje…? —balbuceó, incapaz de procesar lo que estaba escuchando.La mujer dio un paso adelante, sus lágrimas cayendo libremente.—Te lo ruego, sal de su vida.Isabella negó con la cabeza, sin comprender.—Lo siento, no sé de qué hablas. Creo que…—¿Tú eres Isabella Collins, verdad?—Sí, ¿cómo sabes mi nombre? No te conozco, no sé quién eres.La mujer se limpió las lágrimas y esbozó una sonrisa triste.—Pero yo sí. Y he tenido que vivir con tu sombra por mucho tiempo, pero ahora… —la mujer se llevó una mano al vientre, acariciándolo con ternura—. Ahora todo es diferente. Voy a tener un hijo con él y mi hijo merece una familia. Merece a sus padres juntos.Isabella no podía creer lo que escuchaba y comenzaba a pensar que la mujer se había escapado de una institución mental.—Oye, entiendo tu situación. Pero, no sé de qué hablas, ni siquiera sé quién es
CAPÍTULO 104: LA UNICA MUJER QUE AMO.—Nuestro matrimonio fue un acuerdo entre mi padre y Elijah —la voz de Gemma temblaba, cada palabra cargada de una tristeza profunda—. Elijah cree que yo… que yo le metí esta idea en la cabeza a mi padre. Pero no es así y cada vez que lo miro, siento como si mi corazón se rompiera un poco más.Ella sonrió y miró sus dedos que ahora se apretaban con fuerza.—Después de la ceremonia civil, en nuestra noche de bodas, él… dejó muy claro que no quería esto, que lo había hecho por un beneficio en la junta de accionistas. Y aunque mi razón me decía que pidiera el divorcio y me valorara un poco, mi corazón seguía pensando que podía conquistarlo, hacer de nuestro matrimonio algo real.Sebastián estaba hecho una furia e Isabella no tenía palabras. No podía creer que Elijah fuera capaz de algo tan cruel.—Y… ¿Cómo sabes de mí? Dijiste que…Gemma sonrió con tristeza.—Supe de ti por una fotografía, estaba entre las cosas personales de Elijah, la guarda como si
CAPITULO 105: CRUELDAD.Gemma se quedó inmóvil, sus manos temblaban mientras apretaba los puños con fuerza. Sus lágrimas caían sin control, y su respiración se volvió errática, como si cada palabra de Elijah fuera una puñalada que la dejaba sin aire.Tragó con dificultad mientras su estómago se tensaba.—¡Sebastián, por favor, para! —suplicó Isabella, tratando de separarlos.Finalmente, con un esfuerzo monumental, Isabella logró interponerse entre los dos hombres.—¡Basta! —gritó con desesperación—. ¡Esto no resolverá nada!Sebastián, respirando pesadamente, miró a Isabella y luego a Elijah, su rostro lleno de ira y frustración. Elijah, con la cara ensangrentada y los ojos llenos de una mezcla de rabia y resignación, finalmente dio un paso atrás.Gemma, temblando y con lágrimas corriendo por su rostro, se acercó a Elijah.—¿Eso es realmente lo que piensas? —su voz era apenas un susurro—. ¿Qué nuestro matrimonio no significa nada?Elijah la miró, su expresión suavizándose ligeramente.
CAPÍTULO 106: SOSPECHAS CONFIRMADAS.Una semana después…—Señor, tiene una llamada por la línea tres —informó Louis a Sebastián.Sebastián asintió y, antes de contestar, le pidió que se quedara. El asistente obedeció y lo miró expectante.—¿Necesita algo más, señor?—Sí, quiero preguntarte algo. Toma asiento.El secretario se sentó y presintió que iba a ser regañado. La cara de Sebastián era fría, inclinándose hacia delante lo miró fijamente.—Quiero saber por qué me mentiste, Louis.—¿Le… le mentí?—Sí, la noche que me emborraché. ¿Por qué no me dijiste que fue Isabella quien estuvo aquí? Dijiste que no vino nadie.El secretario tragó y apretó los dedos.—Señor, yo…—¿Inesa te pagó? ¿Ella te pagó para que te quedaras callado?Los ojos del secretario se abrieron asustados y Sebastián malinterpretó la situación.—¿De qué lado está tu lealtad, Louis? ¿Cuánto tiempo tienes trabajando en esta empresa?—No, señor, no es lo que piensa… —dijo rápidamente el secretario—. Si lo oculté fue porq
CAPITULO 107: QUIERO EL DIVORCIO.El corazón de Sebastián comenzó a latir rápido y un nudo se formó en su estómago. En su interior conocía la respuesta.―Inesa. ―dijo lentamente.―Sí, mi amor. ―Isabella confirmó del otro lado ― Mi amigo encontró la evidencia en los registros del servidor de la empresa. Resulta que Inesa utilizó una cuenta de administrador para acceder a los archivos confidenciales. Luego, subió el video a una plataforma de intercambio de archivos utilizando una dirección IP vinculada a su computadora personal en la oficina.Sebastián sintió que la ira se apoderaba de él, sus nudillos se volvieron blancos al apretar el teléfono.―Bien, dile que se reúna con nosotros en casa. Voy a necesitar todas esas pruebas ―sus ojos se tornaron fríos y determinados ―Veamos cómo responde Inesa a esto en la junta de accionistas.***Hospital privado…—Señora Davenport, sufrió una leve conmoción cerebral y también recibió un fuerte golpe en su abdomen —el médico negó con pesar—. Lo lame