CAPÍTULO 97: PROPUESTA PÚBLICA.Sebastián golpeó la mesa con frustración.―No entiendo cómo pudo pasar esto, Inesa. Los japoneses estaban convencidos, estaba casi hecho.Inesa, con una expresión calculadamente neutral, respondió.―Bueno, nada está asegurado. De repente llamaron y dijeron que había una propuesta mejor. Aunque intenté persuadirlos, no quisieron aceptar. Ahora el problema es para nosotros. Habíamos invertido mucho y no firmamos nada.La preocupación de Sebastián era palpable.―¿Cómo vamos a recuperar las pérdidas?Inesa, manteniendo una fachada de seriedad, disimulaba su satisfacción interna. Había manipulado la situación desde el principio, asegurándose de que los japoneses se retiraran del negocio.―Necesitamos encontrar dinero, y mucho, ―continuó Sebastián, su voz cargada de desesperación. ―Los pagos deben hacerse antes de fin de mes, además de la nómina de la empresa y…Inesa se acercó, fingiendo una empatía que no sentía.―Sebastián, sabes que no estás solo. De todas
CAPÍTULO 98: PRÉSTAMO.Sebastián se ajustó los puños de su camisa mientras entraba en el lujoso restaurante. Para su desgracia, el padre de Inesa se había antojado de cenar el mismo día que él cenaría con Isabella. Pero no estaba dispuesto a quedarse demasiado tiempo; escucharía lo que tenía que decir, hablaría sobre el préstamo y se iría.―Sebastián, qué bueno verte, ―Rodrik se puso de pie y extendió su mano.Sebastián la tomó y la estrechó.―Lo mismo digo, Rodrik. Desde que te fuiste a Inglaterra, te has olvidado de Estados Unidos.El hombre soltó una carcajada y tomó asiento.―Los negocios en Londres van bien y me gusta estar al tanto de mis ingresos. Sin embargo, Inesa me mantiene al tanto de lo que pasa aquí.Sebastián sonrió levemente.―Sí, me imagino. Bueno, ya que estamos aquí, vayamos al grano, Rodrik. Tengo otro asunto esta noche y…―¿Otro asunto? ¿Más importante que la empresa de tu padre?Sebastián apretó los dientes y asintió.―Me atrevería a decir que muchísimo más import
CAPÍTULO 99: PARQUE DE DIVERSIONES.El auto de Sebastián se detuvo delante de un parque de diversiones. Las luces de neón brillaban intensamente, iluminando la noche con destellos de colores que se reflejaban en los charcos del pavimento. El aire estaba impregnado con el olor dulce del algodón de azúcar y las palomitas recién hechas.—¿Un parque de diversiones? —preguntó con una mezcla de sorpresa y alegría en su voz.—Sí —respondió Sebastián mientras desabrochaba su cinturón de seguridad—. Y te aseguro que te vas a divertir como nunca.Isabella lo siguió, su corazón latiendo con fuerza. Sentía una mezcla de anticipación y curiosidad, preguntándose qué había llevado a Sebastián a organizar algo tan grandioso. ¿Estaba realmente arrepentido o solo intentaba impresionarla?Tomó su mano cuando él le tendió la suya, sintiendo el calor y la seguridad en su toque.—Pero... ¿no íbamos a tener una cena romántica? —preguntó Isabella, intentando ocultar su sorpresa con una sonrisa.—Claro que sí
CAPÍTULO 100: FUI YO.—Tú… tú… ¿Te acostaste con Inesa? ¿Tú y ella, tuvieron sexo?Un nudo se formó en la garganta de Sebastián. La pregunta de Isabella lo había tomado por sorpresa, apretó sus manos con tanta fuerza que sus nudillos se tornaron blancos.«¿Acaso ella lo sabe? ¿Ella sabe que cometí el grandísimo error de acostarme con Inesa?» El miedo azotó su corazón. La idea de que ella lo rechazara por decir la verdad era insoportable. Finalmente, había conseguido que ella aceptara sus avances, y ahora estaba a punto de perderlo todo de nuevo. Sin embargo, también se dijo que no podía mentirle, ocultarle algo tan importante como eso, pero la decisión no era fácil, no cuando podía perderla de nuevo.Por otro lado, Isabella lo miraba impaciente, y su estómago se tensaba cada vez más. No se había perdido la expresión de su cara; se había puesto como un papel, un claro indicio de que lo que Inesa había dicho era cierto. Sin embargo, no estaba dispuesta a echarlo a un lado. Se lo había
CAPÍTULO 101: RUEDA DE LA FORTUNA.Sebastián no podía contener su felicidad, por lo que, en un movimiento rápido, sujetó a Isabella de la cintura y comenzó a girar en círculos con ella.—Creo que esto supera todo lo demás —dijo acercándose para besarla—, supera incluso mi primera negociación.Isabella correspondió a su beso, entregándose a sus sentimientos y anhelos.—Te amo, Isabella, te amo con todo mi corazón ―le dijo entre besos.Ella le dio una mirada soñadora, disfrutando de las mariposas revoloteando dentro de ella.—Y yo te amo más, Sebastián. Te amo para siempre.Ambos sonrieron y se tomaron de la mano.—Bueno, ya que estamos aquí, ¿quieres subir a la rueda de la fortuna? Ahora somos una pareja de enamorados.Isabella se rio y asintió. Sebastián la llevó y la ayudó a subir. Uno de los empleados la puso en marcha. Y mientras miraban el paisaje nocturno de Chicago, Isabella sintió curiosidad.—¿Cómo se te ocurrió esto?—Bueno, digamos que… tuve ayuda.—¿De Mateo, supongo?—No te
CAPÍTULO 102: ABANDONA A MI MARIDO.Nicholas se despertó con una sensación extraña en el estómago. Algo había cambiado, pero no sabía qué. Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, donde encontró a sus padres sentados a la mesa, riendo y tomados de la mano. La escena le pareció irreal, como si estuviera soñando.—¿Quiere decir que papá vivirá aquí? —preguntó Nicholas, mirando expectante a su madre.Isabella sonrió y se inclinó para acomodarle el cabello de la frente.—Sí, mi amor, desde hoy papá se quedará aquí.El rostro de Nicholas se iluminó con una gran sonrisa. Sin pensarlo dos veces, se levantó y corrió hacia su padre.—¡Sabía que lo lograrías, papá! —exclamó mientras se lanzaba a sus brazos—. Lograste hacer que mamá te perdonara.Sebastián soltó una carcajada mientras lo subía a su regazo.—Así es, campeón. Mamá me ha perdonado y desde hoy seremos nuevamente una familia.—¡Siii! —gritó Nicholas, abrazando a su padre con efusividad—. Ya tengo otra vez a mi papá y a mi mamá. S
CAPÍTULO 103: MENTIRAS Y SUS CONSECUENCIAS.Isabella se congeló allí mismo y sus ojos se abrieron llenos de consternación.—¿Qué…? ¿Que lo deje…? —balbuceó, incapaz de procesar lo que estaba escuchando.La mujer dio un paso adelante, sus lágrimas cayendo libremente.—Te lo ruego, sal de su vida.Isabella negó con la cabeza, sin comprender.—Lo siento, no sé de qué hablas. Creo que…—¿Tú eres Isabella Collins, verdad?—Sí, ¿cómo sabes mi nombre? No te conozco, no sé quién eres.La mujer se limpió las lágrimas y esbozó una sonrisa triste.—Pero yo sí. Y he tenido que vivir con tu sombra por mucho tiempo, pero ahora… —la mujer se llevó una mano al vientre, acariciándolo con ternura—. Ahora todo es diferente. Voy a tener un hijo con él y mi hijo merece una familia. Merece a sus padres juntos.Isabella no podía creer lo que escuchaba y comenzaba a pensar que la mujer se había escapado de una institución mental.—Oye, entiendo tu situación. Pero, no sé de qué hablas, ni siquiera sé quién es
CAPÍTULO 104: LA UNICA MUJER QUE AMO.—Nuestro matrimonio fue un acuerdo entre mi padre y Elijah —la voz de Gemma temblaba, cada palabra cargada de una tristeza profunda—. Elijah cree que yo… que yo le metí esta idea en la cabeza a mi padre. Pero no es así y cada vez que lo miro, siento como si mi corazón se rompiera un poco más.Ella sonrió y miró sus dedos que ahora se apretaban con fuerza.—Después de la ceremonia civil, en nuestra noche de bodas, él… dejó muy claro que no quería esto, que lo había hecho por un beneficio en la junta de accionistas. Y aunque mi razón me decía que pidiera el divorcio y me valorara un poco, mi corazón seguía pensando que podía conquistarlo, hacer de nuestro matrimonio algo real.Sebastián estaba hecho una furia e Isabella no tenía palabras. No podía creer que Elijah fuera capaz de algo tan cruel.—Y… ¿Cómo sabes de mí? Dijiste que…Gemma sonrió con tristeza.—Supe de ti por una fotografía, estaba entre las cosas personales de Elijah, la guarda como si