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CAPÍTULO 61: SON MIS HIJOS.Sebastián miró con incredulidad a Isabella, sus ojos llenos de confusión y dolor.―Esto tiene que ser una broma, ¿verdad? ―preguntó, su voz temblando.Isabella, con lágrimas corriendo por sus mejillas, negó con la cabeza.―No, Sebastián… no es una broma. Lo soy. Soy la madre de Nicholas.Sebastián retrocedió, negando con la cabeza.―No… tú… tú no puedes ser ella. No puedes ser esa mujer.―Lo soy, y cometí un error. Debí contarte la verdad antes, pero tenía miedo de cómo reaccionarías ―respondió Isabella, su voz quebrada por el llanto.―¿Cómo lo sabes? ―la interrumpió Sebastián, con un rayo de esperanza en sus ojos. ―¿Cómo sabes que eres la madre de Nicholas?Isabella sacó una hoja de su bolso y se la entregó a Sebastián.―Le hice esta prueba hace un mes, cuando Nicholas fue a cortarse el cabello.Sebastián tomó el papel con manos temblorosas y leyó. Cuando vio la frase “99 % de compatibilidad”, su mundo se desmoronó. Su felicidad reciente se esfumó como un
CAPITULO 62: NO PUEDO PERDONARLA POR ESO.Sebastián bajó las escaleras con la furia y el dolor haciendo mella en él, pero se encontró con sus padres en la sala principal.―Hijo, ¿qué pasa? ¿Qué son todos esos gritos? ―Coraline fue la primera en preguntar.Sebastián apretó los puños, sus uñas clavándose en la palma de sus manos mientras respiraba profundamente, intentando controlar la tormenta de emociones que bullía dentro de él.―¿Dónde está Nicholas?―Está con los niños en el jardín, ¿por qué? ―respondió Coraline, preocupada.―Asegúrate de que siga ahí, hasta que Isabella se vaya.―¡¿Qué?! ¡¿Cómo que se va?! ¿Qué está pasando, Sebastián? ―Roger, su padre, intervino.―Papá, ahora no es momento, no quiero hablar, yo solo… necesito un maldito trago. ―La expresión de Sebastián estaba entre la rabia y el dolor, y su padre pudo verlo.―Hijo, ¿qué está pasando? Por favor, tienes que decirme, ¿cómo es eso que Isabella se va? ¿Se va a llevar a mi nieta? ¿Pasó algo entre ustedes?―¡Ella no va
CAPÍTULO 63: QUE NO SEA DEMASIADO TARDE.Isabella terminaba de guardar algunas ropas cuando la puerta se abrió. Se secó las lágrimas, esperando ver a Sebastián. La esperanza de que quisiera escucharla vibró en ella. Sin embargo, vio a su hijo, Nicholas, que se acercó lentamente, mirándola con sus ojos azules llenos de amor.―Mami… ―dijo con voz temblorosa.Isabella dejó la bolsa en sus manos y se agachó delante de él.―Cariño, yo…― ¿Es verdad lo que dijo papá? ―preguntó el pequeño. ― ¿Es verdad que tú eres mi mami? ¿Mi mamá de verdad?Isabella no podía hablar, no sabía cómo explicarle a un niño las maldades de los mayores.―Nicholas, quiero que sepas que te amo, y que si todo este tiempo estuve lejos, no fue porque quise. Yo… te amé desde que supe que estabas creciendo dentro de mí y te esperé con muchas ansias, pero… hay gente mala, cariño. Personas malas que nos separaron.―¿Malos como ‘Thanos’? Él quiere destruir a los Vengadores.Isabella sonrió apenas ante la inocencia de su hij
CAPÍTULO 64: ÉL PUEDE AYUDARTE. ―Cariño, parece que están llamando a la puerta, ―murmuró Nick, el esposo de Lucy. ―¿Tú crees? ¿Quién puede ser a esta hora? ―respondió Lucy, medio dormida. ―No lo sé, pero será mejor que vayamos a ver. Los dos se levantaron de la cama y bajaron. Cuando abrieron la puerta, estaba Isabella con los ojos hinchados y una maleta esperando. ―¿Isabella? ¿Tú qué haces aquí? Isabella no dijo nada, simplemente tiró la maleta y se echó a los brazos de su amiga. ―Lo perdí de nuevo, ―sollozó entre lágrimas, ―lo perdí… Lucy abrazó a su amiga y la llevó dentro. ―Pero… ¿Qué pasó? ¿Qué perdiste? Nick tomó la maleta y entraron. ―Lo encontré, ―dijo Isabella, haciendo todo lo posible para calmarse. ―Encontré a mi hijo. Lucy abrió los labios y miró a su amiga incrédula. ―¿Me estás diciendo que… que…? ―Sí. ―Isabella asintió. ―El hijo de Sebastián es mi hijo. ―¡Santo Dios, Isa! No puede ser… ¿Cómo? ¿Dónde está? ¿Cómo lo supiste? ―preguntó Lucy, ans
CAPÍTULO 65: LIBRARSE DE ÉL. Dos días después… «Espero que cuando te des cuenta de todo no sea demasiado tarde…» Las últimas palabras de Isabella no habían dejado de repetirse en la mente de Sebastián. Habían pasado dos días desde que le pidió que se fuera y había sido un total infierno para él. Nicholas se negaba a comer, mientras que Sienna solo lloraba por su madre. No obstante, Sebastián se negaba a ceder; su ira y su dolor aún seguían haciendo estragos dentro de él. Había creído que lo había conseguido todo, solo para despertar y descubrir que nada más había estado viviendo en un sueño. Y su estúpido corazón no cooperaba, porque aunque Isabella fuera esa mujer cruel y desalmada, no podía dejar de estar enamorado de ella. Un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Ajustó sus emociones y habló. ―Adelante. Mateo asomó la cabeza. ―¿Podemos hablar? Sebastián solo asintió. ―¿Qué pasa? ¿Y desde cuándo preguntas? ―Bueno… ―Mateo se metió las manos en los bolsillos y se de
CAPÍTULO 66: NO HAGO ESTO PARA QUE ME AMES. ―¿Estás seguro de que podemos ganar el caso? ―Isabella miraba ansiosa al hombre frente a ella. Elijah Davenport le dio una sonrisa y los hoyuelos en sus mejillas aparecieron. ―Isa, confía en mí, ¿de acuerdo? Tus hijos van a estar contigo más rápido de lo que te imaginas. Ella asintió nerviosa y trató de sonreír. Sin embargo, nada de lo que estaba sucediendo la hacía feliz, sentía un vacío profundo en su corazón, y también tenía miedo, miedo a lo que tendría que enfrentarse. Después de que Lucy le dijera que Elijah la ayudaría, se puso en contacto con él y, en consecuencia, él había volado desde Nueva York a Chicago sólo para atender su caso. Y luego de explicarle y contarle lo que hizo Marcus, Elijah le dijo que irían a corte. Que enfrentarían una batalla por la custodia de sus hijos, así que en resumen: ella iba a enfrentarse a Sebastián. El primer paso era solicitar el divorcio, alegando diferencias irreconciliables y una vez tramitado,
CAPÍTULO 67: ELLA ES SU MADRE.―Gracias por traerme a casa, ―Isabella le dio una pequeña sonrisa a Elijah. Él extendió su mano y sujetó la de ella.―No tienes que ser tan formal, Isa. ¿Desde cuándo nos conocemos? Además, no es nada lo que estoy haciendo. ―Elijah le devolvió la sonrisa con calidez.Isabella sonrió de nuevo y retiró su mano.―Lo sé, pero no dejo de pensar que… viniste aquí solo por mí. Tu trabajo…Escucha, él la interrumpió suavemente y la hizo mirarlo a los ojos.―Deja de dar las gracias por todo, deja de preocuparte por todo, ¿de acuerdo? Isabella, tienes que mostrarte fuerte, y más para lo que viene. Si mantienes esa actitud, me temo que… aunque mostremos pruebas, tu exmarido barrerá el suelo contigo.Isabella asintió lentamente, aunque su corazón latía con fuerza al pensar en enfrentarse a Sebastián en los tribunales.―Elijah, ¿no hay manera de qué… no vayamos a un tribunal?Él negó con la cabeza.―No, tu marido fue muy claro al decir que pediría la custodia legal d
CAPÍTULO 68: UN PADRE ABNEGADO.Finalmente, Elijah e Isabella llegaron al hospital, un edificio imponente con luces parpadeantes en la entrada. Isabella salió del auto casi antes de que se detuviera por completo, sus zapatos resonando en el pavimento mientras corría hacia la entrada con el corazón en la garganta.En la sala de emergencias, Coraline vio a Isabella entrar y se levantó rápidamente.―Gracias a Dios que estás aquí.―¿Dónde está? ―preguntó Isabella, desesperada.En la sala de emergencias, los médicos lo están atendiendo.Isabella se dirigió hacia la sala indicada, su corazón latiendo con fuerza.«Nicholas, mamá, está aquí, pensó con determinación. Voy a cuidarte, pase lo que pase»Mientras tanto, Sebastián, ajeno a todo, seguía atendiendo a los futuros socios en la oficina.A su lado, Inesa vio el teléfono encenderse y lo tomó. Sus labios se apretaron cuando vio que era Isabella.—Sebastián, ¿podrías darme un recorrido por la empresa? Me gustaría ver el área de publicidad —