CAPÍTULO 58: PLANES MACABROS.En su oficina, Inesa firmaba unos documentos con determinación, sus movimientos precisos y controlados, cuando la puerta se abrió suavemente y su secretaria, una joven de aspecto nervioso, entró con pasos cautelosos.—Entregarle esto a Sebastián —dijo sin levantar la vista—. Dile que nos reuniremos en dos horas con el proveedor para iniciar la construcción.La secretaría tomó los documentos y respondió con voz temblorosa:—Señorita, el señor Ashford no está en la empresa y creo que no vendrá por el resto del día.Inesa levantó la vista, sus ojos brillando con furia.—¡¿Qué?! ¿A dónde fue?—exclamó, su voz cortante.La secretaria se puso aún más nerviosa, sus manos temblando ligeramente.—Bueno, es que… se corre el rumor de que su esposa está dando a luz. Él se fue muy apresurado, incluso suspendió la reunión con los inversionistas de España.Las manos de Inesa se cerraron con fuerza alrededor del bolígrafo, casi rompiéndolo. Sus pensamientos se llenaron de
CAPÍTULO 59: LA CALMA ANTES DE LA TORMENTA.Un mes después, Isabella y Sebastián celebraban el bautizo de su pequeña hija, Sienna. Había pasado un mes desde su nacimiento y también un mes desde que el médico tratante de Nicholas había hecho las pruebas correspondientes. Afortunadamente, todo salió bien y Nicholas recibió el trasplante de su hermana. Aunque todo fue demasiado riesgoso, Sebastián e Isabella se apoyaron mutuamente. Nicholas seguía en tratamiento y debía ir a sus consultas cada mes.—¿Todo está listo? —preguntó Coraline, la madre de Sebastián.Isabella se giró con su hija en brazos.—Sí, Sienna ya está lista. El médico autorizó el bautizo, pero nos recomendó que estuviera en su cuna cuanto antes.—Bien, entonces hagamos la ceremonia para que mi nieta pueda descansar.Isabella asintió y siguió a su suegra. Aunque a Coraline no le gustaba del todo Isabella, había aprendido a soportarla y más después de conocer a su nieta, que se había robado su corazón al instante. Sienna l
CAPÍTULO 60: LA MUJER QUE VENDIÓ A SU HIJO.La pila bautismal estaba decorada con cintas blancas y rosadas, creando un ambiente sereno y festivo. Los invitados conversaban entre sí, susurrando palabras de alegría y anticipación. Inesa se acercó, despacio, su presencia, captando la atención de algunos.El padre estaba a punto de bendecir a Sienna cuando Inesa, con una sonrisa calculada en sus labios, habló.―Perdón, pero… ―El sarcasmo y la maldad eran palpables en su voz. ―Me temo que tengo algo muy importante que decir.Tanto Sebastián como Isabella se volvieron hacia ella, y los invitados, incluidos los padres de Sebastián, comenzaron a murmurar.Sebastián frunció el ceño, claramente molesto.―Inesa, ¿qué pasa contigo? ¿Por qué interrumpes la bendición del padre? ¿Estás borracha?Inesa mantuvo su expresión divertida.―Haré de cuenta que no has dicho eso, Sebastián. Y no, no estoy borracha. Al contrario, estoy más lúcida que nunca. ―Sus ojos buscaron a Isabella. ―Estoy aquí porque es m
CAPÍTULO 61: SON MIS HIJOS.Sebastián miró con incredulidad a Isabella, sus ojos llenos de confusión y dolor.―Esto tiene que ser una broma, ¿verdad? ―preguntó, su voz temblando.Isabella, con lágrimas corriendo por sus mejillas, negó con la cabeza.―No, Sebastián… no es una broma. Lo soy. Soy la madre de Nicholas.Sebastián retrocedió, negando con la cabeza.―No… tú… tú no puedes ser ella. No puedes ser esa mujer.―Lo soy, y cometí un error. Debí contarte la verdad antes, pero tenía miedo de cómo reaccionarías ―respondió Isabella, su voz quebrada por el llanto.―¿Cómo lo sabes? ―la interrumpió Sebastián, con un rayo de esperanza en sus ojos. ―¿Cómo sabes que eres la madre de Nicholas?Isabella sacó una hoja de su bolso y se la entregó a Sebastián.―Le hice esta prueba hace un mes, cuando Nicholas fue a cortarse el cabello.Sebastián tomó el papel con manos temblorosas y leyó. Cuando vio la frase “99 % de compatibilidad”, su mundo se desmoronó. Su felicidad reciente se esfumó como un
CAPITULO 62: NO PUEDO PERDONARLA POR ESO.Sebastián bajó las escaleras con la furia y el dolor haciendo mella en él, pero se encontró con sus padres en la sala principal.―Hijo, ¿qué pasa? ¿Qué son todos esos gritos? ―Coraline fue la primera en preguntar.Sebastián apretó los puños, sus uñas clavándose en la palma de sus manos mientras respiraba profundamente, intentando controlar la tormenta de emociones que bullía dentro de él.―¿Dónde está Nicholas?―Está con los niños en el jardín, ¿por qué? ―respondió Coraline, preocupada.―Asegúrate de que siga ahí, hasta que Isabella se vaya.―¡¿Qué?! ¡¿Cómo que se va?! ¿Qué está pasando, Sebastián? ―Roger, su padre, intervino.―Papá, ahora no es momento, no quiero hablar, yo solo… necesito un maldito trago. ―La expresión de Sebastián estaba entre la rabia y el dolor, y su padre pudo verlo.―Hijo, ¿qué está pasando? Por favor, tienes que decirme, ¿cómo es eso que Isabella se va? ¿Se va a llevar a mi nieta? ¿Pasó algo entre ustedes?―¡Ella no va
CAPÍTULO 63: QUE NO SEA DEMASIADO TARDE.Isabella terminaba de guardar algunas ropas cuando la puerta se abrió. Se secó las lágrimas, esperando ver a Sebastián. La esperanza de que quisiera escucharla vibró en ella. Sin embargo, vio a su hijo, Nicholas, que se acercó lentamente, mirándola con sus ojos azules llenos de amor.―Mami… ―dijo con voz temblorosa.Isabella dejó la bolsa en sus manos y se agachó delante de él.―Cariño, yo…― ¿Es verdad lo que dijo papá? ―preguntó el pequeño. ― ¿Es verdad que tú eres mi mami? ¿Mi mamá de verdad?Isabella no podía hablar, no sabía cómo explicarle a un niño las maldades de los mayores.―Nicholas, quiero que sepas que te amo, y que si todo este tiempo estuve lejos, no fue porque quise. Yo… te amé desde que supe que estabas creciendo dentro de mí y te esperé con muchas ansias, pero… hay gente mala, cariño. Personas malas que nos separaron.―¿Malos como ‘Thanos’? Él quiere destruir a los Vengadores.Isabella sonrió apenas ante la inocencia de su hij
CAPÍTULO 64: ÉL PUEDE AYUDARTE. ―Cariño, parece que están llamando a la puerta, ―murmuró Nick, el esposo de Lucy. ―¿Tú crees? ¿Quién puede ser a esta hora? ―respondió Lucy, medio dormida. ―No lo sé, pero será mejor que vayamos a ver. Los dos se levantaron de la cama y bajaron. Cuando abrieron la puerta, estaba Isabella con los ojos hinchados y una maleta esperando. ―¿Isabella? ¿Tú qué haces aquí? Isabella no dijo nada, simplemente tiró la maleta y se echó a los brazos de su amiga. ―Lo perdí de nuevo, ―sollozó entre lágrimas, ―lo perdí… Lucy abrazó a su amiga y la llevó dentro. ―Pero… ¿Qué pasó? ¿Qué perdiste? Nick tomó la maleta y entraron. ―Lo encontré, ―dijo Isabella, haciendo todo lo posible para calmarse. ―Encontré a mi hijo. Lucy abrió los labios y miró a su amiga incrédula. ―¿Me estás diciendo que… que…? ―Sí. ―Isabella asintió. ―El hijo de Sebastián es mi hijo. ―¡Santo Dios, Isa! No puede ser… ¿Cómo? ¿Dónde está? ¿Cómo lo supiste? ―preguntó Lucy, ans
CAPÍTULO 65: LIBRARSE DE ÉL. Dos días después… «Espero que cuando te des cuenta de todo no sea demasiado tarde…» Las últimas palabras de Isabella no habían dejado de repetirse en la mente de Sebastián. Habían pasado dos días desde que le pidió que se fuera y había sido un total infierno para él. Nicholas se negaba a comer, mientras que Sienna solo lloraba por su madre. No obstante, Sebastián se negaba a ceder; su ira y su dolor aún seguían haciendo estragos dentro de él. Había creído que lo había conseguido todo, solo para despertar y descubrir que nada más había estado viviendo en un sueño. Y su estúpido corazón no cooperaba, porque aunque Isabella fuera esa mujer cruel y desalmada, no podía dejar de estar enamorado de ella. Un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Ajustó sus emociones y habló. ―Adelante. Mateo asomó la cabeza. ―¿Podemos hablar? Sebastián solo asintió. ―¿Qué pasa? ¿Y desde cuándo preguntas? ―Bueno… ―Mateo se metió las manos en los bolsillos y se de