¿Te ha gustado la historia? Déjame tu reseña en la portada, me encanta leerte. ¡Besos!
CAPÍTULO 55: REVELACIONES Y DECISIONES.Isabella se detuvo con brusquedad y se llevó una mano al pecho, luchando por coordinar su respiración. La marca detrás de la oreja de Nicholas seguía fija en su mente.―Dios, no puede ser…―, susurró. ―Esto… no puede ser… ―Sus manos aún temblaban sin control y su cuerpo estaba frío; se podría decir que estaba en shock. ―Él… ¿Él es mi hijo? ―, murmuró, con los ojos llenos de lágrimas. ―¿Nicholas es mi hijo?Había una mezcla de emociones dentro de ella: felicidad, tristeza… miedo. Miedo a lo que podría venir si resultaba ser cierto.―Tengo que comprobarlo, ―se dijo. ―Tengo que comprobar si Nicholas es mi hijo en realidad, puede que sea una casualidad.Aunque en su interior estaba convencida de que no lo era. Secándose las lágrimas y ajustando su respiración, tomó la decisión.―Voy a hacerlo. Voy a descubrir si eres mi hijo o no.Cuando se levantó, de repente le dolió el abdomen y un quejido de dolor salió de sus labios. Respiró varias veces para m
CAPÍTULO 56: ¡99 % DE COMPATIBILIDAD!Un gemido suave salió de la habitación, mientras que los gruñidos de Marcus se hacían cada vez más fuertes.—Marcus… más rápido, por favor más rápido —suplicó Inesa.El hombre obedeció a la mujer, sus embestidas se hicieron feroces, llevándola hasta el punto más alto de su placer. Cuando Inesa finalmente bajó del éxtasis, trató de controlar su agitada respiración y besó al hombre a su lado.—Definitivamente, eres un león, cariño. Nunca defraudas.Marcus sonrió y la atrajo a su pecho. Inesa se dejó llevar, aunque sabía que solo sería por un tiempo determinado. Una vez que obtuviera lo que quería, despacharía a Marcus de su vida en un santiamén.—Cariño —dijo mientras su mano acariciaba el pecho del hombre—. ¿Cómo es que tú e Isabella terminaron casados? Nunca me has hablado de eso.Marcus se tensó al escucharla. Su semblante cambió y dijo fríamente:—¿Para qué quieres hablar del pasado, Inesa? ¿A qué viene todo esto?Ella sonrió y se subió encima de
CAPÍTULO 57: NOTICIAS INESPERADAS.Sebastián estaba en la sala de conferencias, frente a una mesa larga donde los inversores más influyentes de España se habían reunido.—Como pueden ver, señores, este proyecto no solo es viable, sino que promete ser uno de los más rentables de los últimos tiempos —explicó, señalando con confianza las gráficas en la pantalla.Justo cuando estaba a punto de revelar el punto culminante de su propuesta, su teléfono comenzó a vibrar sobre la mesa de caoba. Intentó ignorarlo, pero el dispositivo persistió, vibrando insistentemente.—Disculpen un momento, por favor —dijo, disculpándose con una mano levantada mientras tomaba el teléfono con la otra.Miró la pantalla: “Hospital Saint John’s”. Su corazón dio un vuelco. Con una disculpa rápida, se alejó de la mesa y contestó la llamada, su voz un poco más baja de lo normal.—¿Sí?—Señor Ashford, le hablamos del hospital Saint John’s. Su esposa ha empezado el trabajo de parto. Debe venir de inmediato.La sangre
CAPÍTULO 58: PLANES MACABROS.En su oficina, Inesa firmaba unos documentos con determinación, sus movimientos precisos y controlados, cuando la puerta se abrió suavemente y su secretaria, una joven de aspecto nervioso, entró con pasos cautelosos.—Entregarle esto a Sebastián —dijo sin levantar la vista—. Dile que nos reuniremos en dos horas con el proveedor para iniciar la construcción.La secretaría tomó los documentos y respondió con voz temblorosa:—Señorita, el señor Ashford no está en la empresa y creo que no vendrá por el resto del día.Inesa levantó la vista, sus ojos brillando con furia.—¡¿Qué?! ¿A dónde fue?—exclamó, su voz cortante.La secretaria se puso aún más nerviosa, sus manos temblando ligeramente.—Bueno, es que… se corre el rumor de que su esposa está dando a luz. Él se fue muy apresurado, incluso suspendió la reunión con los inversionistas de España.Las manos de Inesa se cerraron con fuerza alrededor del bolígrafo, casi rompiéndolo. Sus pensamientos se llenaron de
CAPÍTULO 59: LA CALMA ANTES DE LA TORMENTA.Un mes después, Isabella y Sebastián celebraban el bautizo de su pequeña hija, Sienna. Había pasado un mes desde su nacimiento y también un mes desde que el médico tratante de Nicholas había hecho las pruebas correspondientes. Afortunadamente, todo salió bien y Nicholas recibió el trasplante de su hermana. Aunque todo fue demasiado riesgoso, Sebastián e Isabella se apoyaron mutuamente. Nicholas seguía en tratamiento y debía ir a sus consultas cada mes.—¿Todo está listo? —preguntó Coraline, la madre de Sebastián.Isabella se giró con su hija en brazos.—Sí, Sienna ya está lista. El médico autorizó el bautizo, pero nos recomendó que estuviera en su cuna cuanto antes.—Bien, entonces hagamos la ceremonia para que mi nieta pueda descansar.Isabella asintió y siguió a su suegra. Aunque a Coraline no le gustaba del todo Isabella, había aprendido a soportarla y más después de conocer a su nieta, que se había robado su corazón al instante. Sienna l
CAPÍTULO 60: LA MUJER QUE VENDIÓ A SU HIJO.La pila bautismal estaba decorada con cintas blancas y rosadas, creando un ambiente sereno y festivo. Los invitados conversaban entre sí, susurrando palabras de alegría y anticipación. Inesa se acercó, despacio, su presencia, captando la atención de algunos.El padre estaba a punto de bendecir a Sienna cuando Inesa, con una sonrisa calculada en sus labios, habló.―Perdón, pero… ―El sarcasmo y la maldad eran palpables en su voz. ―Me temo que tengo algo muy importante que decir.Tanto Sebastián como Isabella se volvieron hacia ella, y los invitados, incluidos los padres de Sebastián, comenzaron a murmurar.Sebastián frunció el ceño, claramente molesto.―Inesa, ¿qué pasa contigo? ¿Por qué interrumpes la bendición del padre? ¿Estás borracha?Inesa mantuvo su expresión divertida.―Haré de cuenta que no has dicho eso, Sebastián. Y no, no estoy borracha. Al contrario, estoy más lúcida que nunca. ―Sus ojos buscaron a Isabella. ―Estoy aquí porque es m
CAPÍTULO 61: SON MIS HIJOS.Sebastián miró con incredulidad a Isabella, sus ojos llenos de confusión y dolor.―Esto tiene que ser una broma, ¿verdad? ―preguntó, su voz temblando.Isabella, con lágrimas corriendo por sus mejillas, negó con la cabeza.―No, Sebastián… no es una broma. Lo soy. Soy la madre de Nicholas.Sebastián retrocedió, negando con la cabeza.―No… tú… tú no puedes ser ella. No puedes ser esa mujer.―Lo soy, y cometí un error. Debí contarte la verdad antes, pero tenía miedo de cómo reaccionarías ―respondió Isabella, su voz quebrada por el llanto.―¿Cómo lo sabes? ―la interrumpió Sebastián, con un rayo de esperanza en sus ojos. ―¿Cómo sabes que eres la madre de Nicholas?Isabella sacó una hoja de su bolso y se la entregó a Sebastián.―Le hice esta prueba hace un mes, cuando Nicholas fue a cortarse el cabello.Sebastián tomó el papel con manos temblorosas y leyó. Cuando vio la frase “99 % de compatibilidad”, su mundo se desmoronó. Su felicidad reciente se esfumó como un
CAPITULO 62: NO PUEDO PERDONARLA POR ESO.Sebastián bajó las escaleras con la furia y el dolor haciendo mella en él, pero se encontró con sus padres en la sala principal.―Hijo, ¿qué pasa? ¿Qué son todos esos gritos? ―Coraline fue la primera en preguntar.Sebastián apretó los puños, sus uñas clavándose en la palma de sus manos mientras respiraba profundamente, intentando controlar la tormenta de emociones que bullía dentro de él.―¿Dónde está Nicholas?―Está con los niños en el jardín, ¿por qué? ―respondió Coraline, preocupada.―Asegúrate de que siga ahí, hasta que Isabella se vaya.―¡¿Qué?! ¡¿Cómo que se va?! ¿Qué está pasando, Sebastián? ―Roger, su padre, intervino.―Papá, ahora no es momento, no quiero hablar, yo solo… necesito un maldito trago. ―La expresión de Sebastián estaba entre la rabia y el dolor, y su padre pudo verlo.―Hijo, ¿qué está pasando? Por favor, tienes que decirme, ¿cómo es eso que Isabella se va? ¿Se va a llevar a mi nieta? ¿Pasó algo entre ustedes?―¡Ella no va