CAPÍTULO 38: VERDADEROS SENTIMIENTOS Las palabras de Sebastián agitaron el corazón de Isabella, y aunque no quería emocionarse, no pudo controlar este sentimiento. Estaban en la sala de estar, la luz tenue de una lámpara iluminaba suavemente el espacio, creando un ambiente íntimo.—Ella no eres tú —dijo Sebastián, mirándola fijamente.Isabella sintió un nudo en la garganta. Trató de apartar la mirada, pero no pudo. Había algo en sus ojos que la mantenía atrapada.—Sebastián, creo que…―Me gustas —dijo él, sin apartar la vista de ella—. Y sé que esa no es la palabra correcta para definir lo que siento, pero… —acarició su rostro con ternura— siento muchas cosas por ti, Isabella.Ella jadeó ante su confesión y trató de apartarse.—No, no, esto no está bien. Estás borracho. Mañana…—Dicen que los borrachos dicen la verdad, ¿no? —la interrumpió—. Entonces déjame decirte mi verdad. Yo creo que… me estoy enamorando de ti.El corazón de Isabella por poco se sale de su pecho. Sebastián estaba
CAPITULO 39: INDIFERENCIA.—¿De verdad vas a hacer eso?—Sí, estoy seguro.El sueño abandonó a Mateo rápidamente. Salió de la cama en total desnudez y miró hacia la calle por la ventana.—Pues, ¿qué te digo? Estoy feliz. Tomas la decisión correcta. Isabella es una buena mujer y no es como Amelia. No puedes condenar a todas solo por una.—Entonces, ¿me vas a ayudar?Sebastián miraba de vez en cuando hacia el baño.—Cuenta con ello. Te enviaré un mensaje cuando tenga todo listo.—Bien, y ya sabes, no quiero un solo error.—Tú deja todo en mis manos. No en vano soy popular entre las mujeres.Sebastián rodó los ojos y colgó. Dejó el celular en la mesa de noche y fingió dormir. Cuando Isabella salió, lo miró rápidamente y suspiró, luego se fue a preparar el desayuno.Sebastián, con los ojos entreabiertos, observó cómo Isabella se movía con gracia por la habitación. Su determinación se fortalecía con cada segundo que la veía. No quería perder la oportunidad de demostrarle sus verdaderos sent
CAPITULO 40: CONFESION ROMANTICADespués de prepararse, el auto que había enviado Sebastián llegó a la hora indicada. Isabella se había vestido elegante, aunque no sabía si era lo correcto, y de paso no podía evitar estar nerviosa. Mientras transitaban la ciudad, no dejaba de preguntarse a dónde irían. Su estómago dolía, como si mariposas revolotearan dentro de él. Finalmente, el auto se detuvo frente al edificio más alto de Sídney.—Hemos llegado, señora —dijo el chófer.Isabella asintió y se apresuró a salir del auto.«¿Un edificio? ¿Será que tiene una reunión?»Siguió adelante y pronto fue recibida por una mujer.—Señora Ashford, su esposo, la está esperando.Isabella asintió y siguió a la mujer, pero su corazón latía con fuerza. Minutos después, llegaron a lo que parecía ser el último piso del edificio.—¿La… la azotea?—Sí, su esposo la espera detrás de esa puerta, señora Ashford.Isabella estaba nerviosa. No le tenía miedo a las alturas, pero ¿para qué quería verla Sebastián en
CAPITULO 41: EL UNICO—Yo… —de repente, el teléfono de Sebastián sonó. Él le hizo un gesto a Isabella para que se detuviera y miró la pantalla.Era Mateo, hizo una mueca y cortó la llamada y miró a Isabella de nuevo.—Es Mateo, seguro está llamando para saber qué tal la cena. Continúa, amor. ¿Tú qué?Las manos de Isabella estaban frías y sudorosas.—Primero quiero que sepas que no…El celular sonó nuevamente.—¡Joder! —miró y era Mateo otra vez—. Lo siento, amor, voy a apagarlo, así no nos interrumpirá de nuevo.En ese momento llegó un mensaje: “Contesta, es urgente”. La curiosidad picó en él, pero primero quería escuchar lo que Isabella tenía para decir.—Si quieres, puedes llamarlo. Esto puede esperar. ―dijo ella de repente.― ¿Seguro?―Sí, ve. ―Isabella quería retrasarlo cuanto pudiera.—Está bien —dijo Sebastián, devolviéndole la llamada a su amigo—. Estaré aquí en un segundo, amor.Sebastián se alejó un poco y esperó a que Mateo atendiera. Cuando lo hizo, no dudó en reprocharle.
CAPITULO 42: EXTASIS EN LA CENA Sus bocas chocaron en un beso posesivo, Isabella gimió cuando la lengua de Sebastián se adentró en su boca y jugó con la de ella. Se estremeció cuando su cuerpo sintió la calidez del de él. El sujeto su nuca y ladeo la cabeza para besarla más profundamente, era como si quisiera tragársela entera, su otra mano le sujeto la cadera con posesividad, pegando su pelvis contra la de ella y haciéndola temblar su Isabella sintió la dureza de su polla a través de los pantalones. De repente la hizo girar haciendo que sus pechos se presionaran contra la mesa, Isabella soltó otro gemido cuando lo sintió deslizar sus manos debajo de su vestido y recorrerle los muslos. Su tacto era áspero, rudo, varonil. ―Me encanta tu piel ―susurro a medida que las yemas de sus dedos delineaban el interior de sus muslos ―Pero más me encanta esto… ―dijo cuando llego a la elástica de sus bragas. ―Sebastián… ―Isabella murmuro mientras apretaba las manos sobre el mantel. ―Por favor…
CAPÍTULO 43: ATRAPADA EN SU PROPIO JUEGO.Sebastián y Mateo se encontraban en el coche, estacionados a unos metros del edificio donde creían que se escondía su objetivo. La noche era fría y la tensión palpable.—¿Estás seguro de que vive allí? —preguntó Sebastián, rompiendo el silencio. Hacía una hora que había salido del departamento, después de la llamada de Mateo. Isabella y él habían acordado volver y posponer la luna de miel. Ella se había quedado en el departamento con Nicholas, no quería apartarse ni un segundo.Mateo miró levemente a su amigo y vio la sonrisa que, aunque intentaba disimular, aún era evidente.—Sí, lo confirmé dos veces. También llamé a las autoridades. No voy a arriesgarme a que lo asesines.Sebastián hizo una mueca, su expresión se endureció.—No voy a negar que tengo deseos de retorcerle el cuello. Ese maldito arruinó un gran negocio. Lo mejor será que le saquemos la información. Tenemos que descubrir quién está detrás. A ese sí deberías retorcerle el pescue
CAPÍTULO 44: ATAQUE EN EL TOCADOR.Al día siguiente, Isabella terminaba de arreglarse frente al espejo. Sebastián apareció detrás y rodeó su cintura.—Voy a ser el más envidiado de la noche —dijo orgulloso.Ella sonrió y continuó acomodándose el cabello.—Adulador.—¿Por qué? Digo la verdad, mi mujer será la más hermosa de la noche. No voy a dejarte ni un segundo.Sebastián le besó el cuello y se apartó. Isabella llevaba un vestido negro que resaltaba cada curva de su cuerpo, pero lo más llamativo era el escote en su espalda acompañado de un collar Lariat, un regalo de Sebastián. Se miró una última vez y se sorprendió al ver el brillo en sus ojos. Parecía una mujer diferente, una mujer amada y sobre todo dispuesta a ser feliz.Pronto llegaron al hotel donde se daría la velada. Sebastián entró agarrado de la mano de Isabella. Todos no podían evitar murmurar entre ellos; Sebastián Ashford jamás se había comportado de tal manera con ninguna mujer. Apenas habían entrado, cuando una pareja
CAPÍTULO 45: ¡TU LO PROVOCASTE!Sebastián buscaba a su esposa con desesperación. La voz de Inesa hizo que se girara bruscamente.—¿Estás buscando a tu esposa? —preguntó Inesa con una sonrisa maliciosa.—Sí, ¿sabes dónde está? —respondió Sebastián, ansioso.—La vi conversando con un hombre, parecía que se conocían muy bien —Inesa dejó caer su veneno deliberadamente. No le había quitado los ojos de encima a Isabela y, por supuesto, la había visto discutir con Marcus. Después de haberla investigado, lo reconoció como el exmarido.Sebastián frunció las cejas al escuchar que estaba hablando con un hombre. No perdió tiempo y se dirigió hacia el baño de damas. Una sonrisa malvada adornó los labios de Inesa mientras lo seguía, no quería perderse ni un segundo del espectáculo que estaba por comenzar.En el baño, Isabela luchaba con todas sus fuerzas.—¡Déjame, Marcus, no me toques! —gritó, desesperada.Pero él no la escuchaba, el alcohol había nublado su juicio.—No seas mojigata, Isabela, div