XOXO
CAPÍTULO 30: UN PLAN QUE FALLA. Isabella caminó lentamente hacia el altar, su corazón latiendo con fuerza. Sentía que algo no estaba bien con su vestido. Al llegar junto a Sebastián, él pudo notar su incomodidad. ―Gracias, papá. ―le di una sonrisa y luego se inclinó hacia Isabella ―¿Qué sucede? No me digas que… ―Mi vestido… está mal. Sebastián la observó confundido y vio cómo ella sostenía deliberadamente la parte superior de su vestido. ―¿Qué pasa? ―No lo sé, pero… está como roto. ―¿Qué? Ese maldito vestido costó 10.000 dólares. ―Pues tu modista Monique, te estafo y por favor no maldigas en la iglesia, es pecado. Él apretó los labios y suspiró levemente. ―Genial, lo que nos faltaba ser la comidilla delante de todos, voy a arreglar cuentas con Monique. ―luego miró a los invitados ―Parece que la novia y yo tenemos un pequeño asunto que resolver. ¡No se vayan a ningún lado! El padre se sintió preocupado mientras Sebastián tomaba la mano de Isabella. ―Volvemos en un momento.
CAPÍTULO 31: SE CANSARÁ DE TI. ―Sebastián… ―Isabella se volteó esperando ver a su marido, su sonrisa se esfumó cuando vio a Inesa en la puerta, mirándola con ojos hostiles y casi echando humo por las orejas.―¿Qué quieres? ―preguntó frunciendo el ceño. Inesa cerró la puerta tras de sí con un movimiento deliberado y avanzó hacia ella, sus tacones resonando en el suelo de mármol. ―Lo que quiero, Isabella, es ponerte en tu lugar. Isabella se cruzó de brazos, tratando de mantener la calma. ―No tengo tiempo para sus juegos. Si tienes algo que decir, dígalo rápido. Inesa sonrió con frialdad, una sonrisa que no alcanzó sus ojos. ―Oh, tengo mucho que decir. Para empezar, no puedo creer que tengas la osadía de pensar que puedes reemplazarme. Sebastián puede haberte elegido, pero todos sabemos que solo eres una distracción temporal. Isabella sintió un nudo en el estómago, pero no dejó que Inesa lo notara. ―No tienes idea de lo que habla. Usted… Inesa soltó una carcajada fría. ―¿De ve
CAPÍTULO 32: UN REGRESO INESPERADO.Isabella, se giró bruscamente, tratando de ocultar su angustia.―No es nada, solo… solo una llamada.Sebastián se acercó dándole una mirada aguda.―¿Lloras por nada? ―preguntó, secando una lágrima que caía por su mejilla.Isabella se puso muy nerviosa. No podía decirle que su exmarido la había llamado y que le había dicho que tenía información de su hijo. Tenía miedo de cómo Sebastián reaccionaría. Se secó las lágrimas rápidamente y forzó una sonrisa.―Bueno, es que… mi mejor amiga me llamó y hablamos sobre la boda y… sé que no es una boda real, pero… no pude evitar emocionarme, yo…Sebastián relajó el rostro y la abrazó.―Entiendo, estás emocionada.―Sí ―dijo ella, cerrando los ojos y escuchando los latidos en su pecho.―Bueno, no tiene nada de malo, es tu boda al final de cuentas. ―la apartó suavemente y acunó su cara.― Ahora nos iremos de luna de miel. Vine a ver si estás lista.Isabella miró sus profundos ojos azules, eran del mismo color del cie
CAPÍTULO 33: AHORA TENGO UNA FAMILIA. Aunque Isabella se sintió lastimada por las palabras frías de Sebastián, aceptó que tenía razón. Ella estaba cometiendo el error de involucrarse, después de todo, él había sido claro. ―Pensé que… dijo Amelia, pero Sebastián la interrumpió. ―Sin embargo, no te equivoques. No es su madre biológica, pero es mi esposa, y, por lo tanto, su madre desde hoy. Amelia apretó los dientes, pero siguió con su teatro. ―En cuanto a tu amnesia, pues… es lamentable, pero honestamente no entiendo qué tiene eso que ver conmigo. ¿Fui yo el responsable? ―Sebastián la miró con frialdad. ―Me alegra que finalmente recuerdes, Amelia. Ahora podrás seguir con tu vida, espero que lejos de mí, claro está. La verdad, no estoy interesado en retomar nada. Como tú misma dijiste, ahora tengo una familia. ―miró ligeramente a Isabella y sonrió. ―Y si me disculpas, tengo un vuelo que tomar, me voy de luna de miel. Se giró y ayudó a subir a Isabella al auto. Nicholas no se giró t
CAPÍTULO 34: PASEO EN FAMILIA.Al día siguiente, Nicholas se despertó más temprano que de costumbre. Como cualquier niño de su edad, abrió la puerta de la habitación de sus padres y corrió hacia la cama.—¡Papá! ¡Mamá! Despierten, es hora de ir al parque Kadaku.Sebastián no abrió los ojos y, en cambio, se acomodó más en la cama y le dijo somnoliento:—Mamá, te ayudará a vestirte, hijo. Dile a ella.Isabella ya había abierto los ojos y tenía una gran sonrisa.—Tienes mucha energía, ¿eh?—¡Sí, sí! Ya quiero ver los canguros y los cocodrilos, ¡y también los emús!Isabella se rio y acunó su cara para besarle la nariz.—Está bien, pequeño terremoto, espérame en la sala. Primero comerás algo.El niño asintió y salió corriendo hacia donde le había dicho su madre. Isabella estaba por levantarse, pero de repente fue llevada hacia atrás.—¿No hay beso para mí? —dijo Sebastián en tono seductor.Isabella se giró y le dio un pequeño beso, luego le regañó.—¿No se supone que seguías dormido?Sebast
CAPÍTULO 35: NO SIGNIFICA QUE LA AME.Sebastián miró a Isabella y vio la ansiedad en su rostro.—Debemos ir a un hospital, vamos a un hospital, Sebastián —dijo ella, con la voz llena de miedo.—Sí, sí, tienes razón —respondió él, cargando a su hijo en brazos y caminando deprisa hacia el auto.En poco tiempo llegaron al hospital más cercano. Nicholas fue revisado y ahora estaba descansando en una cama. Sebastián e Isabella esperaban ansiosos en la sala de espera cuando el médico finalmente salió para hablar con ellos.—Señor y señora, Nicholas está bien. La hemorragia nasal fue un síntoma común de su enfermedad, pero entiendo que puede ser muy alarmante —dijo el médico con voz calmada.―¿Es normal que pase esto? —preguntó Isabella, todavía con el rostro pálido.—Sí, debido a la condición de Nicholas, es algo que puede suceder. Su sistema inmunológico está más comprometido, lo que puede causar estas hemorragias —explicó el médico.—¿Estamos haciendo todo lo posible para cuidarlo? —pregun
CAPÍTULO 36: PRIMERAS PISTAS.Isabella pasó el resto del día con Nicholas después de llegar al departamento, mientras que Sebastián revisaba la bolsa de valores y comprobaba las acciones de la empresa. No obstante, su mente siempre estaba en Isabella. De repente, dejó la laptop sobre la cama y salió de la habitación dispuesto a buscarla.Quería explicarle, aunque no entendía por qué. Pero una sensación de culpa le apretaba el pecho, sin mencionar que las palabras de Mateo aún seguían dando vueltas en su cabeza.«Espero que no sea tarde cuando lo veas…»―¿Tarde? ¿Tarde para qué? ―murmuró.«No te hagas el idiota, Sebastián… Sabes muy bien de lo que Mateo habla, tus sentimientos no son tan superficiales como quieres hacer ver. Isabella es mucho más que solo follar, ella te gusta» pensó.Cerró los ojos y resopló divirtiéndose con sus propios pensamientos.―Tienes demasiada m****a en la cabeza, Sebastián ―se dijo ―¿Enamorarte? ¿De ella? ¿Una mujer que solo tienes pocos días en tu vida? La v
CAPÍTULO 37: ELLA NO ERA TÚ.Isabella acariciaba el cabello de Nicholas cuando sintió la puerta cerrarse con fuerza. Su corazón dio un vuelco. Se levantó y abrió lentamente la puerta de la habitación, descubriendo que las llaves del auto ya no estaban.―¿Se fue? ―susurró.El dolor se apoderó de su pecho al pensar en Sebastián. La idea de que él se fuera sin decir nada la hería profundamente, como una daga clavada en su corazón. Sabía que su relación era un acuerdo, pero en el fondo había comenzado a albergar esperanzas de algo más. ¿Por qué esta sensación de pérdida era tan intensa?―Quizás es lo mejor, Isabella, quizás es lo mejor ―se dijo a sí misma, aunque no podía evitar que las lágrimas comenzaran a formarse en sus ojos.Mientras tanto, Sebastián conducía a toda velocidad, sus manos apretaban con fuerza el volante y sus labios se apretaban aún más.«¿Por qué te importa? ¿Por qué diablos te importa si ella te rechaza?», gritó en su mente.Pero sabía la respuesta. Desde que Amelia