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CAPÍTULO 25: ¡¿ESTÁS DESNUDO?!―Parece que necesitas recordar, madre, que soy yo quien dirige esta familia y sus asuntos, no tú. No tengo por qué discutir mis decisiones o las soluciones que elijo para los problemas de mi hijo. Lo que decida hacer o con quién decida hacerlo es asunto mío y solo mío. Así que te sugiero que guardes tus opiniones para ti, especialmente cuando están tan terriblemente equivocadas.Coraline jadeo ante la frialdad de su hijo. Pero Sebastián camino hacia Isabella y la beso en los labios.―Ve con Nicholas, estaré con ustedes en un momento.Isabella asintió más rápido de lo que esperaba y siguió a la empleada. Sebastián y su madre quedaron en un cara a cara.―¡¿Cómo te atreves a decir eso delante de esa mujer?! ¡Soy tu madre!―Lo eres, pero no tienes ningún derecho a ofenderla y menos meterte en mis asuntos madre. Porque insistes en Inesa, ya te he dicho que nunca la voy a ver cómo nada más que mi socia.Coraline se dio la vuelta enojada.―Eso es porque no te da
CAPÍTULO 26: HAGAMOS UN BEBÉSebastián le dio una sonrisa mientras se secaba el cabello, sus ojos azules y profundos fijos en ella.―¿Te gusta lo que ves Isabella?Su voz profunda y magnética hizo que Isabella finalmente volviera en sí, su rostro estaba rojo de vergüenza y se negó a dejar que él la intimidara, así que se cruzó de brazos y lo miró a los ojos.―En realidad, no eres la gran cosa… ―torció sus labios y suspiró como si él no la estuviera tentando ahora mismo ―… he visto mejores.«Qué mentirosa eres Isabella. Si nada más has visto a Marcus y no le llega por los talones. Pero tú, mantente firme, no alimentes el ego de este hombre. No importa que tenga abdominales fuertes, brazos musculosos, piernas poderosas y un rostro de adonis. No, no lo permitas»Sin embargo, sus palabras hicieron que los movimientos de Sebastián se detuvieran. Su mirada aguda se clavó en ella y arrojó al suelo la toalla en su mano y se acercó en dos pasos. Isabella retrocedió, pero como siempre, él lograb
CAPÍTULO 27: PLANEAR UNA BODA.—¿Así que fue a ver a un investigador privado? —preguntó Inesa, mirando al hombre con curiosidad.—Sí, señora. ―El hombre que había sido contratado por Inesa para seguir a Isabella le dio toda la información. ―Al parecer, la señorita Collins está buscando a su hijo —respondió el hombre.Los movimientos de Inesa se congelaron al escuchar esto. Sus ojos se entrecerraron y una sonrisa malvada apareció en sus labios.—¿Hijo? —dijo Inesa, sorprendida y luego intrigada.—Así es. Tuve que sobornar a una de las empleadas de la oficina. La información es 100 % segura. Ella está buscando a su hijo —confirmó el hombre, asintiendo.Inesa se reclinó en su silla, pensativa, y su sonrisa se volvió más pronunciada.—Así que la m*****a es madre, ¿eh? ¿Quién lo diría…? —dijo con una risa sarcástica. El hombre la observaba, esperando más instrucciones. —La pregunta es, si Sebastián lo sabe.―¿Quiere que siga investigando? —preguntó el hombre, ansioso.—Por supuesto que sí,
CAPÍTULO 28: VESTIDO DE NOVIA―Por favor quítese la ropa.―¡¿Q… qué?! ―los ojos de Isabella se abrieron sorpresivamente.La modista enviada por Sebastián suspiro.―Querida es para tomar tus medidas, el señor Ashford me ha encomendado la tarea de hacer tu vestido de novia y fue muy explícito en decir que quería lo mejor. Así que… ―la mujer la señaló de arriba abajo ―… fuera ropa.―Pero… es solo un vestido de novia, no veo porque yo…―No me asusta la desnudez. A ti tampoco debería ―la reprendió Monique, la mejor modista de la ciudad.Justo cuando Isabella iba a replicar la puerta se abrió, un sonriente Sebastián cerró la puerta detrás de él.―Veo que ya conoces a mi prometida, ¿eh?―Sí. Pero debo decir, señor Ashford, que es un poco remilgada para mi gusto.La risa de Sebastián llenó la habitación y las mejillas de Isabella se calentaron.―No veo por qué tengo que desnudarme para un simple vestido ―dijo Isabella, molesta por el tono burlón de Sebastián.―No es un simple vestido, señorita
CAPÍTULO 29: SABOTAJE.―¿Hiciste lo que te pedí?―Sí, señorita, todo se hizo como se ordenó.Inesa sonrió satisfecha.―Bien, te has ganado un buen pago. ―Extendió el cheque hacia la mujer y antes de que lo tomara, agregó ―¿Segura que nadie te vio?―Sí, señorita, me encargué de que no hubiera nadie cerca.Inesa le dio una mirada penetrante.―Está bien, pero recuerda, si caes, no te atrevas a relacionarme contigo, ¿está claro?―No, señorita, no diré nada.Inesa soltó el cheque y la joven lo guardó en sus pechos. Inesa se había puesto en contacto con ella y le ofreció una buena suma de dinero para que saboteara el vestido de novia de Isabella. La joven que tenía a su madre enferma vio una solución a sus problemas, sabía que estaba mal, pero esa fue su única salida. Así que cortó con unas pequeñas tijeras lugares estratégicos del vestido, por lo que este se rompería fácilmente.Una vez que se fue, Inesa subió a su auto.―Llévame a la catedral San Jorge, hay un espectáculo que presenciar.E
CAPÍTULO 30: UN PLAN QUE FALLA. Isabella caminó lentamente hacia el altar, su corazón latiendo con fuerza. Sentía que algo no estaba bien con su vestido. Al llegar junto a Sebastián, él pudo notar su incomodidad. ―Gracias, papá. ―le di una sonrisa y luego se inclinó hacia Isabella ―¿Qué sucede? No me digas que… ―Mi vestido… está mal. Sebastián la observó confundido y vio cómo ella sostenía deliberadamente la parte superior de su vestido. ―¿Qué pasa? ―No lo sé, pero… está como roto. ―¿Qué? Ese maldito vestido costó 10.000 dólares. ―Pues tu modista Monique, te estafo y por favor no maldigas en la iglesia, es pecado. Él apretó los labios y suspiró levemente. ―Genial, lo que nos faltaba ser la comidilla delante de todos, voy a arreglar cuentas con Monique. ―luego miró a los invitados ―Parece que la novia y yo tenemos un pequeño asunto que resolver. ¡No se vayan a ningún lado! El padre se sintió preocupado mientras Sebastián tomaba la mano de Isabella. ―Volvemos en un momento.
CAPÍTULO 31: SE CANSARÁ DE TI. ―Sebastián… ―Isabella se volteó esperando ver a su marido, su sonrisa se esfumó cuando vio a Inesa en la puerta, mirándola con ojos hostiles y casi echando humo por las orejas.―¿Qué quieres? ―preguntó frunciendo el ceño. Inesa cerró la puerta tras de sí con un movimiento deliberado y avanzó hacia ella, sus tacones resonando en el suelo de mármol. ―Lo que quiero, Isabella, es ponerte en tu lugar. Isabella se cruzó de brazos, tratando de mantener la calma. ―No tengo tiempo para sus juegos. Si tienes algo que decir, dígalo rápido. Inesa sonrió con frialdad, una sonrisa que no alcanzó sus ojos. ―Oh, tengo mucho que decir. Para empezar, no puedo creer que tengas la osadía de pensar que puedes reemplazarme. Sebastián puede haberte elegido, pero todos sabemos que solo eres una distracción temporal. Isabella sintió un nudo en el estómago, pero no dejó que Inesa lo notara. ―No tienes idea de lo que habla. Usted… Inesa soltó una carcajada fría. ―¿De ve
CAPÍTULO 32: UN REGRESO INESPERADO.Isabella, se giró bruscamente, tratando de ocultar su angustia.―No es nada, solo… solo una llamada.Sebastián se acercó dándole una mirada aguda.―¿Lloras por nada? ―preguntó, secando una lágrima que caía por su mejilla.Isabella se puso muy nerviosa. No podía decirle que su exmarido la había llamado y que le había dicho que tenía información de su hijo. Tenía miedo de cómo Sebastián reaccionaría. Se secó las lágrimas rápidamente y forzó una sonrisa.―Bueno, es que… mi mejor amiga me llamó y hablamos sobre la boda y… sé que no es una boda real, pero… no pude evitar emocionarme, yo…Sebastián relajó el rostro y la abrazó.―Entiendo, estás emocionada.―Sí ―dijo ella, cerrando los ojos y escuchando los latidos en su pecho.―Bueno, no tiene nada de malo, es tu boda al final de cuentas. ―la apartó suavemente y acunó su cara.― Ahora nos iremos de luna de miel. Vine a ver si estás lista.Isabella miró sus profundos ojos azules, eran del mismo color del cie