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CAPÍTULO 17: QUIERO QUE TE CASES CONMIGO.― ¿Leucemia?Mateo se puso de pie en cuanto Sebastián le dijo esto.―Sí, por desgracia mi hijo tiene esa maldit@ enfermedad.La expresión de Sebastián era de impotencia, se había quedado toda la noche con su hijo en el hospital y hoy sería dado de alta y regresaría a casa, su madre se quedaría con él mientras empezaba el tratamiento.― ¿Y qué vas a hacer? ―Mateo preguntó con cautela ― ¿Vas a seguir las indicaciones del doctor?Sebastián se dio la vuelta y lo miró serio.―Por supuesto que sí, él dijo que la opción más confiable era tener un bebe y eso haré.Su amigo alzó las cejas al escuchar su determinación.―Y la candidata es: ¿Inesa?―¿De qué rayos hablas? Nunca dije que me acostaría con Inesa. Ella no es la indicada para esto.―Bueno, es que todos sabemos que está enamorada de ti y creí que…―Voy a tener un hijo con Isabella ―Sebastián soltó muy rápido ―ella acepto el trato.Mateo sonrió divertido.―¿Perfecta? ¿Y qué la hace diferente de In
CAPITULO 18: CEO ARROGANTE―Mi padre está enfermo del corazón ―dijo Isabella directamente, su voz firme, pero con una vulnerabilidad que no podía ocultar. ―Y en este momento está en la unidad de cuidados intensivos. Yo… ―ella bajó la cabeza y miró sus manos para ocultar la vergüenza y la desesperación que sentía en ese momento. ―Yo no tengo cómo pagarlo. Esa es mi única condición, señor Ashford.Sebastián la miró por un momento, detallando sus expresiones. Y pudo ver la vergüenza en ella y esto lo hizo reflexionar sobre la situación tan desesperada en la que se encontraba. Lo que había investigado es que se había casado con el hijo mayor de la familia Becker, un imbécil con ínfulas de empresario. Decir que no sentía curiosidad por los pormenores de su relación sería mentirse, pero se recordó a sí mismo que solo era un acuerdo y que cada uno debía mantener sus pasados en privado.―Bien ―dijo finalmente ―Puedo hacerlo. Y para demostrar mi intención de ser benevolente, organizaré que tu p
CAPÍTULO 19: UNA ENEMIGA DECLARADAEn el jardín de la mansión Ashford.―¡Mi querida Coraline! ―exclamó Inesa con efusividad.La madre de Sebastián se puso de pie y la abrazó-―Querida, hasta que finalmente decides visitarme.―Es que he tenido mucho trabajo. Pero aquí estoy como prometí. ―dijo Inesa sonriendo.Acto seguido, la madre de Sebastián hizo una señal a una de las empleadas para que trajera té. Mientras se acomodaban, Inesa mencionó con delicadeza.―Supe lo de Nicholas, es una tragedia prácticamente.Coraline suspiró profundamente antes de responder.―Sí, todos estamos devastados. Nicholas es la luz de esta casa.―Lo sé ―dijo Inesa, con fingida preocupación ―y haré todo lo que pueda para apoyar a Sebastián.Hubo un breve silencio antes de que Coraline preguntara.―¿Ya te dijo mi hijo cuál es la solución?―¿Solución? ―Inesa frunció el ceño, confundida.―Sí, el médico habló ayer con ellos…―Espera, ¿ellos? ¿Quiénes?―Su asistente estaba con él, entró junto a Sebastián, parecía un
CAPITULO 20: SUSPENDE LOS ANTICONCEPTIVOS.Esa misma noche, Isabella se mudó al piso de Sebastián. Estaba relativamente cerca de la empresa y era extremadamente grande y lujoso. Isabella dio gracias al cielo de que, al menos, no tendría que verse demasiado en casa. Sin embargo, sus ilusiones se rompieron cuando la empleada le mostró su habitación.―El señor Ashford ordenó que durmiera aquí ―explicó la empleada, abriendo las puertas a una habitación grande, hermosa y lujosa; un palacio de comodidad.La puerta a un lado del vestidor llamó la atención de Isabella.―¿Y eso? ¿Para qué es?La empleada caminó hacia la puerta y comprobó que estaba cerrada.―Es una puerta que conecta con la habitación de al lado. Pero está cerrada, no tiene de qué preocuparse.Sin embargo, Isabella sí estaba preocupada. Tenía el presentimiento de que no le gustaría saber a quién pertenecía la habitación de al lado.―Y... ¿de quién es la otra habitación? ―insistió, su curiosidad mezclada con una sensación de int
CAPÍTULO 21: SEIS AÑOS CASADA Y ¿NO SABE DE AMOR?―Sebastián… ―el tono de Isabella era suplicante.―¿Te gusta esto? ―los labios de Sebastián se acercaron a su oreja, mordisqueando antes de bajar por su espalda.Ella contuvo un gemido, pero lo expulsó cuando ella giró de repente y le dio una palmada en el culo.―Sebas… ―su nombre murió en sus labios cuando repitió la acción, esta vez abofeteando su culo de nuevo.Isabella intentó girarse, pero el rodeo su cintura obligándola a quedarse quieta.―No, cielo… ―le susurró mientras su lengua le recorría toda la línea de su columna ―Te dije que íbamos a divertirnos y eso haremos.―Por favor… ―Isabella suplicó mientras él le acariciaba los pezones ―¿Podemos hacerlo ya?La risa de Sebastián llenó la habitación.―¿Ya?―S… sí.Él podía ver el nerviosismo en toda ella y esto le causó curiosidad. Siendo una mujer casada y dado como lo sedujo en el hotel, debía tener más experiencia en el sexo.«Seguramente está fingiendo. ¿Quiere mostrarse como una
CAPÍTULO 22: SEIS AÑOS CASADA Y ¿NO SABES DE AMOR? (II)Sebastián agarró sus caderas y frotó la cabeza de su polla contra su entrada, se hundió lentamente como si quisiera alargar el momento. Las manos de Isabella apretaron la sábana y sus piernas se estremecieron, el sujeto sus muslos mientras la penetraba y comenzó a moverse a un ritmo tortuoso.Extendió su mano y le acarició el clítoris, aumentando los envites dentro de ella, sintiendo cómo lo apretaba en su interior; sin embargo, para Sebastián no fue suficiente.Él quería sentirla toda.De repente sus embestidas tomaron un ritmo salvaje y ella gritó de sorpresa, su coño, apretándolo, una y otra vez. Sebastián apretó los dientes para reprimir el gemido de placer que casi escapa de sus labios, al sentir su apretado coño ordeñando su polla.―¡Maldición! ―la palabra salió siseada de sus labios y ya no pudo contenerse.Sebastián era más animal que hombre cuando abrió sus piernas e hizo que sus muslos descansaran en sus fuertes antebraz
CAPÍTULO 23: INVESTIGADOR PRIVADO.―¿Puedes regresar en taxi? ―Sebastián preguntó serio e Isabella asintió rápidamente ―Bien, ve a casa de mis padres, Nicholas está allá, sería bueno que pasarás tiempo con él, te extraña.―¿De verdad? ―Los ojos de Isabella se iluminaron y fue imposible para Sebastián perderse de ellos, de repente sacó su billetera y le entregó unos cuantos billetes y también una tarjeta negra.―Es para el taxi y esto ―dijo señalando la tarjeta ― es para tus gastos, como mi esposa no permitiré que sigas vistiendo de esa manera.Isabella miró su ropa y luego asintió. No era fea, pero si vieja, curiosamente Marcus nunca le dio dinero para renovar su guardarropa, ahora, comprendía por qué.―Está bien, muchas…―Llegaré a casa por la noche ―la interrumpió y le dio una última mirada para luego irse.Isabella miró su espalda, alejarse y suspiro, definitivamente era un hombre complicado, pero salvar a su padre y sobre todo encontrar a su hijo, valía cualquier sacrificio. Por es
CAPÍTULO 24: ¡VETE DE MI CASA!―¿Qué hace esta mujer aquí?Isabella giró, encontrándo la mirada desafiante de Coraline. A pesar de la tensión, mantuvo la calma.―Oh, usted debe ser la madre de Sebastián. Vine a visitar a Nicholas, Sebastián pensó que sería bueno que pasara tiempo con él.Coraline frunció el ceño, claramente insatisfecha con la explicación, y podía importarle poco lo que pensara su hijo. Se acercó a Isabella y la miró de arriba abajo con una frialdad que cortaba el aire.―No sé qué te habrás imaginado, pero aquí no eres bienvenida. Y no quiero que te acerques a mi nieto.Isabella apretó los labios, pero respiro hondo y dijo.―Suegra…―¡No me llames así! ―la madre de Sebastián exclamó indignada ―No sé qué hiciste para convencer a mi hijo, pero te advierto que yo no soy tan fácil como él. No me gustas y te lo digo de una vez. No te quiero como nuera y mucho menos como la madre de Nicholas, ¿entiendes? Así que vete, vete de mi casa, ¡ahora mismo!Isabella, aunque herida, s